Apenas un mes de legislatura y ya han quedado claras las líneas maestras que cada actor político va a seguir.
En el Gobierno, el presidente y líder del PSOE, Emiliano García-Page entronca con su antepasado José Bono y tira de fondo de armario con algunas de las actuaciones que mejores resultados dieron a los socialistas en el respaldo de los castellano-manchegos. Las reivindicaciones antitrasvase y el afianzamiento de espacios naturales frente a megaproyectos del Estado, que el Ejecutivo de la comunidad autónoma consideró perjudiciales, fueron constantes en 21 años de Bono y el éxito en las batallas planteadas hicieron que el expresidente se convirtiera en imbatible en las urnas y el PSOE en una especie de Partido Regionalista de Castilla-La Mancha.
En ese sentido, Castilla-La Mancha vuelve a ser Castilla-La Mancha. El Gobierno recurre el último trasvase del Tajo al Segura, que se aprobó con los embalses de cabecera por debajo del 18 por 100 de su capacidad, y prepara toda una batalla legal y medioambiental con el Gobierno de España en contra de la instalación del ATC y con la Unión Europea como árbitro.
El PSOE siempre estuvo en contra de la instalación del ATC en Villar de Cañas, incluyeron en el programa electoral parar el proyecto y las dudas planteadas por técnicos y colectivos ecologistas sobre la idoneidad de los terrenos, junto con el acuerdo de investidura con Podemos, también en contra del almacén de residuos nucleares, no han hecho sino de palanca para precipitar la decisión. Y es que apenas 20 días después de tomar posesión, el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, se veía ante la prensa siguiendo instrucciones del presidente para anunciar que se amplía el espacio protegido de la laguna del Hito y que, en consecuencia, no es posible construir el ATC en esa zona.
El Gobierno de España reaccionó de inmediato y, aparentemente, sin ninguna preocupación por la medida de la Junta. Y el PP castellano-manchego también se ha manifestado en contra de la medida del Gobierno regional, que además considera que no se adecúa a la ley.
Sea cual fuere el desarrollo y el resultado, se vuelve a repetir la película y los actores, exactamente en las mismas posiciones, que las batallas que llevaron a la conversión de Anchuras en el Parque Nacional de Cabañeros, en lugar del campo de tiro que quiso hacer a finales de los 80 el Gobierno de España y a variar el trayecto de la Autovía Madrid-Valencia para salvar las Hoces del Cabriel. Cabañeros y las Hoces son hoy símbolos de la región y de su lucha en defensa de sus intereses. Actualmente nadie osaría decir que las opciones del Gobierno de España eran mejor, pero las batallas comenzaron cuando ambos espacios eran desconocidos y carecían de interés para la gran mayoría. ¿Se volverá a repetir la historia con el ATC y Villar de Cañas?
Como digo, apenas un mes y las estrategias ya están claras. En el lado del PP de María Dolores de Cospedal se hace evidente que cuesta adaptarse al nuevo papel de oposición, como ya le ocurrió al PSOE. El mensaje sigue siendo el mismo que cuando estaban en el Gobierno y las caras también, así que sus intervenciones y ruedas de prensa son perfectamente predecibles. La relación entre los grandes partidos seguirá siendo agria, es lo que se ve venir. Para con Podemos el PP también ha enseñado sus cartas y juega a provocar tensión en el acuerdo de investidura con el PSOE que hizo presidente a Page. Los portavoces “populares” acusan a Podemos de tragar y tragar con todo lo que les ponen los socialistas. Francisco Cañizares hasta se permitió en un Pleno parlamentario aconsejar a José García Molina separarse un poco del PSOE o perderá el apoyo de las bases podemitas.
Molina se rió y prometió a Cañizares libros de “filosofía positivista”. El líder de Podemos, conocedor y apasionado de la filosofía, tira de ella y de sus autores en sus intervenciones parlamentarias y ha adoptado un papel de equidistancia igualmente antiPSOE y antiPP en discursos y ruedas de prensa. Seguramente no por hacer caso a Cañizares, pero los hechos sucedieron así, minutos después de ser aconsejado por el portavoz “popular” separarse del PSOE, Molina se plantó ante los medios para decir que el PSOE no estaba cumpliendo bien los compromisos del acuerdo de investidura y que de continuar así se replantearían el apoyo que hasta ahora les han venido prestando en cada votación.
Desde fuera no parece que las cosas estén tan mal. Pero lo cierto es que, también se ve venir, tensiones habrá y, sobre todo, hay elecciones generales en unos meses y tanto a Podemos como al PSOE les interesa diferenciarse para que su electorado tenga claro que están juntos ocasionalmente, pero nunca revueltos.
Como digo, casi todo se ve venir. También que la radiotelevisión pública seguirá siendo noticia. Los responsables nombrados por el PP apuran sus últimos días atrincherados y escudados en argucias legales que pretenden evitar lo inevitable. El PP sigue gastando energía defendiendo a Nacho Villa, porque María Dolores de Cospedal, en pleno apogeo de su poderío político, cuando tuvo que nombrar director general de RTVCM y pudiendo elegir entre los mejores periodistas de España optó por el más fanático. Y, claro, ahora el PP tiene que pasarse todo el día defendiéndolo de lo indefendible.
El tema va a seguir. Primero porque costará mucho reconstruir el Ente, que Villa ha destrozado por dentro y por fuera. Y segundo, porque la difusión de lo que los gargantas profundas que han cambiado de bando empiezan a contar dará para mucha tinta. ¿Cuánta más energía empleará el PP en defender a un tipo que ni le ha interesado, ni le interesa, ni le interesará Castilla-La Mancha?… Espero que poca más, porque en la oposición hacen falta todas las fuerzas, no solo para controlar al Ejecutivo, sino para volver a recuperar los votos necesarios para gobernar.
Pues eso, que ha transcurrido apenas un mes de los 48 que integran la legislatura, pero ya hay muchas cosas que se ven venir. Sin embargo, tengo para mí que serán cuatro años con muchas novedades y sorpresas.
¿Vosotros, queridos lectores, qué pensáis?