La situación es tan difícil para todos que hoy, 22 de mayo de 2012, un año después del cambio político histórico que llevó al PP al Gobierno de Castilla-La Mancha y dejó al PSOE en la oposición, ninguno de los protagonistas ha tomado la iniciativa para recordar la fecha. La obligación va antes que la devoción y la cosa no está para celebraciones, ni siquiera de recientes victorias históricas que, como la del 22 de mayo de 2011, cambió el atlas político castellano-manchego.
El 22 de mayo ha sido un día más para la presidenta de la Junta, María Dolores de Cospedal, cuya intervención ante el Comité Ejecutivo Regional del PP reunido en Toledo nada ha tenido que ver con alharacas o celebraciones, sino más bien con una llamada al realismo y a la constatación de la dificultad de la situación. Solo interrogada por los periodistas ha dado cuenta de sus opiniones y recuerdos sobre la primera fecha que el PP castellano-manchego ha escrito con letras de oro en su corta historia.
Un año después del 22-M las cosas no están bien ni para los ganadores ni para los perdedores.
Emiliano García-Page, alcalde de Toledo y secretario general del PSOE CLM, que aquel 22 de mayo ofreció al PSOE una victoria histórica en Toledo, resultado que le ha catapultado sin resistencia alguna al liderazgo del partido en la región, tampoco ha variado su agenda habitual y solo ha hablado de aquel 22-M que la prensa bautizó como «la madre de todas las batallas» a preguntas de los periodistas.
Como acontecimiento informativo de primera magnitud en la región que fue aquella fecha, encastillalamancha.es ha querido rescatar hoy las imágenes que protagonizaron en Toledo los líderes del partido en el gobierno y del primer partido de la oposición y recordar cómo pasaron el día Cospedal y Page.
TENSA, NERVIOSA, PERO CONFIADA EN LA VICTORIA
La presidenta votó a primera hora de la mañana en Albacete, desde donde siguió los primeros datos y noticias de la jornada. Allí comió con su familia y llegó a Toledo a primera hora de la tarde. Desde ese momento ocupó las dependencias reservadas en el Hotel Beatriz para que ella, sus lugartenientes y el equipo que formaba el operativo del PP analizaran los resultados de participación, las encuestas a pie de urna y los datos del recuento.
Se parecía, pero no era la Cospedal de siempre. Más tensa y nerviosa que de costumbre y, por lo tanto, con peor genio, la presidenta del PP y aún candidata a presidir Castilla-La Mancha, se mantuvo encima de todos los datos que llegaban.
Rodeada de su familia y de los hombres que la habían acompañado en la campaña: el secretario general del partido, Vicente Tirado; el director de Comunicación, Fernando Urrutia; y el coordinador de la campaña, Jesús Labrador. El portavoz de la campaña, Leandro Esteban, hoy todopoderoso consejero, aún no era fijo en ese círculo, aunque entraba y salía de él con más frecuencia que la mayoría.
Cospedal, secretaria general del PP, estaba también pendiente y en contacto permante con la calle Génova para ver cómo evolucionaban los resultados en toda España.
Mantuvo la fe todo el tiempo. Las encuestas previas, las israelitas, y los datos del recuento en Guadalajara, donde estaba perfectamente organizado el operativo «popular» para que los datos llegaran a Toledo casi simultáneamente que al centro de la Junta, apuntaban que la victoria del PP no se escapaba. Antes, durante y después, mantuvo firme la confianza, no se la vio dudar ni un instante de la victoria. Pero tampoco se permitió ni un asomo de triunfalismo antes de la cuenta.
El margen era tan estrecho, dadas las dificultades de la ley electoral que había tejido Barreda cuatro años atrás, que… Había que contenerse hasta el último voto.
RAJOY, EL PRIMERO EN CANTAR VICTORIA
El primero en romper el tenso ambiente de espera fue Mariano Rajoy. A eso de las nueve de la noche el presidente telefoneó a su secretaria general para felicitarla temprana, clara y contundentemente por su mayoría absoluta en Castilla-La Mancha. Los datos ya resultaban incontestables para proclamarlo así.
Fue el primer respiro, pero continuó la tensión.
Algo más tarde era José María Barreda quien llamaba al teléfono de Cospedal. Reconocía su derrota y felicitaba a la ganadora.
Y, aunque, aún tardó en salir públicamente… Ya sí. Era evidente. Había ganado. Se le escaparon algunas lágrimas. Y una gran sonrisa, entre las muchas que repartió de abrazo en abrazo. Primero los de su familia y los de su equipo. Después, los de todos lo que abarrotaban la sede electoral del PP esa noche agitando banderas y gritando ¡presidenta, presidenta! hasta la extenuación.
Así fue el día y la noche en la que Cospedal se convirtió en la primera mujer presidenta de Castilla-La Mancha y la primera candidata del PP en conseguirlo.
LA COMIDA CON ZAPATERO, BONO Y BOSÉ
Muy diferente fue el día para Emiliano García-Page, cuya misión entonces era revalidar la Alcaldía de Toledo. Tras votar a primera hora de la mañana, Page se encerró en el ayuntamiento con los miembros de su gabinete, capitaneados por Javier Ruedas y Margarita Sánchez. Entraban y salían concejales: Rafa Perezagua, Javier Nicolás, Jesús Nicolás…
Las «israelitas» no eran malas, porque, aunque no pronosticaron el resultado final, ninguna daba mayoría absoluta al PP, así que se mantenía la esperanza, pero la espera y la experiencia de las noches de infarto que suele ser el recuento en la capital hacían muy lento el transcurrir del tiempo.
Y en estas llegó la hora de comer. José Bono había invitado a su casa al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; y a su esposa, Sonsoles Espinosa; también estaba el cantante Miguel Bosé y el sempiterno director de Comuncación de Bono, José Luis Fernández «Chunda». Por supuesto, no podía faltar Page.
LA TEORÍA ZP
¡En qué horita! cuentan que dijo el alcalde horas después, cuando comentó el almuerzo con sus colaboradores. La comida era un funeral. O peor, porque algunas ocurrencias expuestas sobre la mesa… Dicen que son de traca…
Zapatero compartía los datos que le llegaban de Ferraz y adelantaba la derrota por dóquier que iba a experimentar el PSOE, aunque se mostraba confiado en que el descontento explotara por los alcaldes y presidentes autonómicos y él se encontrara el camino más despejado cuando llegaran las generales.
¡Imagínense con qué cuerpo debió salir Page de la comida!
Volvió al Ayuntamiento de Toledo para seguir el recuento, en contacto con sus lugartenientes en el PSOE, que le iban pasando el parte de bajas en toda la provincia.
Toledo, por el contrario, resistía bien, pero no se podía cantar victoria.
LA LLAMADA DE RUBALCABA Y EL AVISO DE ZAMBRANA
Justo Zambrana, entonces secretario de Estado de Interior, a las órdenes de Alfredo Pérez Rubalcaba, fue el encargado de dar el primer aviso. Con el 40 por 100 del recuento, Zambrana llamó a Page para decirle que iba a gobernar, aunque no se podía concretar más y era pronto para aventurar si tendría que volver a coaligarse o no con IU.
Más tarde el interlocutor al otro lado del teléfono era el ministro. Rubalcaba le confirmó que era alcalde, que había ganado, que también había victoria socialista en Cuenca y que todo lo demás era un solar, incluida la Junta, que se perdía por la provincia de Guadalajara.
Barreda llamó un poco más tarde. Para felicitar al ganador. La poca sintonía que había entre ellos no se dejó notar esa noche, pero no se les vio juntos en ningún momento. Salvo el poco tiempo que compartieron casi de madrugada en casa de Bono.
De nuevo el expresidente hizo de anfritirión para ofrecer una copa en su casa a todos, vencedores y vencidos. Pero ninguno de los presentes tiene buen recuerdo de aquella ¿fiesta?.