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13/03/2014junio 9th, 2017
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¿Qué pensaría usted, que ahora lee estas líneas, si su empresa decidiera rebajarle el sueldo y, sin previo aviso y sin negociarlo, pasara de cobrar ¡¡¡un 75 por 100!!! menos que el salario que venía percibiendo hasta ahora? ¿Algo impensable? Eso parece, pero algún empresario lo ha hecho.

Hay empresarios -malos empresarios, que no son todos- que están utilizando la dura crisis económica como excusa para reducir los salarios más allá de lo que necesitarían y de lo que aconseja el sentido común; para eliminar derechos de los trabajadores ganados a pulso durante años y, en definitiva, para establecer unas condiciones laborales cada vez más precarias. «Los salarios son muy elevados», generalizan, cuando la realidad demuestra lo contrario: hay salarios elevados, claro que sí, pero la mayoría no lo son y muchos incluso hay que calificarlos de sueldos de miseria.


NEGOCIAR, SIEMPRE NEGOCIAR

Otros empresarios más inteligentes -los que aplican el sentido común, además de las leyes- han optado por afrontar estos tiempos de vacas flacas negociando con los trabajadores las medidas que deben adoptar para superar el temporal y han acordado que los recortes recaigan sobre todo el personal, incluyendo tanto a quienes perciben sueldos no elevados como a los jefes y directivos, de manera proporcional a la cantidad que percibe cada uno. O han decidido poner en práctica otras medidas para salvar la empresa, contando con la imprescindible colaboración de los trabajadores.

La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, parece que no tiene muy claro que siempre es más justo y da mejores resultados negociar que imponer unilateralmente recortes. Ella, como todo el Gobierno, repite una y otra vez que la reforma de las leyes que regulan el mercado laboral -que inició Zapatero y completó y endureció aún más Rajoy– ha servido para reducir el número de despidos. Falso. Al haber abaratado mucho lo que cuesta despedir a una persona -una indemnización de 20 días de salario por cada año que se ha trabajado, pero con un tope máximo de 12 mensualidades-, muchos empresarios -malos empresarios, hay que repetirlo- han aprovechado para reducir sus plantillas más de lo que necesitaban y para disminuir los salarios hasta niveles inaceptables. Quieren ganar más dinero incluso en plena crisis y, para ello, aprovechan que la ley ha debilitado enormemente la capacidad de los trabajadores para negociar y permite a la patronal hacer casi todo lo que quiera.

DE 3.000 A 645 EUROS AL MES

Un ejemplo. El verano pasado, la empresa Imesapi -perteneciente al grupo de la importante constructora ACS, que preside Florentino Pérez y que se dedica al mantenimiento de cabinas de teléfono- decidió reducir el salario a sus trabajadores. Dicho y hecho: sin negociar previamente, y acogiéndose a uno de los artículos de la reforma del mercado laboral, dejó de aplicar el convenio colectivo vigente y disminuyó los sueldos un 75 por 100 dejándolos en los 645 euros del salario mínimo interprofesional (SMI). De la noche a la mañana, quienes cobraban cerca de 3.000 euros brutos pasaron a percibir 645 euros.

La legislación laboral que tanto elogia la ministra -no va a decir que es mala, porque la ha aprobado el Gobierno del que ella forma parte- permite al empresario modificar los salarios y otras condiciones de trabajo en el caso de que transcurra un año desde que caduca el convenio colectivo y no hayan negociado otro. Pero esa empresa traspasó los límites de la más elemental lógica, al reducir tan desmesuradamente los sueldos, y ahora un juez de Barcelona ha anulado esa decisión porque la considera «injustificada, ilícita, contraria a derecho» y, además, porque vulnera el derecho constitucional a la negociación que tienen los comités de empresa como representantes de los trabajadores, que en este caso lo habían solicitado reiteradamente.

EL PERIODISMO, EN SU PEOR MOMENTO

Otro ejemplo. Una importante empresa periodística siempre ha pagado el 24 y 31 de diciembre como días festivos. Pero en 2013 quiso ahorrarse unos euros y los pagó como días laborables ordinarios, sin comunicarlo antes a los trabajadores y, por supuesto, sin negociarlo con el comité de empresa. Cuando éste preguntó, explicaron que esos dos días no son fiestas oficiales y por eso habían decidido unilateralmente abonarlos como días laborables ordinarios. En este caso ha bastado que el comité anunciara que iba a presentar una denuncia en el juzgado para que la empresa, con sentido común, haya rectificado y vaya a abonar las diferencias de dinero.

Del sector de los medios de comunicación casi sería mejor no hablar, porque la situación es desoladora: más de 11.000 profesionales despedidos en los seis últimos años, cierre de varios centenares de medios, importantes reducciones salariales en las empresas grandes y en las pequeñas, horarios interminables sin cobrar horas extras, trabajadores sin contrato, becarios que sólo perciben una modesta ayuda para comida y transporte pero que son utilizados para sustituir al personal de la plantilla…

Muchos responsables de medios de comunicación, como también los de empresas de otras actividades, repiten a diario que los salarios son demasiado elevados. O mienten o no están bien informados. La gran mayoría de los trabajadores no cobraba antes grandes sueldos y ahora, tras los recortes de los últimos años, son aún más bajos. ¿Se acuerdan de cuando se hablaba de los mileuristas como trabajadores mal pagados? Pues hay muchos miles y miles de trabajadores que perciben menos de esa cantidad… y encima lo agradecen por no estar en el paro.

La ministra Báñez debería enterarse de estas cosas, si es que no las sabe ya; debería dejar de especular en defensa de su reforma laboral sobre los despidos que supuestamente ha evitado y aceptar que, con tales cambios en las leyes, se ha favorecido el despido como demuestran los datos; debería pensar que si siguen bajando todavía más los salarios, la ciudadanía consumirá menos y no contribuirá a reactivar la economía para salir de la crisis económica. Pero, como ya ha demostrado sobradamente que no está dispuesta a nada de esto, lo mejor que podría hacer para favorecer a los trabajadores es dimitir o pedir a Mariano Rajoy que la destituya y la incluya en la candidatura del PP al Parlamento Europeo, donde podría hacer un buen trabajo como eurodiputada, mucho más eficaz que el que ha desarrollado al frente de la cartera de Empleo y Seguridad Social.

Y EN CASTILLA-LA MANCHA…

Que el consejero de Sanidad y Asuntos Sociales, Ignacio Echániz, ofrezca datos del año 2006 para intentar demostrar que las listas de espera en los hospitales eran mucho peores con el gobierno del PSOE que en la actualidad suena a broma… si no fuera porque la salud de la ciudadanía es algo muy serio.

¿Existen hoy listas de espera demasiado prolongadas en los hospitales públicos de la región? ¿Hay quirófanos cerrados por las tardes? ¿Se desvían pacientes a centros privados? ¿Hay enfermos en los pasillos del servicio de urgencias? ¿Son ciertas las denuncias de algunos médicos sobre muertes por falta de la atención adecuada y a tiempo? Estas y otras preguntas son las que la ciudadanía quiere saber y no si el Gobierno de hace siete u ocho años, con el socialista José María Barreda al frente, gestionaba la sanidad peor que el de María Dolores de Cospedal y tenía más tiempo de espera o más enfermos en los pasillos?

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