La postguerra española es el horizonte histórico en la que los economistas citan una crisis de similares dimensiones a la que se vive en la actualidad en el mundo y muy especialmente en países como España. En el caso de Castilla-La Mancha es, sencillamante, el año más difícil de su corta historia, que arrancó sobre el papel con la aprobación del Estatuto de Autonomía en agosto de 1982 y se hizo efectiva con las primeras elecciones autonómicas en mayo de 1983.
Ha habido tiempos de estrecheces en estos 29 años, pero las cosas nunca habían estado tan mal en esta comunidad autónoma, que escupe cifras de paro, deuda, déficit e indicadores de atraso que dan vértigo.
En ese contexto, del peor año de la historia, la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, se subirá a la tribuna para defender su gestión al frente de la Junta, 14 meses después de tomar posesión de su cargo.
A buen seguro Cospedal defenderá sus recortes contextualizándolos en la situación económica general y en la herencia recibida en particular. Y es que la presidenta ha convertido en obsesión e instrucciones claras a sus consejeros el objetivo de cuadrar cuanto antes las cuentas de la administración autonómica, las peores de España hace un año, cuando recibió el testigo de José María Barreda.
Su empeño en cuadrar el círculo y cumplir con el objetivo de déficit del 1,5 a finales de año partiendo del 7,4 a finales de 2011, ha supuesto que el Gobierno haya aplicado en estos 14 meses una drástica reducción de las subvenciones de todo tipo, de las prestaciones sociales y de la administración autonómica, a base de despidos de interinos, además de la paralización de casi todas las obras e inversiones.
Casi todas las medidas se han aplicado ya y han sacado a la calle a los ciudadanos y deteroriado la imagen del Gobienro, del PP y de su presidenta.
En ese contexto, Cospedal se subirá a la tribuna, donde además de relatar lo que encontró, le tocará defender que su gestión del primer año no han sido solo recortes. En ese sentido, probablemente exponga la reducción del aparato político de la Junta, así como medidas encaminadas a hacer de Castilla-La Mancha una comunidad atractiva para los inversores y favorecedora de la creación de empresas.
En ese objetivo de cambiar la inercia de hacer depender del tejido productivo de CLM de la empresa y la iniciativa privada en vez de del presupeusto público, Cospedal citará medias como la ley de emprendedores o el Plan de Internacionalización de Empresas.
La incógnita de su discurso viene dada por si hará algún anuncio formal de nuevas iniciativas o se reservará para más adelante.
La preidenta se muestra convencda ante su Consejo de Gobierno y ante sus colaboradores de que la situación de Castilla-La Mancha es reversible en esta legislatura, al menos en los objetivos básicos de cuadrar las cuentas, reducir la deuda, captar inversiones privas y disponer nuevamente de ingresos, aunque sean modestos, que den para una acción de gobierno que no acarree el permanente descontento social.
Tiene a favor en este Debate el tiempo de sus intervenciones, que podrá consumir sin límite; la información sobre la situación de la comunidad autónoma antes y un tercer factor no desdeñable, que enfrente no tiene al jefe de la oposición, Emiliano García-Page, que no es diputado regional, aunque probablemente seguirá el Debate desde el mismo Salón de Plenos de las Cortes, en el que su condición de senador autonómico le permite ocupar un escaño.
Enfrente estará el portavoz socialista, José Luis Martínez Guijarro, miembro del último Gobierno de Barreda, el responsable del caos económico y financiero que arrastra CLM.