Cuando el 60 por 100 de los ciudadanos, prácticamente todos los que votan, contestan que están en desacuerdo con la afirmación de que la mayor parte de los que se dedican a la política actúa con honradez, algo muy gordo pasa, algo hay que cambiar muy profundamente y ha de hacerse muy rápido, además.
A esta conclusión, entre otras muchas igual de terribles y demoledoras, llegaba la encuesta de Metroscopia para El País que el periódico publicaba ayer. La lectura detenida de sus conclusiones pone los pelos de punta a cualquier demócrata que proyecte el resultado a corto plazo que sobre el parlamento nacional pueden tener las opiniones mayoritarias de los españoles.
Y con razón.
Los partidos han jugado al oscurantimso, al y tú más, al pacto de sus sueldos y privilegios (olvidando todo lo demás), a apretar las tuercas a la prensa, como si los problemas dejaran de existir porque no los cuenten los medios de comunicación; a decir una cosa y hacer la contraria -y no solo durante esta crisis en la que Alemania nos ata las manos-; a alejarse de la realidad, a hablar de cosas que no interesaban a nadie para dejar de referirse a lo que le preocupa a su pueblo…
Los partidos han jugado con fuego y se han quemado. Y ahora se rasgan las vestiduras por los veredictos que los españoles emiten sobre ellos sin piedad. Hemos sido tan condescendientes durante tanto tiempo con la corrupción y los abusos, que, como españoles que somos, pasamos al otros extremo sin dudar.
Se nos ha acabado la paciencia y la piedad al mismo tiempo.
Sin embargo, sigue estando en manos de los políticos y sus partidos la solución, que pasa por la transparencia y por el pacto de medidas indiscutiblemente eficaces y creíbles. Y limpieza, mucha limpieza.
En esto de la corrupción no hay partidos relevantes que puedan tirar la primera piedra ni estar libre de pecado. La tentación para algunos es demaisado grande y el poder facilita tantas cosas, que allí donde haya personas puede haber comportamientos corruptos, como se demuestra al analizar los casos en todos los partidos que han tocado poder, ya sea nacional o nacionalista.
Por eso es tan importante prevenir, ponerse la venda antes de la herida.
Los comportamientos corruptos tapan a los honrados, -que yo sí que pienso que son la mayoría- y generan alarma.
Hasta el punto de que el 75, el 77 y el 79 por 100 de los encuestados piensa que ni PSOE ni PP ni CiU, respectivamente, están sabiendo hacer frente a las acusaciones de corrupción que pesan sobre algunos de sus miembros o dirigentes.
Para los que piensan que es fácil engañar al pueblo y que la opinión pública es sumamente manipulable, un dato: el 97 por 100 -muchos más de los que votan y votarán jamás- tienen clara la receta, que es que urge transparencia y hacer públicos cuentas y gastos de quienes tienen responsabilidades políticas, ya sea institucionales, ya patidarias.
En un país en el que el presidente del Gobierno no merece confianza al 85 por 100 de sus ciudadanos y el jefe de la oposición al 89… Urge transparencia y limpieza, mucha limpieza.