El Ayuntamiento de Abengibre (Albacete) ha celebrado hoy un pleno extraordinario en el que ha aprobado, por unanimidad, solicitar la declaración de zona catastrófica, debido a los daños que han sufrido prácticamente todos los cultivos de la zona como consecuencia de las últimas tormentas.
En declaraciones a Efe, la alcaldesa de Abengibre, Felicidad Alberola (PSOE), ha destacado que esta aprobación ha sido por unanimidad de los dos grupos políticos representados en el Ayuntamiento y que la solicitud será trasladada al Gobierno central y al autonómico para que decidan sobre la declaración.
Las tormentas por las que se ha solicitado la declaración de zona catastrófica se produjeron el lunes 16 de junio y ayer, tal y como ha indicado la regidora, y si bien la primera fue más dañina para el campo, la segunda ha terminado de afectar los cultivos que se habían librado de la granizada de la semana pasada.
El viñedo es el principal cultivo de la localidad, aunque también «hay algo de cereal, almendro y olivo», ha explicado la alcaldesa, quien ha detallado que la actividad económica predominante en su municipio es la agricultura, no sólo porque se dediquen profesionalmente a ella sino también porque «viña tiene casi todo el mundo» en el pueblo.
«Muchas de las viñas están devastadas al 100 por ciento, otras en un 60 ó 70 por ciento» ha lamentado Alberola, que ha puesto otros ejemplos de los daños causados en la agricultura, ya que «las nueces que no están en el suelo están dañadas por el granizo y terminarán pudriéndose».
Alberola ha afirmado que, con la declaración de zona catastrófica, se podrían conceder ayudas directas a las familias, eximir del pago del Impuesto de Bienes Inmuebles o de las cuotas a la Seguridad Social.
En cualquier caso, la regidora de Abengibre ha indicado que habrá que esperar un tiempo a que se dilucide si se aprueba o no esta declaración y es posible que la decisión no se tome hasta que se recoja la cosecha.
La alcaldesa de Abengibre ha afirmado que los vecinos del pueblo están preocupados por la situación en que han quedado los cultivos y que, en general, el ambiente «es un poco depresivo».