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viernes, 22 de noviembre de 2024
Médicos del Hospital de Albacete que llevarán a cabo el estudio.
Investigadores de Albacete - 28 agosto 2018

Profesionales sanitarios de Albacete van a iniciar un proyecto de investigación que pretende medir la capacidad de autotrasplante de células madre hematopoyéticas para evitar la muerte celular programada en los pacientes que han sufrido un infarto cerebral reciente y con un área de lesión importante.

El estudio ha obtenido financiación por parte del Instituto de Salud Carlos III y  busca aprovechar la capacidad del Laboratorio de Investigación en Neurología del Hospital General Universitario de Albacete para aislar y detectar cuerpos apoptóticos cerebrales circulantes en el suero de los pacientes, de modo que funcionen como nuevos biomarcadores de respuesta terapéutica neuroprotectora en ictus isquémico.


Si el proyecto de los albaceteños tiene éxito confirmará el mecanismo de la acción protectora del trasplante de células en el ictus y dotará a la comunidad científica de un medio válido para monitorizar el valor de otras posibles estrategias de neuro-protección en esta enfermedad.

El ictus es la segunda causa de muerte en España

El investigador principal de este proyecto es el jefe del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, Tomás Segura, y ha señalado que el ictus es uno de los principales problemas de salud de los países desarrollados.

En España representa la segunda causa global de muerte en la población y la primera causa de discapacidad de los adultos. Su atención sanitaria supone un elevado coste y crea una «enorme limitación en la calidad de vida de los pacientes afectados y sus cuidadores», ha afirmado Segura.

Avance en las terapias

En los últimos 15 años las terapias que ayudan a reducir los efectos del ictus han evolucionado, hoy en día pueden recuperar parte de la permeabilidad de los vasos cerebrales afectados en el ictus y son capaces de extraer o disgregar el trombo que obstruye una arteria cerebral con una eficacia alta.

Pero estas terapias, llamadas terapias de reprefusión, son solo realmente efectivas si se producen en las primeras horas tras la oclusión del vaso, y, según Segura, «la existencia de una ventana terapeútica limitada» impide la eficacia y provoca que solo entre el 20 y el 30 por 100 de los pacientes con un ictus isquémico resulten finalmente beneficiados.

Por ello Segura apuesta por aumentar el esfuerzo dedicado a otras estrategias terapeúticas, concretamente a las de neuro-protección o neuro-reparación, «que tengan como objetivo principal regenerar el área tisular dañada por un infarto o por una hemorragia cerebral», ha indicado.

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