El futuro hospital de Toledo ha suscitado una nueva batalla entre PSOE y PP, batalla que se inició a raíz de que la presidenta regional, María Dolores de Cospedal, declarase que el proyecto actual es «absolutamente inviable».
A este respecto, el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, mostró su disposición a acercar posturas y a estudiar el proyecto con el consejero de Sanidad y Asuntos Sociales pero no a los recortes ya que «no hablo de ladrillos ni de metros cuadrados, sino de prestaciones y servicios».
En esta misma línea se manifestaba el diputado y cabeza de cartel del PSOE al Congreso por Toledo, Alejandro Alonso, que tachaba de «injusta y equivocada» la decisión del Gobierno regional de redefinir el proyecto del hospital, avisando además de que su partido no tolerará que la región sufra «una sanidad de tercera» o que copie «el diseño que se está haciendo en la Comunidad de Madrid».
Por parte del Partido Popular, la portavoz en las Cortes regionales, Carmen Riolobos, se sumaba al debate reprochando al alcalde de la capital que haya estado «callado como un muerto» durante los años de gobierno socialista nacional y regional. Añadía que «quiere exigir en cuatro meses lo que no ha exigido en 28 años al Ejecutivo de Castilla-La Mancha». Incidió en que el nuevo hospital de Toledo «deberían haberlo terminado» con las aportaciones que transfirió desde el año 2000 el Gobierno presidido por José María Aznar para equipamientos sanitarios a Castilla-La Mancha y ha querido saber «cómo se ha gastado ese dinero» el anterior equipo de gobierno regional. García-Page «se debió quejar en los ocho años que lleva el hospital presupuestado», ha sostenido Riolobos que ha afirmado que, en dicho caso, «se podría haber terminado en la época de vacas gordas».