«Estuvimos demasiado solos a pesar de que (el 22 de mayo de 2011) se celebraba en Castilla-La Mancha la madre de todas las batallas. Y a pesar de eso conseguimos el 43 por 100 de los votos. Aguantamos muy bien y perdimos por solo un escaño. Nos hubieran faltado 1.500 votos más en una circunscripción y la situación, ahora, sería otra»
Parte de reproche para el anterior Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, parte de mérito para los socialistas castellano-manchegos. Fue la posición que adoptó el expresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, durante la presentación del informe de gestión que, como secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha (hasta las seis de la tarde del sábado 25 de febrero, cuando será sustituido por Emiliano García-Page) realizó delante de los militantes en el X Congreso Regional.
Minutos antes había insistido en que aunque era imprescindible mantener las políticas sociales que habían conseguido los socialistas en España, «no pudimos parar el tsunami de la desafección al PSOE» en España. «Un tsunami que no se originó en Castilla-La Mancha, ni en España ni en Europa, pero al llegar a las costas españolas fue demoledor». Y volvió a «dar» al Gobierno de Zapatero: «La sensación de los españoles fue que el Gobierno de la nación no supo responder a la crisis. Y ahí está parte de lo que nos ha afectado».