UGT ha elaborado un informe con motivo del 25 N, y manifiesta su más rotunda condena y repulsa contra las violencias machistas, cuyas cifras siguen siendo muy alarmantes. Así, de media, en nuestro país cada 6 días muere una mujer asesinada a mano de su pareja o expareja.
Los delitos de agresiones sexuales investigados han crecido
Los delitos de agresiones sexuales investigados han crecido en 2022 un 31,5% respecto de 2021. Especialmente preocupante es el ascenso de las agresiones sexuales cometidas por menores de edad (en 2022 se ha producido un incremento de un 45,8% de los casos investigados, respecto a 2021).
En el caso de CLM, desde 2003 (año en el que empezaron a contabilizarse las víctimas) al 8 de noviembre de este año, han perdido la vida 577 mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Y en lo que va de año, 2 mujeres han muerto por la violencia machista en Castilla-La Mancha.
Además, 4 menores han sido asesinados por violencia vicaria desde 2003, en la región. Y desde 2013, 31 menores se han quedado huérfanos por el asesinato de sus madres a manos de las parejas o exparejas.
Actualmente hay 4.506 mujeres en la región que piden la protección de la Guardia Civil o la Policía Nacional, a través de sus equipos especialidades, los Equipos de Mujer y Menores (Emume) y las Unidades de Familia y Mujeres, respectivamente.
Nuevas formas de violencia machista
La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores en CLM muestra su preocupación también por las nuevas formas de violencia machista que afloran cada vez con mayor rapidez y virulencia, como los llevados a cabo a través de las Tecnologías de la Información y Comunicación, el incremento de agresiones en grupo y el uso de la sumisión química.
Por otra parte, las tasas de violencia machista se incrementan en el caso de las mujeres migrantes, mujeres del ámbito rural o con discapacidad.
El acoso sexual y el acoso sexista o por razón de sexo son las principales manifestaciones de violencia machista que se producen en el ámbito laboral. Una lacra ampliamente extendida y muy invisibilizada.
Pese a que hay instrumentos específicos para combatir este tipo de violencia, como son los Protocolos de acoso sexual y acoso sexista y los Planes de Igualdad en las empresas, la escasa sensibilización social, el miedo a las represalias laborales y la dificultad de la prueba, hacen que un gran número de casos de acoso sexual o de acoso sexista no llegue a denunciarse. A la ausencia de denuncias, se une la falta de datos oficiales sobre esta materia, lo que dificulta aún más la lucha para su erradicación, concluye el estudio de UGT.