Una inspección fiscal a todos los que ocupan algún cargo público en la política española es la medida que ha propuesto hoy José Bono como una de las que deberían aplicarse para recuperar la confianza de los ciudadanos en sus representantes. También ha pedido a los políticos que sean más independientes de los partidos.
El expresidente de Castilla-La Mancha y exministro de Defensa, José Bono, ha propuesto hoy hacer una «inspección fiscal a fondo de todos los que ocupan cargos públicos» y que los políticos sean «más autónomos» y «menos dependientes de los partidos», para recuperar la confianza de los ciudadanos.
Bono, que ha lanzado estas ideas en un desayuno informativo en el que le ha presentado el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona, ha respondido a los que puedan pensar que esa inspección de Hacienda costaría «mucho dinero» que «más se llevaron Granados, Pujol o Rato«.
El que fuera también presidente del Congreso ha defendido que la actual «falta de autonomía» de los representantes políticos «empobrece a la política y al propio sistema», y ha hecho hincapié en que estos «deben decir lo que piensan y mantenerlo».
Convencido de que la «política está maltrecha» y de que los «partidos son los culpables de ese desprestigio», Bono ha apuntado la solución con un símil marinero según el cual los políticos tendrían que «cambiar de barco, porque al viejo no se le pueden tapar más boquetes, y buscar nuevos horizontes para ir con él, ya que a cualquier viaje no está dispuesta a ir la tripulación».
Dentro de ese panorama en el que «ni los emergentes ni los tradicionales son partidos para la exhibición en una procesión, sino para ir de costaleros de su propia penitencia», el exministro ha apostado a que el PP «se equivoca al considerarse hegemónico» y lo ha atribuido a las encuestas que publican determinados periódicos, que «son como el veneno que se administra mal, que en vez de matar a las ratas las engorda».
Bono, que ha considerado «urgente» modificar la ley electoral, entre otras cosas para que la «valía aflore por encima de la sumisión», ha vuelto a hacer bandera en su discurso de la «moderación» como «aliada de la libertad» y ha pronosticado que las organizaciones en las que rige el radicalismo «sobrevivirán un tiempo» solamente.
Tras alertar de que «los que son radicales en los mítines y sumisos con los poderosos no son de fiar», ha defendido la radicalidad «solo en la aplicación de la ley».
Se ha mostrado también partidario de una reforma constitucional «seria y a fondo», con «fórmulas generosas y moderadas», con «concesiones» pero «dejando los victimismos a un lado», ya que, a su juicio las «únicas víctimas son los pobres y los desheredados», hacia los que su partido tiene que «ajustar su programa y sus actividades», ha reclamado.
Al acto han acudido otros exministros socialistas como Jesús Caldera, Magdalena Álvarez, Elena Salgado y Trinidad Jiménez, así como el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, a quien Bono ha augurado que será presidente de Castilla-La Mancha «y muchas más cosas».
También se ha deshecho en elogios con el candidato socialista a la alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona, que le ha presentado como un «evergreen», frente a otros políticos tipo Esperanza Aguirre que son «everblack, como las tarjetas», ha comparado el candidato.
Carmona ha explicado que comparte con Bono y que ha aprendido de él lo que son sus «señas de identidad»: el «amor a España» y la «moderación en la política», y ambos han coincidido en que «a veces ha actuado con tibieza extrema con los separatistas catalanes».
En su intercambio de piropos, Bono ha dicho que desea que Madrid tenga un alcalde como Carmona, «moderado, simpático, no sectario y que no huya cuando le den el alto», a lo que éste ha respondido emplazándole a ser «pregonero» en las fiestas de la capital.