Los ayuntamientos socialistas de la provincia de Ciudad Real sólo han recibido un 2 por 100 de la deuda que la Junta de Castilla-La Mancha mantiene con ellos, según ha asegurado hoy el alcalde de Miguelturra, Román Rivero.
Rivero, en representación de los alcaldes socialistas de la provincia, ha desmentido así el anuncio efectuado la semana pasada por el portavoz del Ejecutivo regional, Leandro Esteban, quien aseguró haber satisfecho el 35 por 100 de la deuda de los ayuntamientos de Castilla-La Mancha.
El regidor ha asegurado haber constatado que los ayuntamientos gobernados por el PSOE sólo han percibido entre el 1,5 y 2 por ciento de la deuda reconocida de 2011 y ha dicho desconocer si ese 35 por ciento anunciado por Esteban se refiere «a pagos exclusivamente a ayuntamientos del PP».
En este sentido, ha pedido a la Junta que haga pública la relación de deuda que ha abonado a cada uno de los municipios de la región para comprobar a quien ha correspondido el 35 por ciento.
Rivero, que ha estado acompañado por los alcaldes de Caracuel y de Castellar de Santiago, ha recordado que en el caso de Miguelturra la deuda pendiente de pago «reconocida» por el Gobierno regional es de 1,5 millones de euros de 2011 a la que hay que sumar otro millón de euros del año actual.
Esta deuda, ha explicado, representa el 25 por ciento del presupuesto total de su Corporación y está provocando la «asfixia de las cuentas municipales», pues ha concluido que cada día se incrementa en 3.000 euros.
Por su parte, los alcaldes de Castellar de Santiago (2.200 habitantes), Carmen Ballesteros, y Caracuel (168 habitantes), Ismael Laguna, han anunciado la supresión de la casi totalidad de los servicios sociales de sus municipios, la mayoría subvencionados por la Junta, al ser incapaces de «afrontar los pagos».
Ballesteros ha cifrado la deuda regional con su municipio en 800.000 euros y Laguna, primer edil de uno de los municipios más pequeños de la provincia, ha explicado que la deuda de la Junta representa el 90 por ciento del presupuesto municipal lo que, a su juicio, hace «inviable la gestión del día a día».