lunes, 25 de noviembre de 2024
apegado a la República y al feminismo 04/06/2016junio 7th, 2017

Cayo Lara llegó al liderazgo de Izquierda Unida abriendo una caja de música, «la música de la unidad», el himno de La Internacional. Casi ocho años después, entre los ecos de los tambores de Podemos, Lara ha cerrado la caja y ha dicho adiós.

Fue un frío 16 de noviembre de 2008, en Rivas Vaciamadrid, cuando el hasta hoy coordinador federal de IU se postuló para el cargo en una tensísima Asamblea, la IX.


Logró después, en el Consejo Político, poco más del 50 por ciento de los apoyos para ser el líder, lo que no fue poco habida cuenta de las disputas con las que Izquierda Unida llegó a la Asamblea de Rivas: los comunistas batallaron por Lara, la corriente de Gaspar Llamazares por Inés Sabanés, y en medio, decenas de camarillas lanzando nombres de consenso que al final quedaron en nada.

Ganó Cayo Lara, comunista hasta la médula, veterano luchador por los intereses agrícolas, exconcejal y exalcalde de Argamasilla del Alba (Ciudad Real), un desconocido para la alta política.

En el breve discurso que dio en la Asamblea de Rivas, ya entrada la noche, hizo dos cosas: sacó una caja de música que perteneció a Dolores Ibárruri, La Pasionaria, para dejar que sonara su melodía, la de La Internacional; y habló de unidad, de la necesidad de fortalecer un partido que no hacía honor a su nombre.

En un caluroso 4 de junio de 2016, en Madrid, Lara ha recordado ese episodio:

«Aquí llegué con una cajita de música que me regaló Willy Meyer, era un momento complicado; la cajita tenía la imagen de Dolores, era la cajita que simbolizaba la unidad. Sigamos trabajando por la unidad de la clase trabajadora sin renunciar a nuestra memoria y nuestra dignidad».

Izquierda Unida celebra entre hoy y mañana su XI Asamblea Federal sin las fracturas de hace ocho años, así que Alberto Garzón se hará con el relevo de Lara con un apoyo ostensible, casi el 75 por ciento de la militancia.

Para el exlíder, por tanto, se ha cumplido el objetivo por el que más se ha esforzado durante su mandato: hacer que Izquierda esté Unida.

APLAUSOS ENCENDIDOS

Se lo han reconocido los poco más de 500 delegados que han llenado la sede de UGT en Madrid con aplausos encendidos, sobre todo al final, cuando Cayo Lara se ha bajado del atril decorado con el nuevo logo de IU.

Un logo que deja a las siglas encerradas en un corazón de vivos colores, símbolo del lema de la Asamblea, «Construimos izquierda. Construimos futuro».

Porque en la organización se atisba el futuro con optimismo, el inmediato del 26 de junio y el de más allá del 26 de junio. El apetito que pueda tener Podemos para absorber a la izquierda se afrontará cuando llegue el momento.

Como ha declarado el propio Lara, estos días de junio suponen una «oportunidad histórica» para que el verano transcurra con mayoría de izquierdas en el Parlamento.

Y no lo ha dicho sólo Lara, sino también los secretarios generales de UGT y de CCOO.

Para cuando eso ocurra, si ocurre, el ya excoordinador federal de IU estará en su casa de Argamasilla para iniciar una nueva etapa que, en principio, dedicará a escribir sus memorias mientras cobra la prestación por desempleo. A mediados del año que viene, pasará a cobrar la jubilación.

A sus 64 años, Lara ha sido un dirigente de principios, apegado a la República y al feminismo, un dirigente duro que hoy casi se ablanda.

Casi llora cuando ha subido su mujer al escenario para darle un abrazo y poner el puño en alto.

Y casi llora cuando ha citado todos y cada uno de los nombres que le han acompañado durante estos ocho años, desde los trabajadores de la sede de la calle Olimpo a su conductor «sin coche oficial» y a sus escoltas, policías que, como él, son «clase trabajadora».

Se va Lara, cierra su caja, de momento sigue la música.

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