Todo el mundo lo sabía o nadie tenía muchas dudas al respecto, pero cualquier vistazo a la realidad más cruda dice que, efectivamente, años de continuos trasvases de agua del Tajo al Segura ha dejado una zona de Castilla-La Mancha más pobre, mucho más, porque a base de martillear terminas haciendo agujero. O, lo que es lo mismo, se ha desvestido a un santo que tenía ropaje para años por intentar vestir otro que, a pesar de todo, continúa reclamando sus mal entendidos «derechos» perennes sobre al agua.
Viene esto a cuento por el informe que lleva por nombre «Estudio de los impactos socioeconómicos del Trasvase Tajo-Segura sobre los municipios ribereños de los embalses de la cabecera de Entrepeñas y Buendía», cuyas líneas básicas les adelantó encastillalamancha.es el domingo 4, realizado por el Grupo de Investigación del Tajo de la Universidad de Castilla-La Mancha (sus integrantes son Enrique San Martín, Beatriz Lara y Nuria Hernández-Mora) y que habla, sin tapujos, de las consecuencias del inacabable trasvase.
Por ejemplo, ¿se imaginan que las ciudades de Toledo o Cuenca perdieran en apenas ocho años la mitad de sus plazas turísticas? Impensable salvo por causas ajenas, ¿verdad? Pues eso es lo que ha sucedido con el negocio turístico de la zona. Y todos los argumentos para entenderlo llevan a la misma conclusión: la escasez de agua en Entrepeñas y Buendía, embalses de cabecera del río Tajo.
La pérdida de población por el trasvase es un escándalo
Triste, ¿no? De ahí lo de desvestir casi por completo a un santo para vestir a otro. Vamos, que le han dejado en calzoncillos.
Otro dato terrorífico: donde estaba el agua ya no se riega. En los municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía que se encuentran en la provincia de Cuenca, solo hay, atención al dato porque es real como que no hay agua, solo hay un 1 por 100 de hectáreas de regadío. Y en los de Guadalajara apenas llega al 1,7 por 100. Rodeados de agua como estaban. El paraíso en la otra esquina, pero se lo quitaron por una tubería que termina en el Levante. Delante de sus ojos, al lado de sus cosechas…
Y ante esta tesitura, ¿qué hicieron muchos de los paisanos que vivían por esos lares? Marcharse, no les quedaba otra. Desde tiempos ha el ser humano siempre iba donde corría el agua. Si te lo quitan, pues a otra cosa. Atención: en los pueblos ribereños de la provincia de Guadalajara, allí por donde agoniza Entrepeñas, desde los años 50 del siglo XX a esta parte se ha perdido ¡el 40 por 100 de la población! Claro, que peor ha sido en la provincia de Cuenca, en la zona donde malvive Buendía: aquí el dato es estremecedor, se ha marchado casi el 73 por 100 de los humanos. Con la música a otra parte.
Todo esto, sí, gracias a la obcecación de mantener vivito y coleando el trasvase Tajo-Segura.
Pobre gente, pobre agua…
Y ahora, cuando quieran, hablamos de la solidaridad castellano-manchega.
@CesardelRioPolo
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