domingo, 8 de septiembre de 2024
01/04/2012junio 13th, 2017

Su cara y su rostro, aún desconocidos en el escenario político regional están en el puesto de salida de los que más darán que hablar en Castilla-La Mancha en los próximos años. El 22 de mayo Juan Ávila se ganó el respeto de los suyos consiguiendo una difícil victoria en Cuenca, una mayoría absoluta que le ha convertido en heredero de un ayuntamiento arruinado y le ha obligado a un plan de ajuste cuyas cifras dan vértigo.


Él prefiere no quejarse. Primer rasgo distintivo de su carácter político, que huye de las estridencias, lo mal sonante y los aspavientos verbales típicos para arengar a la tropa. Ha despertado la atención del secretario general regional, Emiliano García-Page, que lo ha colocado de viceportavoz, una de las áreas que él más aprecia porque a ella se lo debe todo el hoy alcalde de Toledo, tantos años rostro y voz del Gobierno autonómico.

Juan Ávila, Juan para los conquenses, entre los que se sigue mezclando como alcalde y como un vecino más que disfruta de su vida cultural y social. Exigente consigo mismo y con los suyos, poco amigo de perder el tiempo, economista, 44 años y, parece, un buen futuro político por delante, eso sí en malos tiempos, con pocas perspectivas previas para su partido y mucho trabajo para los próximo años, sobre todo en Cuenca, donde es alcalde de un ayuntamiento que es una losa financiera. 

Culto, pero no pedante, es un buen lector al que le gusta cultivar todas las artes y que encuentra fácilmente amigos entre las gentes de la cultura. No es un político ortodoxo y mucho menos carne de «aparato».  

De hecho, en Cuenca no es ningún secreto que nunca han sido buenas las relaciones de Juan Ávila con el hombre fuerte del partido, Luis Carlos Sahuquillo. Su victoria electoral del 22 de mayo de 2011 no ha sido credencial suficiente para que el aparato conquense socialista le admitiese, ni siquiera como uno más, en la Ejecutiva Provincial elegida hace solo unos días. Pero él prefiere no hacer sangre y no quiere polémicas con este asunto. Sobre ello habla en la entrevista que mañana publicamos en encastillalamancha.es y de la que les adelantamos hoy algunos contenidos.

Sobre este particular no se pierdan la respuesta a la pregunta: ¿Le ha faltado valor, le han faltado apoyos o le han sobrado enemigos para no tomar las riendas del PSOE conquense?.

Usa el sentido común para las respuestas más comprometidas, que suelen ser largas, demasiado para las necesidades de un periodista. Pero… a cambio, se le arranca una entrevista en la que dice lo que piensa -sin dejar de pensar lo que dice- y aventura algunas rutas que serán una constante en el mensaje socialista.

Aunque las verdades como puños no suelen formar parte del discurso político cuando implican autocrítica del partido propio, Ávila no da la espalada al sentido común para contestar lo que cualquier ciudadano diría ante las evidencias. «Si todo fuera culpa de Zapatero y la crisis, habríamos perdido todos el 22 de mayo». ¡Pues claro!, pensaría cualquiera. Él no apunta a nadie, pero ahí deja la frase.

También tiene palabras de críticas para el Gobierno que preside María Dolores de Cospedal, que ve frío, lejano y nada entregado a las tareas de gobierno… Y algo más, que leerán en la entrevista, en la que habla de su encuentro con la presidenta de Castilla-La Mancha.

Su natural prudente con las declaraciones públicas tiene pocas excepciones. Una de ellas es su apuesta rotunda por el liderazgo de Emiliano García-Page más allá de su traje actual de secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha. Aunque sabe que hay que pasar por primarias, Juan Ávila, tiene claro que su candidato para 2015 es Page, a quien incluso ve presidente de la Junta en ese horizonte.

Partidario de la moderación más que de las barricadas como estregia del PSOE en su camino de oposición, ve en Cospedal a una mujer poderosa, en Page al futuro de la región y confiesa algún dato biográfico al ser preguntado por los líderes sindicales.

En la entrevista que publicamos mañana podrán examinar a uno de los hombres de Page en el PSOE castellano-manchego encargado de desplazar a la secretaria general del PP y la única líder de su partido que ha cosechado hasta ahora una mayoría absoluta en un feudo histórico socialista.

Su experienca política hasta ahora, que es dilatada, no ha cruzado las fronteras de Cuenca, donde ha sido concejal, delegado de la Junta y presidente de la Diputación. Da la sensación de que pronto contará más y que es una de las pistas que hay que seguir para conocer y comprender mejor el PSOE que se avecina. 

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