Agustín Yanel
Llegue a donde llegue finalmente el proyecto político Sumar, promovido por Yolanda Díaz, algo está ya bastante claro: la ausencia de las ministras Ione Belarra e Irene Montero y de otros dirigentes de Podemos en el acto celebrado el domingo 2 de abril en Madrid ha sido un error. Exigir un compromiso por escrito como condición previa para alcanzar un acuerdo, con el objetivo de pretender ser la fuerza política hegemónica en esa plataforma, demuestra escasa visión política, cierta ambición personal y poco respeto a la ciudadanía de izquierdas que reclama unidad por encima de personalismos. Están a tiempo de rectificar.
Era de esperar que, después del batacazo que sufrieron los partidos de la izquierda en las elecciones municipales y autonómicas de 2019 por presentarse tan divididos -sobre todo Podemos, que en varios parlamentos autonómicos perdió todos los escaños que tenía y en otros quedó reducido al mínimo-, hubieran aprendido la lección. De cara a las elecciones municipales y autónomicas del próximo 28 de mayo -a las que no se presentará Sumar- parece que sí la han aprendido, y así lo demuestra el hecho de que Podemos, Izquierda Unida y otras fuerzas políticas han alcanzado ya más acuerdos que en los comicios anteriores para presentar candidaturas conjuntas en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas.
Los problemas, la polémica y los reproches mutuos han surgido al hablar de las elecciones generales del próximo diciembre. Un sector de Podemos apoya la iniciativa Sumar y el domingo acudió al acto en el que Yolanda Díaz anunció lo que se esperaba: que será candidata a la Presidencia del Gobierno, con una plataforma transversal que pretende agrupar a muchos partidos situados ideológicamente a la izquierda del PSOE.
La exigencia de un pacto previo por escrito a Sumar divide a Podemos
La mitad de los 33 diputados de UnidasPodemos-En Comú Podem-Galicia en Común apoyan el proyecto de Yolanda Díaz y buena parte acudieron el domingo al polideportivo Magariños para acompañarla en su presentación como candidata, bajo el lema Empieza todo. También asistieron dirigentes de la formación morada de algunas autonomías, que no comparten la actitud de la cúpula de Podemos de exigir a Sumar un pacto previo por escrito de comprometerse a celebrar elecciones primarias cuando Díaz ha dicho siempre que sí las habrá.
También asistieron representantes de una docena de partidos: una amplia representación de Izquierda Unida, con su coordinador federal y ministro de Consumo, Alberto Garzón, a la cabeza; En Comú Podem y Galicia en Común, que integran el grupo parlamentario en el Congreso con Unidas Podemos; Más Madrid y Más País, Compromis, Equo, Batzarre, Iniciativa del Pueblo Adaluz y otros. Y faltó la cúpula de Podemos.
Entre quienes llenaron el polideportivo Magariños el 2 de abril se respiraba ilusión y esperanza. Yolanda Díaz habló durante los 50 minutos y fue interrumpida 70 veces por aplausos. Era como si, con independencia de lo que ella dijera, un público totalmente entregado quisiera demostrar que confian en la plataforma Sumar y quieren que sea el instrumento unitario de la izquierda a la izquierda del PSOE, incluyendo a Podemos, para las elecciones generales. Por eso se equivocó la cúpula del partido morado al no asistir.
Vox se beneficiaría si hay varias candidaturas de izquierdas
Pero también se equivoca Yolanda Díaz al haber declarado, en una entrevista en El País, que si Sumar se presenta a las elecciones generales sin incluir a Podemos no será un fracaso. Si eso llega a ocurrir es fácil que se repita lo de las municipales y autonómicas de 2019: con varias candidaturas a la izquierda del PSOE, y el desánimo que eso produce y lleva a la abstención, al repartir los escaños de las provincias que tienen cuatro o cinco saldría beneficiado el tercere partido en número de votos, Vox, y las posibilidades de formar un Gobierno de coalición se esfumarían. Y si no, a tiempo.
Si respetan a la ciudadanía situada ideológicamente a la izquierda del PSOE, están obligados a seguir hablando para alcanzar un acuerdo, con sentido común, teniendo en cuenta la implantación real de cada partido en la sociedad y, sobre todo, sin hablar aún de reparto de puestos en las listas. Es demasiado pronto para eso.
En Sumar tienen que reconocer el importante papel que Podemos ha representado como revulsivo de la vida política, pero el partido morado no debe pretender estar por encima de los demás en esa plataforma transversal. Un dato a tener en cuenta: Izquierda Unida tiene 2.000 concejales y cerca de 200 alcaldes; Podemos no llega al centenar de concejales y una decena de alcaldes.