El alcalde de Cuenca, Juan Ávila, cumple un año de mandato consciente de que su gestión está condicionada al cumplimiento de un plan de ajuste «muy duro», pero orgulloso de haber mantenido «con más ilusión que medios» algunos servicios «muy importantes» que el Gobierno regional ha dejado de financiar.
Ávila responde en estos términos a un cuestionario de la Agencia Efe con motivo del primer aniversario de la constitución de los ayuntamientos, que se cumple el lunes 11 de junio.
El alcalde, el único de España que hace un año recuperó una capital de provincia para el PSOE, elude poner una nota a su gestión, pues eso les compete a los ciudadanos, pero dice sentirse «satisfecho» de la acción de su equipo de gobierno.
Sobre todo, se siente «orgulloso» de haber podido mantener algunos «servicios ciudadanos muy importantes» que se venían prestando desde hace muchos años en la ciudad y que el 1 de enero de 2012 la Junta de Comunidades «dijo que dejaba de apoyar».
«Estoy hablando, por ejemplo, de la Ludoteca municipal, el Aula de Familia, donde atendemos a familias con problemas muy graves, o el programa de integración de las personas con discapacidad a través del deporte. El Gobierno regional dejó de financiar estos proyectos pero, con más imaginación que dinero y más ilusión que medios, hemos conseguido seguir prestándolos», expone.
El regidor confiesa que, aunque sabía que iba a ser un primer año difícil porque todas las administraciones están pasando un momento malo debido a la crisis, la situación del Ayuntamiento de Cuenca «ha resultado ser peor que la de muchos otros ayuntamientos».
Declara que el principal problema que encontró al llegar al Ayuntamiento fue una situación económica que incluso «resultó ser peor» de lo esperado y que Ávila resume en una deuda de 22 millones de euros a sus proveedores y 40 millones de euros a los bancos.
Ahora, gracias al plan de pago a proveedores habilitado por el Gobierno de España ha podido pagar a los proveedores, lo que considera una «excelente noticia», pero ha elevado la deuda con las entidades bancarias a 62,5 millones de euros, más de un presupuesto anual completo.
Eso implica el cumplimiento de «un plan de ajuste muy duro» para devolver ese dinero.
Precisamente, cuando se le cuestiona por el peor y el mejor momento de este primer año de gobierno, Ávila alude al plan de ajuste y plantea que ambos están relacionados.
«Pasamos horas y días de gran tensión y preocupación cuando supimos que el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas había rechazado el plan de ajuste y no íbamos a poder adherirnos al plan de pago; por eso, cuando conseguimos que el Ministerio rectificara su valoración, fue uno de los momentos más positivos», recuerda.
Ávila sostiene que el cumplimiento de ese plan de ajuste tiene que ser su prioridad para el segundo año de mandato y advierte: «Es un plan muy duro que nos va a obligar a ser muy austeros y nuestra capacidad de inversión va a ser mínima, por no decir, inexistente».
Por eso, su segunda prioridad es «buscar fuentes de ingresos alternativas que nos permitan hacer algunas mejoras urgentes en algunos barrios de la ciudad que necesitan una actuación».
En cualquier caso, avanza que, «probablemente», lo primero que haga en este segundo año de legislatura sea adjudicar el nuevo contrato del servicio municipal de autobuses.
Un contrato que, «además de suponer un ahorro de 500.000 euros al año, va a mejorar la prestación y, sobre todo, va a permitir que los conductores del servicio cobren sus nóminas puntualmente y pongan fin alas convocatorias de huelga que mes tras mes se hacen desde hace más de un año».
Cuando se le pregunta si la ciudad está mejor que hace un año, Ávila reconoce que, «en el actual contexto de crisis, recortes y más recortes, es difícil encontrar una ciudad que esté mejor que hace un año» y, además, «en Cuenca están pasando cosas muy duras, como el desmantelamiento que se está haciendo del único hospital de la provincia».
«Lo que sí creo es que, a diferencia de hace un año, desde el Ayuntamiento se ha recuperado la normalidad y se están haciendo las cosas bien para sanear las cuentas municipales, garantizar servicios esenciales y, en definitiva, salir adelante», expone.
El alcalde mira al futuro y confía en que, aunque este año «va a ser muy duro», el trabajo que hace el Ayuntamiento dé sus frutos.
Lo que tiene claro es que no renuncia a ninguno de sus proyectos de Legislatura, aunque algunas de ellos no puedan hacerse como se habían planteado en un principio.
«Precisamente, porque estamos en el momento en el que estamos, no debemos renunciar a hacer cosas. Al contrario, debemos hacer más cosas que nunca, cosas que impulsen la economía, el empleo, el consumo… No tenemos dinero, pero tenemos otros medios… Habrá cosas que se queden sin hacer, pero todavía no renuncio a ninguna», concluye.