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artículo de opinión 23/01/2016junio 7th, 2017

«Celebramos hoy la fiesta de nuestra ciudad, del patrón de nuestra ciudad, San Ildefonso. Estoy convencida, como alcaldesa y como persona, de que ser toledano es un sentimiento que está por encima de cualquier construcción ideológica. Ser toledano es sentirse toledano y sentir con los toledanos.

También celebramos que hay personas en las que podemos mirarnos y sentirnos un poco mejores. A algunas, ya sea de manera individual o agrupadas en instituciones, les damos las gracias por su méritos con un reconocimiento institucional. Estas personas e instituciones son: «Ciudadanos de honor»: Angel Montoro Cabello y Gonzalo Pérez de Vargas; «Dedicación de calles»: Circo Romano a la Venta de Aires y México a Caja Rural; «Hijo adoptivo»: Adolfo Muñoz Martín; «Hijo predilecto a título póstumo»: Enrique Lorente Toledo; «Hijo predilecto»: Luis Pérez Hernández; Medalla de Oro de la ciudad: Apanas.


Estoy segura de que lo que hace avanzar, poco a poco, detalle a detalle, a nuestra sociedad es el factor humano, las personas éticas, generosas, trabajadoras, que ponen en todo aquello que hacen las razones de su cabeza y la apertura de su corazón, y que, con su afán, van dejando huella en la ciudad y entre los ciudadanos, una huella que permanece en el tiempo.

Hoy, las palabras que en siglo XII utilizó Bernardo de Chartres para rendir homenaje a los clásicos, nos pueden servir para homenajear a las personas e instituciones a las que otorgamos el reconocimiento oficial de la ciudad: «Somos como enanos sentados sobre los hombros de gigantes para ver más cosas que ellos y ver más lejos, no porque nuestra visión sea más aguda o nuestra estatura mayor, sino porque podemos elevarnos más alto gracias a su estatura de gigantes». Nuestros gigantes de hoy son los ciudadanos y Toledo es nuestra ciudad.

Si ahora tenemos una sociedad mejor, un Toledo mejor, se debe en gran medida y fundamentalmente al trabajo acumulado de muchas personas, las que nos precedieron y las que hoy convivimos, y a los valores individuales y sociales que todas ellas encarnan.

Toledo hoy es una ciudad viva, que palpita, aunque tenga un corazón muy antiguo. Es una ciudad respetuosa y tolerante que tiene sentido en sí misma, en la Comunidad de Castilla-La Mancha, en la nación española y en el mundo entero; es una ciudad que se define, no sólo por su dinamismo ante el futuro, sino, también, por su sincero respeto al pasado

Quiero que ese Toledo que está en la poesía de Garcilaso, en las leyendas de Bécquer, en las novelas de Galdós y en los textos de tantos otros, y está, sobre todo, en el corazón de los toledanos y toledanas y en el paisaje retenido en la retina de los millones de viajeros que nos visitan, progrese con la voluntad y la fuerza de la gente que quiere y busca un futuro mejor.

Italo Calvino escribe que las ciudades se dividen entre «las que a través de los años siguen dando forma a los deseos y aquéllas en las que los deseos o bien logran borrar la ciudad o son borrados por ella». No me cabe la menor duda de que todos queremos un Toledo que dé forma a nuestros deseos y que nos inspire ansias de mejora.

Toledanos y toledanas, ¡Feliz fiesta de nuestro patrón!».

Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo.

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