«Corren tiempos en los que cada vez estamos más faltos de referentes en la vida política -referentes de los de verdad. Esos que usas para aprender y no precisamente sobre cómo posar en fotografías-. Las batallas de ego copan la actualidad diaria; en la que cada vez estamos más sumidos en una espiral de sobreinformación y desgraciadamente contadas veces, esta es veraz.
Con este panorama entenderán que escuchar voces como la de Alfredo Pérez Rubalcaba era como música para los oídos. Como pasar de escuchar a una “Boyband”, a escuchar a Frank Sinatra. El contraste es obvio…
Rubalcaba supo mantener una postura firme cuando el país lo necesitaba. Mis discrepancias ideológicas con él son obvias, pero amar la política es también apreciar el buen hacer de tus adversarios y de Rubalcaba se podía aprender, y mucho.
Brillantes fueron las palabras de Posadas en su despedida a Rubalcaba en el Congreso, el día que anunciaba su marcha: “…su labor en el escaño ha dado categoría y altura a la función de diputado.” ¿Lo ven? Talento aprecia talento.
«Rubalcaba sabía mirar más allá del próximo cuarto de hora»
Rajoy, en un artículo publicado, también ha representado de una manera exquisita y un tacto admirable, la figura
de Rubalcaba: “Sabía mirar más allá del próximo cuarto de hora y contaba con un discurso sólido que merecía ser escuchado porque destacaba por encima de consignas publicitarias y eslóganes ramplones”.
Que razón querido Mariano. Rubalcaba pertenecía a esa generación de políticos que pensaban en la política -curioso, pero de un tiempo a esta parte, se viene pensando en otras cosas- y que además hacía política. De la misma generación que Rajoy.
Qué época esa en la que brillantes y apasionados debates dialecticos ocupaban el hemiciclo en vez de las soflamas insolentes que tenemos que aguantar copadas de insultos y poco saber estar.
Cuánto me gustaría ser, aunque fueran solo 30 minutos, diputado en la época de Fraga, o sentarme en el hemiciclo a escuchar a Aznar, o poder volver a escuchar a Rajoy en el Congreso… ¡Qué tiempos!
Una muy buena amiga del PSOE dice que los socialistas no mueren, sino que se siembran. Ojalá sea cierto, porque Rubalcaba era una semilla de sabiduría que debería germinar en las generaciones venideras de socialistas con las que será un placer discrepar.
La política de Estado debería volver para quedarse».
Luis Quiles es secretario de Imagen Corporativa del PP de Castilla-La Mancha.