Mariano Rajoy cumple 100 días de Gobierno-vorágine y entre las numerosas cuestiones que faltan por cambiar en esto que ha sido un país-trampa durante muchos años es la ineludible reforma autonómica, aquella que, cuanto menos, debería decidir si dejamos que cada comunidad autónoma siga siendo un reino de taifas, con sus batallitas incluidas, o moderamos el sistema y Papá-Estado se hace cargo de determinadas transferencias que, como hemos podido comprobar, ha llevado a las diferentes regiones del Estado a hacer cada una de su capa un sayo y a estar sumidas en una deuda económica tan galáctica que parece una broma pesada cada vez que hablamos de miles de millones de euros que se han gastado, muchos de ellos sin ton ni son, y de los que ahora nadie se hace, ni siquiera un poquito, responsable.
¡Y póngase usted a buscar ahora esos milloncejos de ná!
¡Gasta millones! Como los bienes que se esconden, sin pagar los correspondientes tributos, y forman lo que conocemos como dinero negro. Un informe (datos leídos en El Faro de Vigo, que a su vez hace referencia a Gestha, una organización que agrupa a los técnicos de Hacienda del Estado) deja a Castilla-La Mancha como la tercera comunidad autónoma con mayor fraude a Hacienda. ¡La tercera! Delante de nosotros, La Rioja y Canarias.
Ni el Lazarillo lo hubiera hecho mejor.
Antes pícaros, ahora… Pongan ustedes el calificativo que quieran, el mío sería demasiado grueso. Quien siembra, recoge. Y ahora a expiar, que ya estamos en Semana Santa. Y que da para todos. Muchos de los que se esconderán bajo un capuchón (no confundir con quienes honran su fe sea o no santa la semana del año en la que nos encontremos) se habrán «jartao» de hacer todas las trampas posibles, pero como un rezo vale más que… ¡Ay, como Dios no les pille confesados…!
Días de perdón. Como los que les espera a aquellos que hayan defraudado a Hacienda cuantas veces hayan querido y ahora les llega una amnistía en toda regla. Cuando el Estado está en la más absoluta de las ruinas todo vale, incluso apelar al dinero negro para convertirlo, notario por medio (digo yo que la Justicia, tan independiente ella, tendría algo que decir ante una decisión política de este calado) en moneda de curso legal.
Por cierto, ¿por qué no podríamos plantearnos una amnistía hipotecaria? Solo por poner un ejemplo.
Tenemos lo que nos merecemos. Trampa por aquí, delito por allá. Así durante años y años. Pasaban a nuestro lado y hacíamos como que no lo veíamos. Quizás porque en la complicidad va la penitencia. Aprovechemos y salgamos tapados por las calles. Expiemos pero sin que nos reconozcan. Al menos será un breve respiro para nuestra conciencia.