Dos días después de recibir un mal dato del paro, otra vez peor en Castilla-La Mancha que la media española, María Dolores de Cospedal se subirá a la tribuna de las Cortes para abrir su primer Debate sobre el Estado de la Región como presidenta de la comunidad autónoma.
Cospedal acude a esta cita, la más importante del calendario parlamentario, con la firme intención de responsabilizar de la dureza de sus medidas de recorte y ajustes a la gestión de su predecesor, el socialista José María Barreda, que entregó las cuentas públicas con un déficit que quintuplicaba el permitido y una deuda de casi 11.000 millones para una región cuyo presupuesto anual apenas ha rozado los 9.000 millones de euros en los mejores tiempos de las vacas gordas.
Consciente del desgaste que las medidas tomadas en sus 14 meses de presidencia acarrean para su partido, su Gobierno y su popularidad, Cospedal no está dispuesta a arrugarse y pasar página de la herencia recibida, sino que muy probablemente la presidenta sacará el hit parade de agujeros económicos dejados por Barreda: déficit, deuda, facturas sin contabilizar, riesgo de quiebra de los servicios públicos…
No en vano tendrá enfrente a uno de los miembros del anterior Gobierno regional, José Luis Martínez Guijarro, ahora portavoz socialista y encargado de dar la réplica a la presidenta.
La dirigente castellano-manchega no evitará en su discursos una dosis razonable de optimismo y confianza en el abandono de lo peor de la crisis, con efectos para finales de la legislatura y, probablemente, se guarde en la manga algún anuncio que dé que hablar, aunque no tenga que ver con alegrías presupuestarias.
En el PSOE también tienen claro los aspectos principales de su intervención en este Debate sobre el Estado de la Región. Más paro, más deterioro económico de la región, menos servicios públicos, dejadez en la defensa de los intereses de CLM, como con la defensa del agua, e incumplimiento de promesas como la de aprobar una ley electoral consensuada. En definitva, que el PSOE empezará a hablar de la herencia que dejarará Cospedal.
Martínez Guijarro acusará a Cospedal de hacer recortes ideológicos, más allá de las necesidades económicas y financieras de la región y del momento, al tiempo que echará en cara a la también secretaria general del PP pasar más tiempo en Madrid que en Castilla-La Mancha y estar más ocupada en asuntos de política nacional que regional.
Además, los socialistas ya han anunciado que elevarán varias propuetas, como la de establecer el caudal mínimo de la cabecera del Tajo y aprobar una ley por la que los altos cargos de la Junta tengan que residir en la región y, por lo tanto, pagar aquí sus impuestos.
UN TESTIGO DE EXCEPCIÓN
El Debate tendrá probablemente un testigo de excepción en el Salón de Plenos, el secretario general del PSOE, Emiliano García-Page, quien en su condición de senador autonómico podrá ocupar un escaño en la sala, pero que no tendrá derecho a intervenir.
El PP, representado por su portavoz, Francisco Cañizares, dará una vuelta de tuerca más a las acusaciones sobre la herencia recibida e insistirá al Grupo Socialista en la necesidad de que arrimen el hombro en momentos de extrema dificultad.
Los ofrecimientos de mano tendida al diáologo serán, posiblemente, una constante en todos los intervinientes, pero en realidad no pasan de brindis al sol.
Hoy por hoy ni PP ni PSOE tienen intención de moverse un ápice de sus posiciones.