«De esta forma, un tanto sensacionalista, aparecen ocasionalmente comentarios y noticias que dejan en el aire la idea de que actualmente, jugando con la genética, sería posible manipular embriones humanos para crear niños “a la carta”. Sin embargo, como pretendo transmitir en estas líneas, la eugenesia, que así es como se conoce al hecho de “diseñar” individuos, está aún muy lejos de ser una realidad y en absoluto es actualmente una práctica clínica ni siquiera en fase experimental.
Es cierto que, entre los científicos, hay inquietud por conseguir modificar algunos genes para combatir algunos cánceres, como el de mama y muchas otras enfermedades, muy graves, con un origen genético. Sin embargo, el interés de la ciencia se mantiene siempre dentro de unos límites éticos que, cuando alguien sobrepasa, es la propia comunidad científica quien señala y acusa al infractor. Un ejemplo de esto es lo ocurrido con el investigador chino He Jiankui, en paradero desconocido, con su laboratorio desmantelado y sin que ninguna entidad científica haya avalado ni corroborado su controvertido experimento con embriones humanos para hacerlos resistentes al virus del SIDA.
Además del autocontrol de los científicos y de las leyes, es la propia tecnología la que no permite una modificación selectiva y exclusiva de un único gen sin estar seguros de no provocar un daño grave y de consecuencias imprevisibles en otras zonas del ADN. La edición genética no será una realidad hasta que la seguridad en el proceso no quede del todo comprobada después de una fase experimental lo suficientemente rigurosa.
Conviene remarcar la diferencia entre manipular o editar el contenido genético de un embrión humano y la posibilidad de estudiar su ADN. Esto último sí está al alcance de algunos centros de reproducción humana asistida como ReproFIV donde, con el fin de aumentar la eficacia de los tratamientos de Fecundación In Vitro, estudiamos el ADN de los embriones para identificar aquellos que portan mutaciones en genes o anomalías cromosómicas que dificulten el embarazo, aumenten la probabilidad de aborto o comprometan seriamente la salud del futuro recién nacido. De esta forma, solo los embriones sanos para la alteración que nos preocupa serán transferidos al útero materno, aumentando así la posibilidad de conseguir una gestación a término, disminuyendo el riesgo de aborto, abaratando el proceso y reduciendo el estrés anímico en nuestros pacientes».
Antonio Alcaide Raya, M. Sc., embriólogo en ReproFIV.