Se acerca el 20-D, el día en el que unas elecciones generales pasarán a la historia de la política española porque la incertidumbre sobre quién será el presidente de España es tal que a estas alturas de la película ni los más acérrimos fans de las diferentes cuatro opciones con posibilidades se atreven a dar un pronóstico certero: si el señor maduro o cualesquiera de los tres jovencitos con ganas de darle la vuelta a toda esta historia.
Todas las encuestas dan ganador a Mariano Rajoy en el número de votos y diputados, pero en esta ocasión va a hacer falta algo más para subir a la poltrona, por lo que serán las elecciones más «pactadas» que jamás hayamos conocido. Hará falta el acuerdo de al menos dos partidos para poner presidente, lo que no sabemos es si será acuerdo de investidura o pacto de gobierno. En cualquier caso, el asiento del nuevo presidente estará cargado de «dinamita» los cuatro años siguientes, porque las idas y venidas del socio, o de los socios, pueden tener una carga brutal.
Y a estas alturas el número de indecisos es tal que cualquier metedura de pata hunde a un candidato. Todos se afanan por ser los más simpáticos y los más «normales». Quién nos diría hace apenas cuatro años que los popes de la política española acudirían a programas para bailar, correr en un todoterreno, enseñar su casa, irse de cañas, subir en globo… Lo que nunca se habían atrevido a hacer, ahora es de lo más normal. Como normal debería haber sido siempre si en realidad quieren ser como sus semejantes, los que al fin y al cabo les tienen que votar. Pero claro, en campaña vale todo.
Vamos, que a estas alturas todos quieren ser como el cachondo de Bertín Osborne, el prototipo de la simpatía y salvador de la 1 doblando con su programa de charleta la audiencia media de la cadena. Vuelve el buenrollismo, señoras y señores…
Por lo tanto, prepárense, que ya estamos metidos de lleno en el fregao y volverán los abrazos, besos y palmadas por doquier. Con el añadido, este año, de que será casi por Navidad. Y recuerden que en las provincias no se vota directamente ni a Rajoy, ni a Sánchez, ni a Rivera ni a Iglesias, sino a quienes serán sus diputados en el Congreso. A gente que supuestamente se va a preocupar por sus asuntos. A esos.
Sigan atentos a las televisiones, mañana mismo podemos ver a uno de los candidatos, o a varios, hacer el pino sin inmutarse. Es lo que tiene querer llegar al poder.
@CesardelRioPolo
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