El pleno del Ayuntamiento de Cuenca ha aprobado, con el voto en contra del Grupo Popular en el gobierno, una moción para exigir al Obispado que retire la simbología franquista de la fachada lateral de la Catedral en un mes.
La moción, presentada por el Grupo Socialista e Izquierda Unida, que ha contado con el apoyo de Ciudadanos, ha salido adelante con 15 votos a favor y 10 en contra, de los concejales del PP.
En el texto se exige la retirada de la «simbología de exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura», en concreto una inscripción con el nombre de José Antonio Primo de Rivera y tres escudos de la Falange que hay junto a la puerta del Palacio Episcopal.
De lo contrario, según reza la moción, se advertirá al Obispado «de la ejecución subsidiaria» y de «la retirada de ayudas y subvenciones».
Tanto el Grupo Socialista como Izquierda Unida han indicado que la moción tiene como objeto cumplir la Ley de Memoria Histórica que se aprobó en el año 2007 y que no ha sido la primera vez que este asunto se vota en un pleno.
El concejal popular Carlos Navarro ha defendido el voto en contra y ha argumentado que la Ley obliga al Ayuntamiento en aquellos edificios de titularidad municipal y la Catedral es una «propiedad privada», aunque la oposición le ha recordado que existe un informe de la Secretaría Municipal durante la pasada legislatura que indica que el Ayuntamiento sí es competente.
Navarro ha defendido también que el componente político de ciertos elementos históricos «se pierde» cuando pasan los años, y ha considerado que estos elementos, en concreto, «fueron colocados hace la friolera de 80 años».
«Claro que tendría entonces un componente político, igual que lo tendría el arco del triunfo cuando los romanos conquistaron y masacraron», ha añadido Navarro, quien ha tenido un enfrentamiento con el Grupo de Ciudadanos, al que ha calificado como la «nueva izquierda» al apoyar a «la izquierda tradicional», PSOE e IU.
La portavoz de Ciudadanos, María Jesús Amores, le ha replicado que precisamente por estar en el centro le parecen «izquierda» y, a su vez, ha definido a Navarro como la «derecha fermentada, por caduca» y ha añadido que «es un punto negativo para sus compañeros de bancada que pertenecen a la nueva derecha».