Las medidas de María Dolores de Cospedal, las críticas al Gobierno anterior, la gestión de José María Barreda. Así ve José Luis Gil, secretario general de Comisiones Obreras en la región, los temas que más polémica desatan en Castilla-La Mancha.
¿Disiente de las medidas de recorte anunciadas por Cospedal o del diagnóstico en el que se basan?
De ambas cosas. Si fuera una percepción solo de Comisiones Obreras podríamos tener dudas, pero ya hay muchas personas con una trayectoria reputada, incluso premios Nobel de Economía, que vienen ratificando lo que otros decimos desde hace años, que no se puede cargar el peso de la crisis en los trabajadores. Compartimos que hay que equilibrar las cuentas públicas, pero plantearlo de manera obsesiva y no incentivar la economía es un suicidio colectivo que va a perjudicar especialmente a los trabajadores y nos va a meter en 2012 en una crisis económica mucho más grave que la que venimos soportando. Tiene que haber medidas para controlar el déficit público, pero también hay que entender que la inversión pública es un motor fundamental para tirar de la economía y el consumo. Tendremos problemas muy serios los ciudadanos si no se hace un frente común contra las políticas del eje franco-alemán.
Para que haya inversión pública tiene que haber dinero y para ello nos lo tienen que prestar y los bancos no lo prestan si hay déficit público. ¿Es un callejón sin salida?
Quizá por eso hablábamos de Pacto de Estado y de que el problema no era la reforma del mercado laboral, sino la del sistema financiero, cosa que no se hizo. Es fundamental para que el crédito fluya y mientras no se haga la reforma del sistema financiero habrá muchos problemas. Ni el Gobierno anterior ni el presidente electo han puesto el acento ahí. Se ha demostrado que la reforma laboral es un gran fracaso, en España las leyes son iguales en todas las comunidades autónomas y mientras en Navarra el desempleo es del 11 por 100, en Castilla-La Mancha es del 23. Hay que tomar medidas estructurales, en vez de medidas estériles para que la gente siga sufriendo de forma estéril.
¿Esto es una ruina, como dice el PP; o es la mejor herencia posible, como dice el PSOE? ¿Cuál es su diagnóstico de la realidad económica de Castilla-La Mancha?
En el equilibrio está la virtud. Un 4,84 por 100 de déficit es preocupante y hay que corregirlo. Otra cosa es en cuánto tiempo y a qué precio. Hay que dar tiempo para que las cuentas públicas se saneen y hay que priorizar los recortes. No se puede decir que se van a mantener los servicios sociales básicos y luego tomar medidas que van en la dirección contraria: restar, debilitar y ponerlos en serio riesgo, en especial los sociales, la sanidad y la educación. Eso no se puede permitir. No tengo duda de que habrá menos dinero, pero cómo es un Gobierno se palpa cuando prioriza el gasto, ahí es donde se ve si apuesta por los más o por unos pocos, que les va a ir muy bien, por cierto.
«MEDIDAS EFECTISTAS EN LA PLAZA DEL PUEBLO»
¿Con qué medidas se llega a 1,3 por 100 de déficit, como es obligado, sin tener que recortar todo lo previsto?
Me pide que cuadre el círculo en una entrevista y eso es un tiempo breve para contestar esta pregunta. Hay que hacer reformas estructurales económicas y financieras, recuperar impuestos… Por cierto, nos hemos enterado de que el Gobierno regional va a recuperar el de Patrimonio y lo compartimos, ya denunciamos al Gobierno de Barreda cuando lo quitó hace unos años, creo que fue un gravísimo error. Todos los Gobiernos de España, todos, han sido muy permisivos con el fraude fiscal y han mirado para otro lado. No se puede decir que es un gran problema que haya una bolsa de fraude de 80.000 millones y luego poner para solucionarlo a apenas 1.000 funcionarios, que hacen muy bien su trabajo pero que es una cantidad insuficiente a todas luces. Y en Castilla-La Mancha, en vez de medidas efectistas en la plaza del pueblo, no hay que obsesionarse con el déficit, porque puede llevarnos a una recesión gravísima. Si las medidas se llevan a la práctica tal y como se han planteado en 2012 vamos a tener crecimiento negativo del PIB y eso significa muchas cosas que no se dicen, como que se va a perder empleo. Y si la prioridad del Gobierno, como dice y yo comparto, es crear empleo esas medidas van en la dirección contraria. Hay que dejarse de medidas efectistas en la plaza de pueblo. Ya hay más de 95.000 personas que no tienen ni un solo euro que llevarse a su casa, a esa gente hay que darle una respuesta a través del empleo o de la protección social.
¿A qué llama medidas efectistas en la plaza del pueblo: a suprimir los Audi?
Sí. Distraen la atención sobre lo fundamental del plan de recortes y dan satisfacción a alguna gente que lo ven como algo ejemplificador, pero desde el punto de vista económico no tienen nada que ver…
«LOS CIUDADANOS HICIERON UNA CRÍTICA DEVASTADORA EL 22 DE MAYO»
¿No le merece crítica un Gobierno que dejó las cuentas públicas con más de un 4 por 100 de déficit en seis meses y más de 168.000 facturas sin pagar?
Toda la crítica del mundo, por eso los ciudadanos hicieron una crítica devastadora votando de forma mayoritaria al PP, que ganó las elecciones en mayo de 2011 y que tiene la responsabilidad de gobernar, con la herencia buena, mala o regular que ha dejado el Gobierno anterior. Si los ciudadanos no hubieran tenido presente esa cuestión que menciona, seguramente el resultado hubiera sido otro. Pero ha sido el que ha sido, castigaron de forma directa al Gobierno anterior; por lo tanto hay que respetar y trabajar con el PP, que es el que gobierna. Y tiene que gobernar, sabiendo que recibe una herencia más o menos complicada, pero su responsabilidad es dar alternativas a Castilla-La Mancha más allá de recurrir permanentemente a la herencia. Hagan lo que quieran con el Gobierno anterior, digan lo que quieran, llévenle donde quieran, depuren responsabilidades… Pero yo soy ciudadano de Castilla-La Mancha y exijo a mi Gobierno respuesta ante los problemas. Cosa que hasta ahora no está ocurriendo y es el gran déficit de este Gobierno, dedicarse de forma permanente, quizás obsesiva, a criticar al anterior y no asumir su responsabilidad en el presente.
Otra crítica del PP se refiere a ustedes, los sindicatos. Les acusan de ser más complacientes con el Gobierno saliente que con el actual.
Nos hubiera gustado, y lo seguimos esperando, tener la ocasión de discutir con el Gobierno actual los problemas que dicen acucian a Castilla-La Mancha. Bajo mi punto de vista, humildemente, si hay un problema tan grave como el que la presidenta del Gobierno ha argumentado para tomar medidas tan drásticas antes de hacerlo podría haber reunido a los dos sindicatos de clase de esta región y a los empresarios, que tenemos el amparo del artículo 7 de la Constitución como interlocutores para temas socioeconómicos, y habernos planteado una leal colaboración, que la hubiéramos tenido; desde la coincidencia o no, pero esto no ha ocurrido. Para buscar complicidades y que todos rememos en la misma dirección hay que hablar. Es muy sintomático que el PP, a los 10 días de ganar las elecciones generales, el presidente electo se reúna con los dos sindicatos y la patronal para hablar de cosas importantes y en Castilla-La Mancha, después de siete meses, no haya habido ningún contacto con la presidenta del Gobierno, al menos conjuntamente. Por separado parece que sí lo ha habido, con la patronal, de forma insistente. Eso de criminalizar a los sindicatos o a otras organizaciones por haber tenido una actitud leal con Castilla-La Mancha en el pasado es un gravísimo error.
«EL FRENTISMO ESTÉRIL»
¿Le cabe la esperanza de que se corrija, por lo que ha visto con Rajoy?
No me cabe la esperanza, estoy absolutamente seguro de que es imposible que en Castilla-La Mancha estemos cuatro años sin ningún espacio donde podamos compartir diálogo, y espero que consenso, sobre Castilla-La Mancha. Tenemos que tener capacidad e inteligencia, emocional también, para saber hacer lo que toca y no es precisamente dar un imagen estéril de frentismo.
¿Cómo califica la gestión de Barreda? ¿La conocía como se le supone o se ha ido enterando de algunas cosas después de las elecciones?
Con el Gobierno anterior, como el resto de agentes económicos y sociales, teníamos una relación de colaboración, de coincidencia en muchos casos y de discrepancia en otros. Ahora se pone el acento solo en la coincidencia, no sé si porque se quiere lanzar un mensaje equivocado e interesado. Valorar a un Gobierno después de 28 años es muy complicado, pero lo cierto es que esta región en los últimos 15 años ha tenido un cambio radical para bien. Había que mantenerlo y era muy complicado encontrar los recursos. Pero yo no comparto la idea de que no hay que hacer esfuerzos en regiones abandonadas y olvidadas. Y hay que recordarle a mucha gente que Castilla-La Mancha lo era y requería de un esfuerzo inversor espectacular y merecido por parte de los Gobiernos nacional y regional. Seguramente la crisis económica de los últimos años ha hecho, entre otras cosas, caer la recaudación y como todos los Gobiernos estaban en la orgía de reducir impuestos, porque era moderno, pues se ha reducido la capacidad de generar ingresos de las administraciones. Y además hay un problema de liquidez para hacer frente a los compromisos contraídos. La actuación que se ha hecho en el pasado tiene luces y sombras, como es natural, y los que la han juzgado en las urnas han dicho que no les merecía la confianza. Y yo espero que el PP se haga merecedor ahora de esa confianza día a día.
¿De qué discutía con el expresidente Barreda?
Tengo una memoria muy frágil… Pero, desde luego, teníamos la capacidad de hablar. Muchas veces no nos entendíamos, pero sí hablábamos.
¿Siguen siendo amigos?
Era su amigo antes de que fuera presidente y lo sigo siendo después. Las personas deben tener ciertos principios. La amistad no se puede ver reforzada o debilitada por el puesto que ocupan las personas.
Parece que el cambio político también ha traído a Castilla-La Mancha cambios de amigos…
Por eso quiero remarcar que las personas de bien, y la mayoría lo son, tienen amigos independientemente de quiénes son. A mí no me interesa la gente que tiene amigos en función de lo que son. No tengo ningún tipo de rubor en reconocer y reivindicar que éramos amigos y lo seguimos siendo. Me parece reprochable, cuando menos, entender la amistad de forma utilitarista.
¿Algún caso le ha llamado la atención en este sentido?
Las conversiones, salvo las que históricamente conocemos, siempre son sorprendentes. Pero en el pecado llevan la penitencia, ellos sabrán por qué y para quién hacen las cosas. Yo tengo una cintura delicada para esos contorsionismos.
¿Algún caso práctico que le haya dolido especialmente?
La prudencia me aconseja que no debo decirlo.