«Cuatro de los abajo firmantes hemos procedido a dimitir del Consejo Ciudadano Regional (CCR) de Podemos CLM (el «parlamento» del Partido) el pasado 1 mayo de 2017. Los dos restantes dimitimos ya entre noviembre y diciembre de 2016. Esta decisión nos niega a los seis el derecho al sufragio pasivo (presentarnos en listas) en el proceso electoral interno que acaba de iniciarse.
No obstante, nos proporciona la ocasión para salir a la opinión pública a presentar nuestro balance y nuestra visión respecto de los principales retos que afronta el Partido en la Región, así como algunas modestas propuestas en relación con los mismos. El único valor añadido de éstas remite a la experiencia de más de dos años en cargos de máxima responsabilidad tanto en la ejecutiva como en el parlamento de la organización.
Queda, por consiguiente, fuera de toda duda el que ninguna de las consideraciones que a continuación se plantean vengan motivadas por ningún cálculo relativo a la conquista personal de poder orgánico en Podemos CLM.
A) Del funcionamiento interno de los órganos de dirección regionales:
El tiempo nuevo (el carril largo) debería suponer, en CLM, retomar la construcción de organización, pospuesta hasta la fecha. Empezando por el funcionamiento ordinario de los órganos.
1. Resulta imperativa la reforma del Reglamento de Funcionamiento del Consejo Ciudadano Regional (CCR), Parlamento del Partido: – 5 secretarios NO deben poder tomar decisiones políticas en ausencia de los 30 consejeros/as restantes [artículo 12]; – deben habilitarse procedimientos regulares de intervención y seguimiento on-line de los Plenos en caso de imposibilidad justificada para el desplazamiento; – deben habilitarse espacios de trabajo virtuales que permitan tanto el seguimiento de las actividades de los consejeros como la preparación de los plenos presenciales.
2. Algunas de las decisiones ya adoptadas por el CCR saliente deberían mantenerse (y, a ser posible, cumplirse a rajatabla): – calendarización previa de las fechas de celebración de los plenos del CCR, Consejo Ciudadano Regional, (de carácter mensual y rotatorio entre provincias); – rendición de cuentas mensual de la actividad del Grupo Parlamentario (GP) y de las decisiones adoptadas por el Consejo de Coordinación (CC=ejecutiva regional), – disponibilidad para los consejeros del visionado de dietas de todos los cargos orgánicos, liberados, etc.
3. Resulta fundamental asumir la delimitación de funciones (CCR/CC) recogida (sea cual sea) en los documentos que eventualmente se aprueben. En todo caso, parece obvio que asuntos como: – la conformación de las liberaciones del Grupo Parlamentario y el Partido; – la implementación organizativa de una coordinación provincial; – el diseño de los encuentros de Podemos CLM con la sociedad civil; – la implementación de un Directorio o Gobierno en la Sombra, etc., resultan decisiones políticamente estratégicas que nunca deberían poder tomarse a espaldas del parlamento autonómico del Partido (CCR).
4. A tales efectos no basta con limitar la concentración de cargos, también hay que limitar la concentración de funciones. Hay que conseguir un nivel de especialización en éstas lo que no redunda únicamente en la democracia interna sino también en la eficacia (una misma persona no puede hacerse cargo de la coordinación del grupo parlamentario, las labores de seguimiento de la agenda de la SG, la dirección de la secretaria de organización, la supervisión de las funciones de participación, la gestión y moderación de las reuniones de la ejecutiva y de las reuniones del CCR, la participación activa y regular en los trabajos del directorio, la coordinación de las labores de seguimiento de los acuerdos políticos con el PSCM, etc.).
5. Entre las atribuciones de los secretarios (CC o Ejecutiva) deben integrarse las de coordinación y dirección explícitas de las actividades de las áreas del CCR, en función de los objetivos comunes acordados en el Pleno. Estar en la ejecutiva no es un «premio», es asumir una responsabilidad para con el conjunto de la militancia y los votantes del Partido.
6. Para ello, la primera misión del Parlamento del Partido será dotarse, colectivamente, de dichos objetivos. Esto es, diseñar un mapa político-estratégico de actuación para poder evaluar y coordinar, en torno a tales metas comunes a medio plazo, tanto las actividades de las secretarias como de las áreas.
B) De la coordinación de dichos órganos con el conjunto de la organización y de la sociedad civil:
Todo lo anterior supone, en CLM, detener el proceso de concentración de las informaciones políticamente relevantes y, en consecuencia, de la subsiguiente toma de decisiones, en círculos restringidos. Esas informaciones deben distribuirse poco a poco, en lo sucesivo, a lo largo y ancho de toda la organización: empezando por el GP y el CC y acabando en los Círculos. Así:
7. El CCR debe establecer las indicaciones, instrucciones y materiales que dirijan políticamente la actividad institucional del GP (Grupo Parlamentario).
8. Este último (GP) debe rendir cuentas de sus actuaciones y resultados al CC (ejecutiva/consejo de coordinación) y el CCR de forma permanente (no ocasional).
9. El CC debe hacer lo propio en relación con el CCR.
10. Y ambos deben rendir cuentas de sus deliberaciones al conjunto de la militancia activa, Consejos Ciudadanos Municipales y Círculos, de forma permanente (no ocasional).
Al respecto no basta con tirar de tweets, eslóganes, argumentarios, visitas relámpago, infografías o videos en torno a hechos consumados: son las líneas de actuación a medio plazo las que deberían redactarse, negro sobre blanco, argumentándose y justificándose, con objeto de hacer partícipes al máximo número de militantes de su potencial discusión y revisión.
Por otra parte, frente al proyecto de traducir los vínculos de la organización con la Sociedad Civil en términos «culturales» o «didácticos» (propagandísticos) en CLM debemos tratar de ser altavoz e instrumento (y no «pastor» o «mentor») de la sociedad civil. Las Ruedas de Prensa Ciudadanas y los encuentros institucionales del GP en Cortes han venido concretando mediáticamente nuestras relaciones con la susodicha en esos otros términos. Deberíamos, no obstante, tratar de pasar progresivamente del mundo virtual al mundo real y del Grupo Parlamentario al Partido:
11. Deberíamos institucionalizar algún tipo de plataforma permanente de contacto y discusión públicas en pie de igualdad del Partido con asociaciones, sindicatos y movimientos (al modo de las Mesas Ciudadanas Abiertas que en su momento se plantearon), con el objetivo de construir en los territorios redes materiales con la sociedad civil.
C) De la relación entre lo organizativo y lo político:
¿Para qué liarnos con lo organizativo?: «gato blanco o negro lo importante es que cace ratones». Esta es una idea muy generalizada entre parte de nuestra militancia: la magnitud de nuestros objetivos (ratones) es tal que las características del gato en cuestión deben pasar siempre a un segundo plano. El problema: que, a base de pasar del gato, acabemos disponiendo de, precisamente, aquel que no caza ratón alguno.
Así, si se trata verdaderamente de tener un pie en las instituciones y otro en la calle necesitaremos cuadros: militantes formados políticamente en condiciones de trabajar «a pie de calle». Para disponer de ellos tendríamos que darnos los medios para formarlos o para atraerlos a la organización. Para ello, más acá de las diferentes recetas que, hoy por hoy, conforman nuestro programa electoral estatal, deberíamos tratar de madurar colectivamente posiciones en torno a, al menos, dos ejes estratégicos claves: la economía política que plantea el Partido (y la Coalición) y la transformación de la Unión Europea que plantea el Partido (y la Coalición). Este debate debe organizase (lo que equivale a hacerlo orgánico) y podría utilizarse también a efectos formativos. Para ello tendríamos que:
12. Asegurar la disposición de un nuevo instrumental entre el conjunto de la militancia activa: junto con los eslóganes, los videos, las infografías, los símbolos, los relatos y los argumentarios, deberíamos generalizar el acceso y trabajo colectivos también de, y sobre, análisis, argumentos y razones.
13. Construir espacios orgánicos (organizados) y procedimientos en los territorios que aseguren la participación potencial del conjunto de la militancia en dichos debates con contenidos propiamente políticos (objetivos de transformación social a corto, medio y largo plazo y evaluación de los instrumentos o medios adecuados para su conquista).
Los diferentes proyectos político-organizativos en disputa en esta segunda asamblea ciudadana regional de CLM, contendrán medidas relacionables y contrastables, en cada caso, con las aquí apuntadas. El objetivo del presente documento es precisamente ese: invitar al contraste y la crítica en torno a diferentes propuestas concretas.
Creemos, en este sentido, que conviene desconfiar de los cantos órficos a no-organizaciones imaginadas (horizontalidades, participaciones, asamblearismos, etc.) que no acaban nunca de bajar a lo concreto y que no se miden, en cada caso, con la realización de objetivo alguno. Pero, ojo, de cantos estamos bien surtidos en Podemos: la unidad de los principios y valores (nunca políticamente determinados y explicitados) frente a un enemigo omnipresente y ubicuo (la trama, la casta, la mafia, los de arriba) también sirve para aunar voluntades en rorno a la nada. Y de la nada política únicamente surgen nuevas bandas… nunca un sujeto político colectivo (organizado).
Mª José Aguilar (ex Secretaria de Políticas Públicas de Podemos CLM)
Raquel Crespo (ex Secretaria de Participación de Podemos CLM)
Jorge García (ex Secretario de Programas, ex Secretario Político de Podemos CLM)
José Carlos Gismero (ex Consejero del Área de Empleo de Podemos CLM)
Adrián López (ex Secretario de Organización de Podemos CLM)
María Romero (ex Secretaria de Movimientos Sociales, ex Secretaria de Organización de Podemos CLM»