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22/08/2014junio 9th, 2017

Pese al duro esfuerzo de los partidos políticos por articular un discurso unitario de promoción de la igualdad y condena del machismo y la violencia de género, siempre hay alguna que otra oveja desorientada que se escapa del rebaño de lo políticamente correcto.

A la hora de meter la pata, dan igual los colores o las ideologías, y políticos de todo signo han caído alguna vez en comentarios que han sido considerados sexistas o machistas, los más recientes, el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, y su colega socialista de Toledo y secretario general del partido en Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.


El alcalde vallisoletano saltaba ayer a la primera plana mediática al haber dicho que le daba «reparo» entrar una ascensor cuando hay una mujer por si ésta simula una agresión.

«Tu piensa que entras en un ascensor y hay una chica con ganas de buscarte las vueltas, se mete contigo en el ascensor, se arranca el sujetador o la falda y sale dando gritos de que la has intentado agredir», advertía en una entrevista en la emisora Onda Cero.

Asimismo, preguntado por si va a reforzar la vigilancia policial tras la violación cometida el pasado día 1 en un parque de la ciudad, declaró que «no podemos tener a las seis de la mañana en cada parque de la ciudad a un policía por si pasa algo».

«A veces a las seis de la mañana una mujer sola tiene que cuidar por dónde va», sentenció, para indignación de la opinión pública y de la oposición, que le ha acusado de «frivolizar» con los casos de violación y «alentar el fantasma de las falsas denuncias».

Pero ésta no es la primera vez que León de la Riva, que lleva cinco legislaturas en el poder, realiza algún comentario controvertido sobre las mujeres.

Quizás por eso, esta mañana se comprometía a tener «mayor contención verbal», tras pedir disculpas por sus palabras de ayer, no sin asegurar que habían sido sacadas de contexto.

Famosa es su referencia a los «morritos» de Leire Pajín, tras el nombramiento de la socialista como ministra de Sanidad, Igualdad y Política Social en octubre de 2010.

«Cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso lo mismo», aseguró en una entrevista radiofónica, en la que también ironizó con el perfil de la nueva ministra: «una chica preparadísima, hábil, discreta, que va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y que va a ser la alegría de la huerta».

En cuanto a García-Page, causaba ayer revuelo nacional tras afirmar que el caso del extesorero del PP Luis Bárcenas surgió porque los dirigentes del PP «no saben hacer nada sin la chacha», y añadir que «lo cierto y verdad es que no pienso que Cospedal sepa pasar la aspiradora».

Aunque Page ha aclarado hoy que cuando habla de chachas y aspiradoras lo hace en términos políticos, sobre la limpieza que tiene que acometerse en relación al caso Bárcenas, la oposición y los sectores feministas, como el Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, lo tildan de machista y exigen que pida perdón.

Este año, no obstante, la más sonada de las «perlas» soltadas por nuestros políticos -hasta el momento- fue la protagonizada por el jefe de los diputados del PP en el Parlamento Europeo, Miguel Arias Cañete, cuando aseguró que no había querido mostrar su «superioridad intelectual» durante el debate con Elena Valenciano para no parecer un «machista».

Cañete aseguró entonces que el debate entre un hombre y una mujer es «muy complicado» porque «si haces abuso de superioridad intelectual parece que eres un machista que está acorralando a una mujer indefensa».

Las redes sociales son también terreno minado para los políticos, que expresan sus opiniones, a veces sin demasiada reflexión, y donde se amplifica y sobredimensiona la más mínima metedura de pata.

Es el caso del actor y diputado de UPyD, Toni Cantó, que más de una vez se ha enfangado en comentarios desafortunados a través de su perfil de Twitter.

En febrero del pasado año Cantó tuvo que disculparse tras publicar unos datos no contrastados sobre la violencia de género, en los que afirmaba que la mayor parte de las denuncias eran falsas y no eran perseguidas por los fiscales.

Más controvertidas aún fueron las declaraciones de un concejal nacionalista de Pontevedra, Xaquín Charlín (BNG), que llegaron a costarle su carrera política. En junio de 2013 el edil vertió varios comentarios machistas contra la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a la que llegó a llamar «chochito de oro».

Otra de las meteduras de pata más notorias de la última legislatura tuvo lugar en Huelva, donde el secretario provincial de Organización del PSOE, Jesús García Ferrera, arremetió en clave sexista, esta vez, contra la ministra de Empleo Fátima Báñez.

Concretamente, Ferrera manifestó que la ministra «debería de dedicarse a otras cosas» y «estaría mejor en San Juan del Puerto haciendo punto de cruz que llevando una cartera de Empleo».

Todos los que cometen estos deslices acaban pidiendo perdón y comprometiéndose a no desmarcarse del consenso político general de apoyo a la igualdad. Al menos hasta la próxima. 

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