Francisco Martínez Arroyo y Elena de la Cruz eran amigos. La exconsejera de Fomento defendía siempre a su compañero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural. «No os metáis con mi Paco», solía bromear. Su repentino fallecimiento fruto de una cruel enfermedad conmocionó a la sociedad castellano-manchega y provocó un profundo dolor en sus compañeros del Gobierno y del partido. En su blog personal, semanas después de su muerte, Martínez Arroyo la sigue recordando. Compañeros de asiento en el Consejo de Gobierno, les unían sus competencias en materia de agua y su amistad.
Por su interés, reproducimos íntegro el artículo:
«Elena de la Cruz: In memoriam»
«Nos faltas, Elena
Han pasado ya unas semanas desde aquel fatídico 4 de abril y se nota tu ausencia. Y hoy, no sé porqué, sé que siempre te voy a echar en falta.
Me he sentado a tu lado en el Consejo de Gobierno desde hace casi, ya, dos años. Todos los martes, hemos compartido ruedas de prensa, reuniones, actos institucionales, ¡el agua! que tanto nos unió y, por la que tanto peleaste, muchas complicidades, algunos desencuentros, la Ley para impedir el fracking en Castilla-La Mancha, acuerdos, ilusiones, el paisaje y el territorio. El medio rural que tanto apreciábamos los dos, las ermitas de “tu” Guadalajara, a la que tanto querías, experiencias y vivencias de unos años muy intensos.
Temprano levantó la muerte el vuelo…
Te has ido sin avisar, sin tiempo para construir el recuerdo y preparar la ausencia. La vida no ha sido justa contigo. Tampoco, con los que te quieren y te aprecian. En estas breves líneas que salen hoy de mi corazón, quiero acordarme de los tuyos, de tu familia, tu marido y tu hija y de tus amigos, que no te volverán a ver, pero que te llevarán siempre. Y dentro de esa familia, sé que estaba la gente de tu gabinete en la Consejería de Fomento, tu equipo más cercano. Quiero tener palabras de aliento para todos, pero no puedo dejar de mencionar a Yolanda y a Ricardo, con los que compartiste todo y que fueron testigos de tu fuerza y compromiso, en viajes interminables, de punta a punta de una región por la que tanto peleaste.
[ze_summary text=»Te has ido sin avisar, sin tiempo para construir el recuerdo y preparar la ausencia. La vida no ha sido justa contigo. Tampoco, con los que te quieren y te aprecian»]Te has ido sin avisar, sin tiempo para construir el recuerdo y preparar la ausencia. La vida no ha sido justa contigo. Tampoco, con los que te quieren y te aprecian[/ze_summary]
He tenido la enorme suerte de conocerte y de saber cómo eras. De aprender tantas cosas de ti y de sentir siempre tu apoyo. Tu frase: “que nadie se meta con mi Paco”, como te referías a mí cada vez que las cosas se me complicaban –en momentos de broma, pero también en serio-, se me quedará grabada para siempre en esa parte de la memoria que no necesita entrenamiento y ya, de alguna forma, me faltará para siempre.
Una de las cosas de las que me arrepiento –no sabes cuánto- es de no haber compartido más ratos contigo –recuerdo la oportunidad perdida el Día del Agua, en Albacete. Creo que, de alguna forma, nos merecíamos haber disfrutado más. Y ahora, después de lo que ha pasado, lo pienso más todavía.
Menos mal que sí conseguimos vernos, tranquilamente, antes de aquel fatídico 4 de abril; hablamos largo y tendido, ¿te acuerdas? Coincidimos en tantas cosas, teníamos tantas ilusiones, saliste con tanta fuerza después de reír conmigo… Ese momento quedará siempre para los dos. Pienso mucho en aquel día. Me reconforta mucho acordarme de ese momento. Hoy, ya no hubiera sido posible…
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