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"En Toledo, la Cultura son puntos de PIB; pero la Cultura con mayúscula, que a veces se confunde con espectáculo" 29/07/2013junio 12th, 2017

Por su trayectoria, aficiones, actividades… Siempre he tenido la sensación de que estaba predestinado a ser presidente de la Fundación Toledo… ¿Siente que está en su sitio? Así comenzamos la entrevista con Juan Ignacio de Mesa, presidente de la Real Fundación Toledo, entre una larga lista de ocupaciones, pasiones y aficiones. Lo siguiente a tratar era obvio: Pues llega en malos tiempos para el mecenazgo, la base de la Fundación. ¿Se da también el caso de que algunos mecenas utilizan la crisis como excusa para dejar de hacer determinadas tareas de responsabilidad social? En este sentido, ¿le ha tenido que sacar los colores a alguno de los patronos de la Fundación Toledo? Son algunas de las cuestiones que le planteamos a quien es defensor a ultranza de «la Cultura con mayúsculas, que a veces la confundimos con el espectáculo». Y es que en una ciudad como Toledo deberíamos comprender cuando antes que la Cultura son puntos de PIB.
De ello habla en las próximas líneas y en la entrevista que publicamos en íntegra en portada.

 


“EN TOLEDO LA CULTURA SON PUNTOS DE PIB, QUE A VECES CONFUNDIMOS CON EL ESPECTÁCULO”

Por su trayectoria, aficiones, actividades… Siempre he tenido la sensación de que estaba predestinado a ser presidente de la Fundación Toledo… ¿Siente que está en su sitio?

No… Ja, ja, ja… Lo de la predestinación… Yo creo que cada uno se forja su propio destino en función de las circunstancias que le rodean. Por razones biológicas, se va produciendo una sustitución en el equipo que empezamos en la Fundación hace muchos años y eso hace que a mí me toque estar en este momento. Y la verdad es que es ilusionante que cuando uno llega ya a esa especie de un punto, no de término, pero sí de inflexión definitivo, entre casi el fin de la vida profesional y poder dedicarse con más pasión a cuestiones a las que uno tiene afición. Así que poderme dedicar más a esta afición tan maravillosa que es Toledo, mi ciudad, es un honor, una responsabilidad y, al mismo tiempo, una maravilla.

Pues llega en malos tiempos para el mecenazgo, la base de la Fundación.

Sí, porque en este momento nos encontramos con que lo poco o mucho que de mecenazgo y responsabilidad social corporativa puedan hacer las empresas o particulares, moralmente y en conciencia te ves a veces limitado a la hora de decidir a qué fin lo destinas y entonces prevalecen entidades como Cáritas o Cruz Roja, que se dedican a cubrir necesidades perentorias de mucha gente que lo está pasando muy mal. Yo siempre digo que el mecenazgo cultural, sobre todo cuando se destina a temas de patrimonio, tiene una tasa de retorno importante desde el punto de vista económico y, nos guste o no, lo que tenemos que plantearnos es una cierta rentabilidad finalista de la gestión que vas a realizar. En Toledo yo siempre digo lo mismo, no somos conscientes de que nuestra empresa más importante generadora de recursos y de empleos, directos e indirectos, es el turismo, la industria cultural. Si fuéramos mínimamente conscientes, al establecer un criterio de prelación de dónde no hay conceptos de gasto, sino de inversión con carácter prioritario, lo dedicaríamos al patrimonio, a la cultura…

En ciudades como Toledo, ¿la cultura son puntos de PIB?

Evidentemente. Pero la Cultura con mayúsculas, que a veces la confundimos con el espectáculo.

Cultura, no festejos.

Exacto. Y no. Son dos ámbitos diferentes. El festejo puede tener estar muy bien y generar en un momento determinado, de manera inmediata y a corto plazo, un retorno por el consumo. Pero la cultura es una inversión a largo plazo, que estabiliza y crea los cimientos que sí van generando riqueza día a día y a largo plazo.

¿Toledo no sabe que la Cultura son puntos de PIB, a estas alturas de su larga Historia?

Sinceramente, creo que no. No sé qué tiene esta ciudad que, quizás por el pasado tan importante que tiene, nos hace vivir en el carpe diem. Aquí eso de planificar…

“LA CULPA LA TIENEN LAS PERSONAS, NO LAS INSTITUCIONES”

¿Es culpa de los toledanos o de las instituciones que les representan y han representado?

Hombre, al fin y al cabo las instituciones está formadas por toledanos… Aquí no podemos tirar la piedra y esconder la mano, decir que esto es culpa del Ayuntamiento o de la Junta… No, no… La Junta y el Ayuntamiento son personas, con nombre y apellidos, que son ciudadanos que viven en Toledo en su mayoría. La culpa no la tienen las instituciones, la tienen las personas.

¿Se da también el caso de que algunos mecenas utilizan la crisis como excusa para dejar de hacer determinadas tareas de responsabilidad social?

¡Evidente!

“ALGUNOS APROVECHAN LA CRISIS PARA UNAS DISCULPAS IMPRESENTABLES CON EL MECENAZGO, NO PASA EN LA FUNDACIÓN”

En este sentido, ¿le ha tenido que sacar los colores a alguno de los patronos de la Fundación Toledo?

Yo creo que no, porque hay una buena química y una buena relación… Hombre, en todo colectivo siempre hay un porcentaje, eso es obvio. Siempre me gusta tener como recordatorio ese tratado que se llama “Ley de la estupidez humana”, que es como la célebre ley de Murphy, que dice que todos los colectivos, sean cuales sean, tienen el mismo porcentaje de estúpidos. Es decir, que aquí no se libra nadie y no hay que pensar que de este lado estamos todos los buenos. Pero la actitud del Patronato y de los protectores de la Fundación es una sinceridad y de una generosidad pasmosa. Quizás eso también proviene de un grado de comunicación y receptibilidad cultura que está por encima de la media, ¿por qué no decirlo?. Muchas veces duele tenerlo que plantear en estos términos, porque alguno les suena a políticamente no correcto, pero no te planteas el debate exactamente igual con una persona cultural e intelectualmente de un nivel determinado que con otras. Fuera del ámbito de la Fundación, reconozco que se aprovecha la crisis para unas disculpas que son impresentables por parte de algunos…

¿Por ejemplo?

Es evidente que estamos viviendo en estos momentos un criterio de prelación en el gasto público que es indefendible, eso está claro. Pero también que proviene del egoísmo de las instituciones, que vuelvo a insistir que están formadas por personas, de que es preferible tocar lo de los demás antes que lo tuyo propio. Entonces no prevalece el criterio de prioridad en el gasto porque éste vaya a ser rentable a largo, el criterio de prioridad se plantea en los objetivos a corto. Siempre, siempre. Así ha sido, por parte de las administraciones, sean del color que sean…

¿Eso es una crítica de su lado economista a las políticas de austeridad?

Sí, es obvio. Yo creo que no podemos plantear criterios… El otro día leía que España ha estado a punto de ser expulsada del CERN, en estos momentos el centro más importante del mundo de investigación, el célebre acelerador de partículas, porque llevábamos sin pagar la cuota desde 2011. No se nos ha expulsado porque era dejar en evidencia a un país que tiene una cuota significativa dentro del patrocinio de las investigaciones que se hacen y un número muy importante de investigadores. Pero el CERN no es solo la investigación que genera, sino la aplicación práctica que para muchas empresas españolas e investigadores es su propia razón de ser. Es decir, es invertir en valor añadido, eso no se deslocaliza, no va a ser un elemento de sustitución fácil el día de mañana, lo que eso genere va a crear un valor añadido importantísimo… Que se descuelgue España de un proyecto tan ambicioso como éste es penoso, no entra en ninguna cabeza.

“EN EL TEMA DE LA CULTURA Y LA INVESTIGACIÓN ESTAMOS HACIENDO AUSTERICIDIO MÁS QUE AUSTERIDAD”

O sea, que estamos haciendo austericidio más que austeridad…

Sí. En ese tema, es obvio. Lo que estamos haciendo es austericidio, un suicidio perfectamente calculado…

¿Eso es porque mandan los mercados, en vez de los ciudadanos?

Es que el mercado no tiene poder en sí mismo… Volvemos a echar la culpa a otro… Los mercados es la conjunción de oferta y demanda y la oferta y la demanda las tienen las personas, son las personas las que toman decisiones, a título individual o controlando grandes corporaciones o entidades jurídicas. Y las marcan en función de intereses propios.

Pero da la sensación de que la estrategia de los que ofertan ha sido más acertada que la de los que demandan…

Es que en un momento determinado se inclina la balanza para ver quién es el que tiene mayor ejercicio de poder.

“NOS HEMOS CONVERTIDO EN PUÑETEROS CONSUMIDORES EN VEZ DE CIUDADANOS Y A LOS CONSUMIDORES NOS CONTROLAN”

Insisto, ¿se ha desplazado el centro del poder desde los ciudadanos, el sostén de la democracia, hacia los poderes fácticos económicos?

Es obvio, nos hemos convertido en consumidores y a los consumidores nos controlan. Yo pongo dos ejemplos, la mayoría de nuestros consumos reiterados son contratos de adhesión. ¿Hay libertad de mercado cuando quieres contratar la energía eléctrica, el abastecimiento de agua, la energía eléctrica o llenar el depósito de tu coche? El proceso, nos guste o no, es que fue un éxito salir de la sociedad feudal y que el súbdito se convirtiera casi en ciudadano, fue un primer cambio. Con la Revolución Francesa empezamos a ser ciudadanos, a reconocernos como sujeto de derechos y libertades y, paradójicamente, 200 años después nos hemos convertido en puñeteros consumidores. Pero realmente, el derecho del consumidor no transciende mucho más allá del firme usted aquí.

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