«Si Cospedal está con Castilla-La Mancha debe asumir una reserva estratégica de 4.000 hectómetros cúbicos y habrá acuerdo». Con estas palabras, pronunciadas esta tarde en Guadalajara, donde se celebraba la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE, su secretario general, Emiliano García-Page, presentaba su ofera de pacto por el agua a la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal.
Minutos antes de empezar la reunión de la Ejecutiva y recién llegado de una comida en Sacedón con alcaldes de Guadalajara y Cuenca, concretamente los de los pueblos ribereños del trasvase Tajo-Segura, Page se refirió al decálago que la dirección del PSOE que encabeza va a proponer al Gobierno de Castilla-La Mancha como base para alcanzar un gran acuerdo regional sobre agua previo a la negociación de un futuro Plan Hidrológico Nacional.
Entre otros puntos, ese decálogo contempla «la necesidad técnica, que no política, de que nuestra tierra cuente con una reserva estratégica de 4.000 hectómetros cúbicos en todas sus cuencas. Si Cospedal está con Castilla-La Mancha y no con Valcárcel, debe aceptar esa reserva estratégica y habrá acuerdo», dijo.
«¿Cómo es posible que en comunidades autónomas en las que gobierna el PP se pueda llegar a acuerdos para decir todos lo mismo sobre el agua y en Castilla-La Mancha, no? ¿Cómo es posible que Rudí, en Aragón, sea capaz de decir que no puede haber trasvase del Ebro, y que Valcárcel y Fabra puedan decir en Murcia y en Valencia que debe haber trasvases y no se rompa España y cuando en Castilla-La Mancha hablamos de agua y del Trasvase del Tajo rompamos España?». Son las preguntas que Page quiere hacer a Cospedal.
Además, reiteró que no está dispuesto a aceptar que se niegue el trasvase del Ebro y se mantenga el del Tajo.
«EL PRECOCINADO DE LA LEY ELECTORAL»
Tema candente de la actualidad política en Castilla-La Mancha, la propuesta de reforma electoral presentada por el PP en las Cortes al mediodía del Miércoles Santo fue calificada por Page como «un precocinado de ley electoral» y opina que tras esta actuación está «el miedo que tienen después de verle las orejas al lobo en las elecciones andaluzas y asturianas y a la antipatía creciente que despierta el Gobierno de Cospedal».
Aseguró estar dispuestos a sentarse a negociar «una reforma que haga que tengamos una ley electoral que valga para siempre» y ha acusado a Cospedal de faltar a su palabra, «que dijo que nunca modificaría la Ley electoral sin consenso y sin diálogo con la oposición».
Para el líder socialista el primer año de gobierno del PP en Castilla-La Mancha está siendo «un año de marcha atrás y engaños; están haciendo exactamente todo lo contrario de lo dijeron en los impuestos, en el céntimo sanitario, en que no iban a tocar a los empleados públicos o en que no iban a privatizar la sanidad».