Seseña (Toledo) ha vuelto a la normalidad tres meses después de que se iniciara el incendio del vertedero de neumáticos más grande de Europa, según destaca su alcalde, Carlos Velázquez, que asegura que «la gente está mucho más tranquila», en particular la de la urbanización El Quiñón, la zona más afectada.
En una entrevista, Velázquez comenta que tras la alarma y la inquietud que provocó el incendio, que se inició el viernes 13 de mayo y quedó extinguido el 2 de junio, «podemos decir que el pueblo ha vuelto a la normalidad» y así se está poniendo de manifiesto estos días, en los que se celebran como cualquier año las fiestas patronales de la Virgen de la Asunción.
La normalización de la vida cotidiana se aprecia particularmente en El Quiñón, la urbanización que construyó el promotor Francisco Hernando «El Pocero», la zona más cercana al vertedero de neumáticos y la que se llevó la peor parte, ya que tuvo que ser evacuada el 13 de mayo y durante varios días las clases del colegio estuvieron suspendidas debido al humo.
Velázquez apunta: «Es verdad que el humo duró más de lo que nos hubiera gustado a todos, prácticamente un mes, porque a pesar de que el incendio estaba controlado, era el humo lo que preocupaba, más allá de las llamas con cierta intensidad que duraron 24 horas».
«LO PEOR FUE EN LOS DÍAS POSTERIORES»
Lo peor no fue el día que comenzó el incendio sino los posteriores, «cuando el humo se instaló en el barrio, dos noches concretamente, una en la primera semana y otra en la segunda, y entraba por cualquier orificio dentro de las viviendas, se pasó verdaderamente mal, lo pasamos muy mal y sufrimos mucho», reconoce el regidor de Seseña.
Y añade: «En ese sentido, el pueblo ha vuelto a la normalidad, la gente está mucho más tranquila», e incluso hay una cierta sensación de que pudo ser peor, porque en el pueblo antes se hablaba de que si «salía ardiendo» el vertedero, donde se acumulaban unos 5 millones de neumáticos, «había que evacuar no solo Seseña sino otros municipios de alrededor».
Ahora, queda algo de incertidumbre en los vecinos del pueblo por el «lento ritmo» que está teniendo el proceso de retirada de los neumáticos que no ardieron y porque el Gobierno de Castilla-La Mancha aún no ha precisado cómo se van a retirar las cenizas y los residuos que han dejado los que se quemaron, señala Velázquez.
«SE HABLA DEL RITMO LENTO DE RETIRADA DE LOS VEHÍCULOS»
Según el alcalde, en el pueblo, y fundamentalmente en El Quiñón al estar más cerca de la planta y convivir prácticamente con ella, «de lo que se habla es del ritmo tan lento que llevan la retirada de los neumáticos, sobre todo porque se prometió que se iba a hacer de manera muy rápida».
El ritmo en la retirada de neumáticos «no es el deseado», comenta Velázquez, que duda de que pueda llevarse a cabo en cuatro meses como ha planteado el Gobierno castellanomanchego, aunque matiza: «Creo que si estuviera finalizado antes de diciembre, cualquier persona del municipio estaría satisfecha».
Pero «lo que más preocupa a la gente» son las cenizas, porque «las ruedas al final no pueden meterse en las viviendas, no pueden quedarse en suspensión y salir volando con el aire, pero las cenizas sí», avisa el regidor, que recuerda que los vecinos de Seseña han pedido desde el principio que se diera prioridad a estos residuos.
«Yo entiendo que es más complejo dar una salida a esos residuos que a los neumáticos, pero de eso es de lo que fundamentalmente se habla ahora en el municipio», añade.
En cualquier caso, reitera que El Quiñón ha recuperado también la normalidad como el resto del pueblo y como ejemplo dice: «Basta con ver cualquiera de las urbanizaciones, las instalaciones interiores, las piscinas y las zonas comunes, están llenas de gente, llenas de niños, los parques infantiles también».
«EL QUIÑÓN GOZA DE UNA SALUD EXTRAORDINARIA»
Velázquez asegura que el Quiñón «goza de una salud extraordinaria». «En ese sentido, es cierto que la gente ha vuelto a disfrutar de su barrio, pero se pasó muy mal y eso es algo que la gente de El Quiñón y los vecinos de Seseña y yo como alcalde, no vamos a olvidar fácilmente», manifiesta.
Además, en relación a El Quiñón, Velázquez asegura que comienza a desbloquearse la «maraña urbanística» que impedía continuar su desarrollo, con varias actuaciones de las que un primer paso ha sido sacar a información pública el proyecto de reparcelación.
Velázquez confía en retomar el desarrollo de la urbanización, que se diseñó para 13.508 viviendas de las que solo se han construido 5.096, en las que el Ayuntamiento calcula que viven cerca de 8.000 personas, de las que 6.600 están empadronadas.