Todo transcurría con entendimiento y buenas palabras entre dos territorios a los que unen muchas cosas, pero que están enfrentados con la posición del trasvase Tajo-Segura, hasta que la historia de propio acueducto ha enfrentado en plena rueda de prensa a Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, y Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha.
«Cuando se hizo el trasvase en la dictadura no se podía discutir, y no existía el concepto de desalación, que tiene que contribuir, y mucho, para llegar a acuerdos», comenzaba con la polémica histórica Page.
Rápido ha recogido el guante Mazón para decir que sobre el trasvase fue un ministro socialista, Indalecio Prieto, el que comenzó a hablar del trasvase, y que fue en la democracia cuando se puso en marcha.
Pero Page no se ha mostrado muy convencido con la postura de Mazón y le ha replicado que «se puso en marcha con un gobierno de la UCD, Franco pero sin Franco, la historia es la historia», ha añadido, para recordar que el trasvase se construyó durante el Franquismo, que fue el que le dio «impulso».
A pesar de ese encontronazo con la historia entre ambos presidentes, que han expuesto a preguntas de los periodistas sus distintas posturas con respecto al cambio de normas de explotación del trasvase Tajo-Segura, sí que se han mostrado coincidentes en algo: tiene que haber agua para todos y hay que apostar por el diálogo para llegar a consensos.
«Estoy muy contento, estamos de acuerdo en agua para todos y en voluntad de diálogo, te voy a invitar a comer», ha sellado el debate Mazón, a lo que Page ha ironizado diciendo que «no te queda otra», puesto que el presidente valenciano hoy ejercía de anfitrión.
Page: «Que no falte agua en Valencia, Murcia y Almería»
Page ha recordado que para llegar a este cambio de normas, Castilla-La Mancha ha tenido que acudir a los tribunales, consiguiendo cinco sentencias del Supremo que obligaban a establecer caudales ecológicos en el Tajo.
Ha explicado que la desalación tiene que jugar un papel fundamental en los siguientes años, incidiendo en que el principal problema es del coste de agua, por lo que ahí ha llamado a consensos, también con el Gobierno de España, para poder hacerlo eficiente, pero ha reconocido que la intención de Castilla-La Mancha no es que falte el agua en el Levante.
«Estamos en la dirección en el que haya un marco de entendimiento para que no falte el agua ni en la Comunidad Valenciana, ni en Murcia ni en Almería», ha subrayado Page, quien también ha recordado que esa dirección también pasa por saber que el agua es un recurso escaso y lo va a ser más en los próximos tiempos. «Quien lo niega se pega un tiro en el pie», ha remarcado.
Por eso aboga porque la solución sea la desalación y ha indicado que si Castilla-La Mancha tuviese salida al mar, no tendría ninguna duda.
«No es que os queramos invadir», ha bromeado sobre la no salida al mar de la región, sobre la que también ha recordado que La Mancha en árabe es «la seca».
Y Mazón reconoce la legitimidad de los caudales ecológicos
Por su parte, el presidente valenciano ha puesto el énfasis en que la clave de la política del agua tiene que partir del rigor, de criterios técnicos que marquen cuáles son los recursos disponibles, tanto del trasvase, como de embalses, acuíferos, la desalación o la depuración. Por ello, resalta el papel que entiende que tiene que tener el Ministerio para la Transición ecológica como mediador, aunque ha recordado que el agua desalada no sirve para todos los usos, como para los cítricos, pero se ha mostrado abierto a que se exploren las fórmulas alcanzar consensos.
«Hay que ver en qué porcentaje caben todos esos recursos para tener una mezcla perfecta que nos permita tener una política de agua» con la que abastecer las necesidades hídricas de su región, ha resaltado Mazón.