Dice y repite Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, que las protestas por el deterioro de la Sanidad pública -sobre todo, en la asistencia primaria- son una maniobra política contra ella, orquestada por una oposición que quiere implantar la ideología comunista. Habrá que deducir, entonces, que el domingo 13 de noviembre varias calles de la capital se llenaron de comunistas cuando más de 200.000 personas, según la Delegación del Gobierno (670.000, según los organizadores), se manifestaron en defensa de la Sanidad pública.
¿Pero hay tantos comunistas en Madrid? Podría ser, porque el Partido Comunista de España fue legalizado por el Gobierno de Adolfo Suárez el 9 de abril de 1977 y, desde entonces, cualquiera puede afiliarse a él. Entonces, ¿por qué no tiene más votos Izquierda Unida -la federación en la que está integrado el PCE y con la que se presenta a las elecciones- o, en los últimos años, Unidas Podemos, la candidatura que incluye a IU?
Mentiras, descalificaciones del adversario e insultos
¿Acaso, a la hora de votar, tantas decenas de miles de comunistas no depositan en la urna la papeleta del partido con el que se sienten identificadas? Obviamente, ni hay tanta gente desertora de esa ideología al votar ni existen tantos seguidores del comunismo. Lo que ocurre, simplemente, es que Díaz Ayuso miente con todo descaro, a sabiendas de que está mintiendo, cuando achaca estas protestas a una maniobra política de la izquierda contra ella. Es su manera de hacer política: con mentiras, descalificaciones de los adversarios políticos, insultos…
Con independencia de la guerra de cifras que siempre existe en todas las manifestaciones, del tipo que sean, lo indiscutible es que varios centenares de miles de personas abarrotaron el domingo la madrileña plaza de Cibeles y las calles que dan acceso a ella, y gritaron contra la política que viene aplicando Díaz Ayuso con la Sanidad pública. Por cierto, la misma que aplicó su mentora Esperanza Aguirre, cuya fiebre privatizadora fue frenada por las protestas de la ciudadanía en la calle.
Y no, tantos miles de personas no eran comunistas. Seguro que había personas de esa ideología en la manifestación, con todo su derecho a pensar así, pero quienes convocaron la protesta no fueron los comunistas ni los partidos de la ultraizquierda a los que tanto cita la presidenta madrileña. La convocaron los movimientos vecinales y a ella acudieron gentes de toda condición: jóvenes, jubilados, familias con sus hijos, médicos y demás personal sanitario, sindicatos profesionales de la Sanidad, personas de la cultura y otras que coinciden en defender una Sanidad pública universal, gratuita y de calidad; y protestan por el deterioro que, cada vez más, sufre este servicio público en la Comunidad de Madrid.
Escuchar más a la ciudadanía y al personal sanitario
Si Isabel Díaz Ayuso escuchara más a la ciudadanía y a los profesionales de la Sanidad, que cada día denuncian esa situación en todos los medios de comunicación -y que nadie dude que la mayoría de los medios no son precisamente enemigos de ella y su Gobierno, que riega a muchos con generosas cantidades de euros en publicidad institucional-, podría pensar que quizá tengan al menos algo de razón quienes tanto se quejan. Y tal vez se le ocurriría contar más con quienes sufren directamente los problemas para buscar soluciones.
Pero parece que ella solo escucha a su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, y a miembros de su Gobierno y de su partido que, como los lameculos, solo le dicen lo que ella quiere escuchar. Y permítanme utilizar esa palabra, que puede sonar mal a algunas personas pero que es una más de la lengua española para definir, según la Real Academia Española de la lengua, a una «persona aduladora y servil».
Hacer el ridículo por defender a la presidenta
Hay quienes, en su afán por defender a Díaz Ayuso y no decir algo que pueda molestarle, hacen el ridículo y producen vergüenza ajena con sus declaraciones. Uno de ellos ha sido el portavoz del PP en la Asamblea de Madrid, Pedro Muñoz Abrines, quien ha dicho que esta manifestación ha sido «un rotundo fracaso». Con al menos 200.000 personas en la calle, un fracaso. ¡Qué nivel!
Es cierto, como dice Isabel Díaz Ayuso, que la Sanidad tiene problemas en toda España. Pero también es cierto, y esto no lo reconoce ella, que la Comunidad de Madrid es de las que menos gasta por habitante en sanidad; de las que tienen menos personal de enfermería en atención primaria y menos médicos de familia; de las que más deterioro ha tenido este servicio público desde hace muchos años…
En la dirección nacional de PP y en algunos dirigentes regionales ya empieza a existir preocupación por la actitud de Isabel Díaz Ayuso ante las protestas por la situación de la Sanidad. Ella, guiada por los consejos de Miguel Ángel Rodríguez, culpa de todos los problemas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, incluso de los de la Sanidad que son competencia de las comunidades autónomas; descalifica a médicos y personal sanitario y los relaciona con partidos de ultraizquierda; responde a todas las críticas hablando de ETA y de los pactos del Gobierno central con los independentistas… Y todo ello, entre declaraciones diarias a cuál más disparatada y bochornosa. ¿A dónde le llevará esta manera de hacer política?