Un cúmulo de recuerdos y un mensaje cargado de intenciones, de buenas intenciones hacia el que esta tarde puede ser el nuevo secretario general. «Voy por la calle y siento el afecto de alguien que te saluda con una palabra cariñosa», dijo Bono. Su recetario para el partido en la región incluye como ingredientes mantener la unidad del partido, la franqueza para hablar en público de lo que interesa a Castilla-La Mancha, no tener miendo a cambiar lo que no va bien, hacer autocrítica y tener el oído abierto a la calle.
«Esta es una tierra que, como publicó el diario El País, era un invento». Así comenzó Bono su discurso ante el plenario del 10 Congreso Regional del PSOE de Castilla-La Mancha, así como presumiendo de la unidad que había hecho fuerte a esta organización en la comunidad autónoma e invitó a pasar ya «a los misterios gozosos» y dejar cuanto antes «los dolorosos», en relación al desánimo que cunde en las filas socialistas por las sucesivas derrotas electorales.
«Éramos un invento; eso sí, el mejor invento que había tenido Castilla-La Mancha en toda su historia». Sus primeras palabras fueron para evocar cómo «en 1983 comenzamos a levantar la voz y ponernos objetivos», el primer presupuesto regional de solo 500 millones de pesetas, la amenaza de dimisión ante José María Maravall porque se negaba a crear la Universidad de Castilla-La Mancha, los recursos contra los trasvases, un tema por el que llegó a colgar el teléfono a Alfredo Pérez Rubalcaba («le mandé a paseo») y que tres años después el Tribunal Supremo declaró que el trasvase era ilícito. No se olvidó del fallecimiento del joven que se ahogó en el pantano de Entrepeñas en portesta por el Tajo-Segura.
Los primeros minutos fueron para el recuerdo de sus más de 30 años en la política castellano-manchega, pero no tardó en exponer las recetas que consideraba que habían llevado al Partido Socialista a gobernar esta región durante 28 años ininterrumpidos. Hoy, abordan su primer Congreso Regional en la oposición.
Además de la unidad, la firmeza en la defensa de los intereses de la tierra frente a quien los amenace, sea del propio partido o del rival y la franqueza para decirse a la cara las cosas entre los intregrantes del partido cuando se está en desacuerdo, fueron otras recomendaciones que Bono citó en tono de recuerdo para explicar lo que hace fuertes y lo que no a las organizaciones políticas.
«No hay que tener miedo al cambio, hay que darle una vuelta a todo aquello que está mal, hay que tener el oído en la calle, no solo en los titulares de prensa o en las encuestas» fue explicando Bono ante los casi 300 delegados y los invitados presentes en la sesión de apertura del 10 Congreso.
«Tendremos que escuchar a la gente y evitar a los aduladores», dijo para continuar afirmando que “la culpa no es siempre de los otros ni de Zapatero”.
El expresidente animó a «atacar al PP, por supuesto; motivos dan» sin caer en la autocomplacencia, porque, aseguró, «algún elemento de autocrítica tenemos que hacer nosotros».