Este mes de agosto ha comenzado pareciéndose bastante poco a los agostos de años anteriores. La vida política está siendo la principal protagonista de un mes que tradicionalmente se caracteriza sobre todo por vacaciones, descanso, viajes, festivales y poca actividad de los partidos políticos. Si no fuera por la llegada masiva de turistas extranjeros, que continúa batiendo récords, y por el calor, que nos recuerda cada día en qué época estamos, podríamos pensar que la hoja del calendario no ha llegado aún al mes más dedicado tradicionalmente al descanso veraniego.
Basta con leer cualquier periódico, en papel o digital, para percatarse de que agosto de 2016 está siendo un mes poco normal comparado con los anteriores. Y eso se puede comprobar también al escuchar la radio o ver la televisión. Incluso el rey Felipe VI va a disfrutar unas vacaciones atípicas, más cortas de lo habitual e interrumpidas con viajes desde Palma de Mallorca a Madrid para seguir de cerca las negociaciones para intentar formar un Gobierno que todo el mundo pide a gritos.
Los diarios abren cada día sus páginas con muchas noticias políticas, lo mismo que los informativos de la radio y la televisión. Las tertulias políticas no se han dado un mes de descanso este año, en contra de lo que ocurría con muchas de ellas en ocasiones anteriores. Incluso se mantienen los debates políticos en varias cadenas de televisión, como si estuviéramos en marzo o en octubre.
EL TRABAJO DE LOS POLÍTICOS
No es mala tanta actividad, porque no es malo que los políticos trabajen en agosto, claro que no. Es bueno, porque el país lo necesita, y los medios de comunicación tienen que reflejarlo. Lo malo es que, a juzgar por lo que se está viendo en sus comportamientos y en sus declaraciones, parece que los líderes de los cuatro principales partidos están trabajando más por mantener su puesto en el Gobierno o en su partido, según los casos, que por buscar la mejor manera de manejar las riendas de una caballería llamada España que camina a paso lento aunque hay quien se empeña en hacer ver que ya marcha al trote.
El inicio de agosto está siendo poco normal, y el panorama político permite vaticinar que todo el mes continuará lo mismo, como si España hubiera vuelto a aquella época en que el franquismo buscaba turistas extranjeros vendiendo el sol, las playas y los paisajes con el famoso lema Spain is different (España es diferente): ahora habría que decir «agosto es diferente».
Lo que en otros países sería incomprensible, aquí parece que se está convirtiendo en algo normal. Algunos ejemplos:
INCREÍBLE, PERO CIERTO
–Mariano Rajoy no dice con claridad si se presentará a un debate para ser investido de nuevo presidente del Gobierno o no, pero pide a otros partidos que le apoyen para serlo.
–Pablo Echenique (Podemos) tuvo a su servicio a un asistente sin darle de alta en la Seguridad Social, en contra de lo que establece la ley, pero Pablo Iglesias le defiende y apoya porque dice que lo que ha hecho es «un ejercicio de ejemplo moral».
–El Parlament catalán ha decidido iniciar el proceso para declarar unilateralmente a Cataluña como un Estado independiente de España, a pesar de que el Tribunal Constitucional ya les había dicho que no podían hacerlo. Por eso, ese mismo tribunal ha anulado esa decisión y les ha advertido del delito que cometerán si persisten en ello, pero la presidenta del Parlament y los líderes de los partidos independentistas han dicho que no cumplirán lo que les ha dicho el Constitucional, pese a que las leyes les obligan a ello.
-Por primera vez en la democracia, los ocho diputados del Partit Demòcrata Català -la formación sucesora de la desaparecida Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) de Jordi Pujol– no tendrán un grupo propio en el Congreso ni el el Senado, porque no cumplen uno de los requisitos exigidos legalmente para constituirlo, y eso supondrá para ellos mucho menos dinero en asignaciones y menos tiempo para intervenir. Sus dirigentes no hacen caso a que no han obtenido el 15 por 100 de los votos en las cuatro provincias de Cataluña donde se han presentado, como establece el Reglamento del Congreso para poder formar un grupo, y dicen que esta decisión ha sido en represalia porque han acordado convertir a Cataluña unilateralmente en un Estado independiente.
–Albert Rivera (Ciudadanos) se dedica a decir a Pedro Sánchez y los 85 diputados del PSOE lo que tienen que hacer -que cambien de opinión y se abstengan en la votación para permitir la investidura de Rajoy, en vez de votar en contra- , pero al mismo tiempo dice que sus 32 diputados no modificarán su postura y se abstendrán en la segunda votación, en vez de apogar a Rajoy para poder constituir el Gobierno que él también reclama.
Estos son solo unos cuantos ejemplos de actitudes o declaraciones que cualquiera puede considerar poco normales, excepto sus protagonistas y sus seguidores. Mientras tanto, los ciudadanos siguen asistiendo al lamentable espectáculo diario -hay que decirlo, una vez más- de ver a cuatro líderes políticos que son incapaces de ponerse de acuerdo para formar un Gobierno acorde con lo que han dicho las urnas. Y así llevamos casi ocho meses. ¿Será que es verdad eso de que España es diferente? Este mes de agosto, al menos, lo está siendo.