Metafóricamente hablando, podríamos decir que la puesta en marcha del Museo del Ejército en Toledo ha sido la última batalla del general Izquierdo. ¿Qué balance arroja? Ése combate arroja un botín de más de 300.000 visitantes al año… Visto lo visto y aunque no fue fácil traer el Museo del Ejército de Madrid a Toledo, ¿alguien duda de que era un acierto? Porque ha pasado de 30.000 visitas en Madrid a más de 300.000 en Toledo. Dice su leyenda, general, que antes de que fuera el director, usted estuvo siempre entre los militares que defendían el traslado a Toledo del Museo del Ejército…
Son algunas de las cuestiones que trasladamos al general Antonio Izquierdo, el primer director del Museo del Ejército en Toledo, que acaba de pasar a la reserva dejando atrás una exitosa gestión, unánimemente aplaudida y que ha logrado multiplicar por 10 el número de visitas que recibe el centro tras su polémico traslado de Madrid a la capital castellano-manchega.
Sobre ello habla en las próximas líneas y en páginas interiores.
Metafóricamente hablando, podríamos decir que la puesta en marcha del Museo del Ejército en Toledo ha sido la última batalla del general Izquierdo. ¿Qué balance arroja?
Ningún muerto, alguna herida solo leve y victoria final. Pero solamente victoria final en un combate, no llega a batalla, porque el Museo del Ejército es prácticamente un bebé, tres años apenas es un suspiro y el Museo tiene una potencialidad tremenda. Solo hay que recordar sus 37.000 fondos, la mayor parte en los almacenes de reserva, y su potencial por el capital humano y las instalaciones que tenemos. Ha sido un combate con alguna herida, sobre todo inicialmente, de los momentos del traslado y la inauguración, pero herida leve. Y para este director, que ya se va, el combate ha finalizado con victoria; ahora queda el resto de la batalla y el resto de la guerra, que es a más largo plazo.
Ese combate arroja un botín de más de 300.000 visitantes al año…
318.567 visitantes.
“HEMOS TENIDO BUENA ACOGIDA POR EL PÚBLICO EN GENERAL Y POR LA CRÍTICA ESPECIALIZADA”
¿Qué más hay en el botín?
No solo números, que son importantes, porque entre los fines del Museo del Ejército está mostrar la historia del Ejército como parte integrante e inseparable de la Historia de España. Pero no solo destaco el número de visitantes, sino la acogida que hemos tenido como institución cultural. Aquí ha habido una exposición temporal que la prensa especializada llegó a definir como una de las imprescindibles en una Semana Santa, concretamente la de la concesión de la Laureada al Regimiento de Caballería Alcántara. Ahora mismo hay dos exposiciones temporales que están itinerando por España. Hemos tenido muy buena acogida por el público en general, buena acogida por la crítica especializada y más de 318.000 visitantes.
“ÉSTE NO ES UN MUSEO ELITISTA, DE MILITARES PARA MILITARES”
No habrá sido tarea fácil lograr esos objetivos. ¿Qué criterios ha intentado aplicar?
El concepto que tenemos es que éste no es un museo elitista, pequeño, de militares para militares. Los fines son inmutables, en tanto que están escritos en un Real Decreto, pero lo que tiene que implementar el director es cómo conseguirlos y nuestro criterio ha sido el de hacer un museo asequible, ameno, didáctico pero próximo… La cultura no es aburrida ni consiste en ver un peñazo de exposición. Con mis asesores y colaboradores hemos llegado a denegar algunas actividades culturales porque tienen que cubrir ese objetivo. Un museo es la extensión del aula, tiene que enseñar, pero de una forma amena y hay que llegar a cada grupo de personas según su capacidad. No se le puede explicar la conquista de Granada y, por lo tanto la unificación del Reino de España, igual a un chaval de un colegio que a un grupo de personas mayores.
Por lo tanto, el secreto del éxito ha sido abrirse a la sociedad…
Abrir las puertas a todos y de la forma más próxima, amena y entretenida para ellos.
“EL MUSEO TIENE AHORA MUCHAS MÁS CAPACIDADES QUE TENÍA EN MADRID Y ESO ES UN ÉXITO”
Visto lo visto y aunque no fue fácil traer el Museo del Ejército de Madrid a Toledo, ¿alguien duda de que era un acierto? Porque ha pasado de 30.000 visitas en Madrid a más de 300.000 en Toledo.
Sí, la media eran 25.000 o 30.000 en Madrid y aquí lo hemos multiplicado por 10. Pero para mí también hay otro éxito muy importante, piezas que necesitaban instalaciones que nos permitieran conservarlas para el día de mañana, como banderas que se han conquistado en combate… Los bienes de interés cultural que hay en el museo no son de los militares, son de todos, patrimonio nacional, que tenemos la obligación de conservar. Nuestros talleres tienen unos sistemas de conservación que garantizan que los bienes de interés cultural se conserven en las mejores condiciones que técnicamente se conocen. Ciertamente hay un éxito de público, pero también este museo ha sido un gran adelanto técnico para la conservación de los bienes de interés cultural. Y luego como apoyo a esas otras actividades que hay alrededor de un museo, como seminarios, conferencias, ya que tenemos un auditorio con 204 plazas, con posibilidad de traducción simultánea… El Museo tiene ahora muchas más capacidades que tenía en Madrid y eso es un éxito.
“A MUCHOS TURISTAS LES LLAMAN LA ATENCIÓN EL ALCÁZAR, VIENEN Y SE ENCUENTRAN CON UN MUSEO”
La fusión de la historia del ejército con un edificio tan emblemático como el Alcázar, supongo que es una fusión muy especial.
Le voy a contar un secreto que muy poca gente sabe. Hay visitantes que entran al Museo del Ejército sin saber que es un museo, entran a ver el Alcázar y no saben lo que hay dentro. Porque cuando se llega a Toledo, desde cualquier sitio, lo primero que se puede visualizar es el Alcázar, que es un edificio imponente, un Bien de Interés Cultural mueble que impresiona. A muchos turistas les llama la atención el Alcázar y vienen a verlo y encima se encuentran con un museo.
Dice su leyenda, general, que antes de que fuera el director, usted estuvo siempre entre los militares que defendían el traslado a Toledo del Museo del Ejército.
Yo no participé en esas negociaciones. Yo estuve de coronel en la Secretaría General del Estado Mayor del Ejército y participé en algunas de las reuniones para apoyar el traslado. Yo estaba asentado en Toledo, conozco Toledo y el marco tremendo que es el Alcázar. Pero es que hay otra cosa de muy fácil análisis. Madrid es la capital de España y donde están los grandes monstruos museísticos, con los que no podíamos intentar competir, como el Prado, el Reina Sofía… El Museo del Ejército en Madrid estaba a la sombra de la mejor pinacoteca del mundo, al menos para mí, que es el Prado. Y no había espacio de mejorar las posibilidades técnicas para construir talleres… Había que sacarlo de aquellas condiciones. También hay que recordar que coincidimos en la época de las vacas gordas, cuando presupuestariamente no había ningún problema y se podían acometer…
“CASI TODAS LAS BATALLAS PARA OPONERSE AL TRASLADO A TOLEDO ESTABAN PERDIDAS”
Obras importantes…
Sí, obras importantes, porque éste ha sido un traslado muy costoso. Era muy fácil defender el traslado desde la parte técnica y desde el punto de vista del número de visitantes, sin lugar a dudas. La única defensa posible para intentar dejarlo en Madrid era que una capital no puede estar sin un Museo del Ejército. Todas las demás batallas las tenía perdidas.
De estos tres años al frente del Museo, ¿cuál es la mayor satisfacción que le queda?
La inauguración costó mucho trabajo, hubo necesidad de trabajar en jornadas desde las 8 de la noche hasta las 9.30 de la noche para tratar de terminar… Así que más que una gran satisfacción en el momento de la inauguración fue un momento de expectativa… ¿Y ahora qué? ¿Qué pasa ahora? Recuerdo que bajamos a recibir al primer visitante, que fue un abuelo con sus dos nietos, le hicimos una foto, la publicamos y le regalamos un libro.
“FUE UNA GRAN SATISFACCIÓN QUE EL PATRONATO, UNÁNIMEMENTE, ME HAYA FELICITADO POR MI GESTIÓN”
Y, ¿momento de satisfacción?
Posiblemente cuando me puse delante de Patronato, que preside el ministro de Defensa, y el vicepresidente es el jefe del Ejército, y le presenté el proyecto del Plan Estratégico del Museo y el plan de actividades y por absoluta unanimidad se aprobó lo que expuse. Eso se complementa con la petición, por unanimidad, que hubo en el último patronato al que asistí, para que constase en acta el agradecimiento al director del Museo, con la felicitación por lo que el Patronato consideró que había sido una buena gestión, cosa que me da una enorme satisfacción haber podido cumplir con la misión y el servicio que me ordenó el jefe del Ejército. Me eligió para esta responsabilidad y me marcó unos objetivos y unos fines y haber cubierto las expectativas de aquellos que me consignaron esta responsabilidad sí es una satisfacción. Seguro que ha oído muchas veces eso de la satisfacción del deber cumplido… Y es verdad, es verdad…
Un término muy castrense, que nos han contagiado a los demás.
Yo cobro lo mismo si trabajo mucho que si trabajo poco, si hago algo muy bien, regular o medio bien, lo que queda es la satisfacción del deber cumplido.
“NO HE PODIDO PONER EN MARCHA EL PLAN DE PUBLICACIONES DEL MUSEO DEL EJÉRCITO”
¿Alguna espina? ¿Algo que quiso hacer y no le ha dado tiempo?
¡Si hubiésemos tenido algo más de personal…! ¡Si hubiésemos tenido algo más de medios…! Me voy con algunas cositas inconclusas, no con espinas. Quise poner en marcha el plan de publicaciones del Museo del Ejército y no lo he conseguido; sí tenemos todos nuestros catálogos de las exposiciones, incluso las temporales. Yo quería volcar en ese plan de publicaciones el resultado de las investigaciones que se hacen sobre algunos bienes de interés cultural, algunos documentos que tenemos, difundir más al exterior lo que tenemos. Solo hemos conseguido parte, mediante subvenciones. Y creo que casi nadie sabe que en el Museo tenemos una gran colección de fotografías antiguas, que mediante una subvención hemos conseguido catalogar en parte y colgar en un hosting para que pueda acceder todo el mundo que quiera. Y el último proyecto que dejo inconcluso es el de los yacimientos arqueológicos, porque teníamos la sensación en el equipo del museo que estaba mal explicado. Yo preguntaba a algunas personas… Señora, ¿qué le parece a usted esto? Y me contestaban: piedras viejas… (Se echa las manos a la cabeza)…
Ja, ja, ja… Y eso le dolía.
Se te cae el alma a los pies. Había que explicarlo y nos ha costado casi tres años, pero con un convenio con la Universidad Complutense de Madrid, se hizo un estudio georadar y de geoluminiscencia para ver qué es lo que hubo y se ha materializado en una recreación virtual como primer paso, en el que uno puede tocar de forma interactiva y se ve sobre el terreno una época y luego se recrea en 3D para llegar a ver qué es lo que hubo. Eso se tiene que completar con la realidad virtual, con que el visitante tiene que entrar con su tablet o su iphone y mediante un enlace seguir un orden lógico y no tenerse que amarrar a los pocos atriles que he puesto. Luego nos quedaría publicar la agenda arqueológica, el estudio completo, porque el Alcázar está ocupado desde el siglo III después de Cristo.