Los jueces dirán en su momento si Luis Medina y Alberto Luceño son culpables o no de los delitos que les atribuye la Fiscalía Anticorrupción. No se les puede tachar de delincuentes, porque les ampara la presunción de inocencia como a cualquiera. Pero, mientras llega el veredicto de la Justicia, sí hay que decir que en este caso han sido dos sinvergüenzas sin escrúpulos, golfos e inmorales, dos hombres despreciables que se han aprovechado de la pandemia del coronavirus para cobrar unas escandalosas comisiones millonarias por facilitar al Ayuntamiento de Madrid la compra de material sanitario.
En marzo de 2020, cuando la pandemia ocasionaba cientos de muertes y contagios diarios y todos los países intentaban comprar un material sanitario que escaseaba, Luis Medina -hijo de la modelo Naty Abascal y del fallecido duque de Feria- consiguió por un conocido el teléfono de la responsable de esas compras en el Ayuntamiento de Madrid, habló con ella y le dijo que la llamaría su socio y amigo Alberto Luceño.
Por esa simple gestión, el comisionista Luis Medina cobró… ¡¡¡un millón de euros!!!, según desveló a finales de marzo el digital elDiario.es.
A partir de esa primera llamada telefónica la operación la llevó a cabo su socio y amigo Alberto Luceño, quien se presentó ante el Ayuntamiento como un «experto en importación de productos procedentes del mercado asiático», por lo que podía adquirir el ansiado material sanitario en fábricas de China y traerlo a España a través de una empresa malaya de la que él decía ser un agente exclusivo. Su intención, dijo, era «colaborar en la lucha contra la pandemia». La Fiscalía Anticorrupción afirma que ni tenía experiencia significativa en la importación ni trabajaba con fábricas en China ni era agente exclusivo de ninguna empresa malaya «ni actuaba movido por ninguna intención altruista».
De 11 millones en material sanitario, seis fueron para comisiones
Para «obtener un exagerado e injustificado beneficio económico», en palabras de la Fiscalía Anticorrupción, Alberto Luceño incrementó artificialmente los precios -hasta un 148% el de las mascarillas- y cobró de comisión el 60% del importe total de las mascarillas, el 81% del de los guantes y el 71% del de los test de antígenos que vendió al Ayuntamiento. Cuando llegó ese material, la corporación madrileña devolvió una parte porque los guantes eran de muy baja calidad y solo cubrían hasta la muñeca, y solo 75.000 de los 250.000 test adquiridos reunían las condiciones de fiabilidad necesaria.
Alberto Luceño cobró en comisiones… ¡¡¡cinco millones de euros!!! Y engañó a su amigo, ocultándole que había recibido mucho más dinero que él. En total, el Ayuntamiento pagó 11 millones por ese material sanitario y, de ellos, seis millones fueron comisiones para estos dos socios. La Fiscalía Anticorrupción se ha querellado contra Luis Medina Abascal y Alberto Luceño por estafa, falsedad documental y blanqueo de capitales. Un juez de Madrid ha admitido esa querella y les citará a declarar próximamente.
Compraron un yate, coches de lujo, relojes Rolex, un piso…
Con el dinero obtenido de esas millonarias comisiones, Luis Medina compró un yate por 325.00 euros y dos bonos bancarios por 200.000 euros cada uno. Alberto Luceño se gastó más de dos millones de euros en comprar una docena de coches de lujo (Aston Martin, Ferrari, Mercedes, Lamborhini, Porsche, McLaren y otros, alguno por un importe de 355.000 euros), tres relojes Rolex por un total de 42.450 euros y una casa de más de un millón de euros en Pozuelo de Alarcón (Madrid). La Fiscalía dice que hicieron esas compras para blanquear ese dinero.
El hijo de Naty Abascal ha declarado a El Confidencial que cobró el 8% del contrato como comisión de intermediario y que eso es lo normal en estos casos, aunque haya gente que no lo entienda. Entonces, ¿por qué la Fiscalía ha presentado una querella contra ellos y un juez la ha admitido a trámite? La explicación que ha dado Medina a El Mundo no tiene desperdicio: «Tengo un contrato perfectamente legal, he cobrado por mi gestión. No hay irregularidad alguna. La Fiscalía Anticorrupción, ya sabes, son todos de izquierdas y así actúan». Las carcajadas de los fiscales que hayan leído estas afirmaciones van a permanecer durante mucho tiempo.
Hay que ser muy miserable para decir que quieres colaborar contra la pandemia y aprovecharte para cobrar una comisión millonaria por una simple gestión. Aunque sea legal, es una conducta moralmente obscena.