Sinforiano Montes Sánchez, 81 años, del Partido Popular, es el alcalde más veterano de Castilla-La Mancha. Aquí esta el dato: es alcalde de Montealegre del Castillo (Albacete) desde el 18 de agosto de 1965, desde antes de la democracia. ¡Y eso que no quería serlo! Fue obligado por las autoridades. Su éxito entre los vecinos es tal que más de un socialista le pregunta, antes de unas elecciones, si se va a presentar, ¡para votarle a él! Si Sinforiano les dijera que no, «entonces aseguran que no votarían al siguiente candidato popular», dice él.
La receta de su éxito es que «trabaja por todos» sin hacer distinciones. Siempre ha ganado por mayoría absoluta de un mínimo del 65 por 100. Parece que sus vecinos le dan la razón. ¡Desde hace 51 años!
Si hay que creerle, y los hechos hablan por sí solos, la política no sufriría el enorme desprestigio que padece en la actualidad si todos los políticos hicieran como él. Sinforiano Montes Sánchez, del Partido Popular, es alcalde de Montealegre del Castillo (Albacete) desde un lejanísimo 18 de agosto de 1965. De eso han pasado 51 años, nada menos. Ha sido alcalde 48 años, ya que dejó de serlo (voluntariamente, claro), durante tres años.
Empezó su mandato en una época en que había que serlo a la fuerza, si la autoridad competente lo decidía. Eso ocurrió con él. Tenía 26 años. «Yo a esa edad, claro, solo quería divertirme», comenta. Le aconsejaron que, para negarse, debía desempadronarse en el pueblo y marcharse. Fue lo que hizo, a Barcelona. Cuando regresó, pocos años después, volvieron a insistir y, en un despiste, le llegó la orden y tuvo que aceptar. Solo ha dejado de ser alcalde entre 1984 y 1987: «Así debió hacerlo el que estaba. Yo quería dar paso a los jóvenes, pero creyeron que no había mejor candidato», explica.
SIN QUERERLO NI BEBERLO… Y OBLIGADO POR LAS AUTORIDADES
Así que no solo sin quererlo ni beberlo sino a la fuerza empezó Sinforiano a dirigir a sus vecinos, y tan joven. Siempre ha gobernado con holgadas mayorías absolutas, superando el 65 por 100. En las primeras elecciones democráticas, las del periodo 1979-1983, logró tantos votos como el PSOE y la UCD juntos. Tal ha sido la confianza que ha despertado en sus vecinos, que asegura que simpatizantes socialistas le preguntaban si se iba a presentar… para votarle a él. «Me aseguraban que si el candidato era otro del PP, votaban al PSOE», asegura.
Y surge la pregunta del millón: ¿Cómo lo hace? ¿Su receta? «Me volqué con la gente. Yo me porto igual con todo el mundo», esgrime. ¿No le han llamado de su partido para preguntarle cómo lo hace? «Sí, me han preguntado, pero no cambian…», contesta. Suerte (para los vecinos) del que haya tomado nota y le haya hecho caso. Sinforiano recuerda que cogió un pueblo «en el que no había nada, había una gran deuda con los funcionarios, estaba arruinado, mientras que ahora lleva con superávit durante 30 años, y es que lo que hay que hacer es no gastar lo que no se tiene», aconseja.
A este alcalde tan veterano (¡y que bien le funciona la cabeza a sus 81!) no le asusta lo que llaman «nueva política»: «Ahora hago lo que antes, trabajar para todos los demás, obtener ingresos sin subir los impuestos». Con todo, después de tanto tiempo de mando admite que le queda una espinita clavada. Cuenta que él fue el gestor de que todos los pueblos de alrededor de Montealegre del Castillo, hasta los límites de Murcia y Alicante, tengan hoy energía eólica, pero el suyo no, ni un triste «molinete», se lamenta. La razón es que todos los proyectos que ha ido presentando a la Junta de CLM han sido rechazados, sin saber la causa. «¿También el Gobierno de Cospedal?» se le interpela. «Ahora ya no es rentable como antes, hay menos ayudas», responde.
«LO PEOR DE SER ALCALDE SON LOS PRIMEROS 30 AÑOS»
¿Ha llorado Sinforiano alguna vez? Parece que le sorprende la pregunta. «Yo me llevo bien con todos. No he tenido problemas con nadie. Siempre digo que lo peor de ser alcalde son los 30 primeros años», dice a modo de respuesta.
Sinforiano Montes admite que sí, le han intentado corromper. «No es conveniente», espeta. Recuerda que hubo una ocasión en que, gracias a una gestión suya, un promotor, cuya obra inmobiliria sobrepasaba las seis alturas que marcaba la ley, se libró de una multa considerable. Este, agradecido, le quiso recompensar con 150.000 pesetas de 1977, cantidad que consideraba mucho menor que la que se había librado de pagar de no mediar el alcalde, quien no obstante rechazó el sobre.
En ese mismo año dice que «le quisieron hacer un corrupto». Fue en la época en que el entonces ministro Joaquín Garrigues le propuso para delegado de Obras Públicas en una provincia de la costa mediterránea, recuerda. «Yo tenía miedo. Contesté que me dieran un mes de tiempo. A los 15 días me dijeron que me iba de delegado a Almería, que iban a montar una sociedad y que yo iba a entrar. ¿Cómo, si yo no tenía ni una perra? Y que iba a ganar lo mismo que ellos, pero a cambio de conceder los permisos para construir junto a la playa. Dije que no», revela. «Si yo hablara…», añade, porque sin duda hay más.
Este alcalde popular siempre ha sido alcalde sin cobrar por ello, ya que lo ha compaginado con su trabajo de director de banco. Nunca ha cobrado un sueldo del Ayuntamiento. Cobra su pensión de la banca.
Sinforiano Montes Sánchez, la historia del mejor alcalde a la fuerza. Qué paradoja. Y el mejor ejemplo para todos, viejos y nuevos políticos.