El alcalde socialista de El Bonillo (Albacete), Juan Gil Gutiérrez, lleva la friolera de 23 años al frente de la Alcaldía, siempre con mayoría absoluta . Solo «falló» en la legislatura 1995-1999, en la que estuvo en la oposición. Gil, todo un veterano, cuenta que la única vez que le amagaron con corromperle, el que lo intentó le dijo: «En una sociedad como esta, usted será pobre siempre». El alcalde dice que «se cumplió».
«¿Corrupción? En 1991 alguien que fue a instalar la báscula municipal, que me preguntó si la factura la quería sin IVA y yo le dije que ni se insinuara, me vaticinó que en una sociedad como esta, yo sería siempre pobre, y se ha cumplido…»
El alcalde socialista de El Bonillo (Albacete), Juan Gil Gutiérrez, debe ser uno de los más longevos de la región, ya que lleva dirigiendo a sus vecinos durante 23 años, aunque no seguidamente. Empezó a ser alcalde en 1990, empezada la legislatura. Solo dejó de gobernar en la legislatura 1995-1999 (pasó a la oposición), y hasta hoy (siempre con mayoría absoluta). Echen cuentas.
Y es que Juan Gil, que ahora tiene 56 años, empezó a gobernar con solo 29 años en enero de 1990 tras una moción de censura que desbancó al PP; los socialistas tuvieron entonces el apoyo de IU. Antes de dirigir a sus vecinos ejercía de «obrero, trabajador, en el campo, en la construcción, y llevando alguna pequeña empresa», detalla.
Asegura que la receta de su éxito tan tenaz es «la confianza de los vecinos», en no vano asegura que se «dedica en cuerpo y alma a mejorar la vida de los vecinos».
Para el alcalde de El Bonillo, el logro más importante que ha cosechado a lo largo de tantos años en su pueblo no es material: «No infraestructuras, el pueblo tiene de todo, sino la confianza absoluta de los ciudadanos y la justicia social».
«YO NO SOY DE LLORAR, SOLO LO HICE CUANDO MURIERON MI PADRE Y MI MADRE»
¿Ha llorado alguna vez?, se le pregunta. «Yo no soy de llorar. En toda mi vida solo lo he hecho dos veces: una cuando se murió mi padre y otra cuando lo hizo mi madre, pero cuando ha habido problemas, sí que me tirado más de una noche sin dormir».
Tantos años de gobierno local han dado para que este alcalde tan ganador pasara por su peor momento: «Ocurrió en la legislatura 1991-1995. Aun a día de hoy hay que ver lo que tuvimos que gastarnos en solucionar el problema del abastecimiento de agua, que se arregló después de que un propietario cediera su pozo al Ayuntamiento, paso previo a la ejecución de la infraestructura».
¿Le queda alguna espinita clavada después de tanto tiempo?, se le indaga. «Siempre quedan retos por delante, el Plan de Ordenación Municipal o que haya más industria en el pueblo, ya que no hay grandes empresas… aunque se pueda decir que ahora casi hay pleno empleo», constata.
Un éxito como el suyo no ha hecho que desde su partido le llamen para hacerle una pregunta obvia, sencilla y directa: ¿Cómo lo hace? «Me conocen. Hay que explicar cómo son las cosas, hablarlas, trabajar, no hay que perder el pulso, llevar a cabo políticas sostenibles y erradicar la hipocresía, que hay mucha», afirma.
A este alcalde tan veterano, tan experimentado, que tanto habrá visto pasar bajo su vetusta batuta de alcalde, no le intimida precisamente la nueva política: «Esta gente que viene reivindicando la nueva política… en el pueblo tenemos un movimiento asociativo importante, hace tiempo que un boletín informativo municipal llega a las casas…», concluye.