Juan Alcázar llegó un día a su casa y notó que los pies le “ardían”, tenía “quemazón en las manos, en la cara”, y las pulsaciones le llegaban a 190; tras 17 meses de acudir a consultas le confirmaron que estaba relacionado con la covid que había padecido meses antes: él es uno de los 43.000 afectados de covid persistente que estiman que hay en Castilla-La Mancha.
Un número difícil de precisar porque la enfermedad no está reconocida, según ha manifestado Alcázar, que es vicepresidente de la Asociación de Covid Persistente de Castilla-La Mancha, en una entrevista con la Agencia EFE, pero que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a dos millones de personas en toda España.
Este colectivo reclama desde hace años la codificación de la enfermedad, que tenga un código CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades), “que ya está implementado en toda Europa, pero que aquí en España no tenemos aún”, y también que se aborde la covid persistente desde la Atención Primaria.
Juan Alcázar se contagió de covid en los primeros compases de la pandemia, en marzo de 2020, pero meses después comenzó a sentir síntomas raros, como las palpitaciones extremas cuando estaba en reposo, o el ardor en los pies, que le obligaba a meterlos en agua fría.
“Empecé a notar que mi cabeza no funcionaba del todo bien; tenía una niebla mental que me hacía dudar, e incluso cuando leía, o mantenía una conversación, cambiaba las palabras; yo me daba cuenta, pero mi cabeza no se corregía sola”, ha rememorado.
“Peregrinaje” por consultas médicas
Durante casi un año y medio buscó atención médica, en un “peregrinaje” que le llevó a distintos puntos de la región, “hasta que una neuróloga de Toledo me dijo que estaba derivado de la infección inicial, y por lo menos me quedé un poco más tranquilo”.
En ese proceso contactó con la asociación española de covid persistente, ACTS, y también con otras personas con síntomas similares a los suyos en Castilla-La Mancha, como Estefanía Callejas, y reunieron a un colectivo de un centenar de personas para formar la asociación regional, que actualmente supera los 200 socios.
Donde más afectados han contactado ha sido en Albacete y Toledo, y menos en provincias como Guadalajara, según ha indicado, y cree que a nivel nacional hasta un tercio de los enfermos son menores de edad.
Tanto con ACTS como con la Red de Investigación de Covid Persistente (Reicop) trabajan de forma activa para intentar lograr el reconocimiento de la enfermedad y la formación de los profesionales, para que no se aborde, como sucede en ocasiones, como un problema psicológico o mental.
No tratarlo como un problema psicológico o mental
“Es duro”, ha reconocido Alcázar, “porque llegas a una consulta médica y te tratan de un problema psicológico”, o te derivan a unidades de salud mental “que es peor, porque nos tratan de forma psicológica, como que nos lo inventamos, y no es así”.
Él no ha percibido un “cuestionamiento” sobre sus síntomas, ni en el ámbito familiar ni en el laboral, pero reconoce que sufren “un bajón, nos tira la autoestima por los suelos” cuando alguien les señala: “Te veo muy bien, estás mejor que antes”.
Juan es técnico de mantenimiento, un trabajo “muy físico”, y ha admitido que fue afortunado porque su empresa le facilitó un regreso escalonado, con jornadas reducidas durante varios meses, pero “no todo el mundo ha tenido esa suerte; hay personas a las que directamente las han despedido del trabajo”.
Y es que “uno de los síntomas más incapacitantes es el cansancio extremo que tenemos”, y que ante cualquier “mínimo esfuerzo, el cuerpo no responde”.
Juan participó en el programa ‘Recover’, dirigido por el doctor Berenguer en la Academia de Infantería de Toledo, en el que durante dos meses hicieron ejercicios de fuerza “ya que se había visto que al oxigenar los músculos, notábamos una mejora importante”, y que le permitió una cierta recuperación, aunque no tan grande como él “hubiera querido”.
Unidades de covid persistente
Castilla-La Mancha fue “casi pionera” en la creación de unidades de covid persistente en el año 2022, pero Alcázar ha lamentado que “no han funcionado como hubiéramos querido, y al final han terminado como un triaje para derivarnos a especialidades”.
De hecho, en Toledo continúa funcionando “como una consulta de medicina interna” pero han desaparecido en Talavera de la Reina (Toledo) o Guadalajara, ha indicado.
En todo caso, la asociación de la que es vicepresidente apuesta por la creación de un grupo de trabajo para intentar abordar la enfermedad desde la Atención Primaria para que haga un “seguimiento efectivo”.
En este sentido, se confiesa satisfecho con la intención anunciada en enero por el Ministerio de Sanidad de incluir la covid persistente en la Estrategia de Cronicidad, y cree que es un paso que “abre las puertas a futuros tratamientos”.