“Una barbaridad. Aquí se forman dos mil y pico familias. Es que esto es un disparate ya. Unos 14.000 o 15.000 kilos de alimentos salen”. Así son las cosas a las puertas de la ONG Socorro de los Pobres, junto al Puente de San Martín en Toledo, un lugar privilegiadamente hermoso de la ciudad, en el que un hombre, con sus voluntarios, ayuda cada mes a los demás a mitigar su hambre. Voluntad y trabajado diario son sus señas de identidad y un corazón que no le cabe en el pecho de grande. Y otra condición más: “Yo nunca he tenido ni una palabra con nadie. Ni la voy a tener. Jamás, porque aquí en casa se viene, se da y punto. No hay otro misterio”. Así es Cipriano González, fundador de la ONG Socorro de los Pobres y popularmente conocido, ya en toda España, como “el amigo de los pobres”. Ah, nunca acepta dinero. Alimentos directamente llevados a la ONG o pagados al supermercado que cada cual elija para que luego se los lleven a Cipriano.
El relato de su vida podría dar para una novela. Es lo que tiene nacer en agosto de 1936. El hambre, la guerra y la postguerra marcaron su infancia. Y la de sus ocho hermanos. La paga del padre apenas daba ni para pagar el pan. Del resto, ni hablamos. Un plato de comida como Dios manda no lo cató hasta los cuatro años, cuando un destacadamente militar en su pueblo, Menasalbas (Toledo) se apiadó de él. Para comer, lo que se dice comer, tuvo que esperar a llegar al Seminario o, como él dice, “hasta que me metí de fraile”.
Como no quiso cantar misa, se puso a trabajar y comenzó a ahorrar para traerse a Toledo a toda su familia, a un piso que alquiló y fue acondicionando con mucho esfuerzo. Puso a sus hermanos menores a estudiar y se buscó un lugar donde almacenar los alimentos que pedía personalmente donde creía que los había con el fin de repartirlos entre quienes carecían de ellos. Y es que el hambre es una experiencia que él combate desde su más tierna juventud. Porque antes de almacenar acompañaba a los más necesitados a pedir, en tiendas o en familias.
Inagotable es la historia y la experiencia de Cipriano González, con el que hemos mantenido una entrevista en encastillalamancha.es que publicaremos mañana y de la que les adelantamos algunos contenidos hoy. Confiamos en que la entrevista les ayude a conocerle mejor y, si les es posible, a ayudarle más.
CIPRIANO, ¿CÓMO ES EL HAMBRE?
¿Cómo es el hambre, Cipriano?… Una persona que tiene hambre, ¿se puede comportar y pensar las mismas cosas que quién no lo tiene o el hambre lo puede todo? ¿Se puede ser “normal” cuando se pasa hambre?… A preguntas como éstas ha contestado alguien que lo pasó y que lleva cinco décadas tratando de evitar el hambre a miles de personas, Cipriano, una institución en Toledo, pero cuyo nombre ha dado la vuelta por las televisión de toda España.
Y es que… Eso de decir… ¡Hala hijos, a dormir y mañana será otro día!…
Las lágrimas empañan sus ojos y la emoción se apodera de él a menudo en el transcurso de nuestra conversación: ¿Cuándo despertó en ti la vocación de ayudar a los demás a que no pasaran hambre? Porque es el recuerdo del hambre que tú pasaste de niño el que te impulsa a ayudar a los demás para que no vivan lo mismo… ¿Qué recuerda de la gente cuando empezó a pedir para otros?… ¿Recuerda cómo se sintió la primera vez que pudo ayudar a alguien a comer dándole una bolsa?… Sus respuestas les conmoverán.
EL HAMBRE NO DISTINGUE
Y es que Cipriano se da por igual a todos. ¿Tú no miras nunca el DNI o el color de la persona que pasa hambre? ¿Le da igual raza o religión?… ¿Qué te dice la gente cuando coge su bolsa de comida?… ¿Hay algún tipo de gente que predomine en las colas o el hambre, hoy en día, lo puede sufrir cualquiera?… Son preguntas que hicimos al “amigo de los pobres”. Y él nos dio respuestas como ésta: “Vienen de todas las edades. Críos recién casaditos, que yo les digo muchas veces, ¡pero bueno, cómo es posible que tú estés casado!. Y me dicen sí y éste es mi niño. Igual mayores que jóvenes, españoles que extranjeros. Pero lo que más me duele es que hay gente que lleva así toda la vida. ¡Me duele tanto decir pero bueno, cómo es posible que esta persona no mejore! Pues bien por los hijos, o por las hijas… Parece que hay personas que llevan una cruz o yo qué sé qué ocurre”. La vida, que es así.
Como recompensa, la gratitud eterna de la mayoría de los que sufrieron menos gracias a su labor. Y así lo cuenta mañana: “Sí, hay señoras que me paran, que han venido aquí, incluso cuando eran pequeñas, con sus mamás y me ven ahora y están fenomenal. Yo me alegro mucho porque me besan, me dan abrazos y me dicen: ¡Pero cuánto le tengo que agradecer! Mire, estos son mis hijos y a ellos les dice, mira este señor nos ha ayudado mucho cuando nosotros lo necesitábamos. Ha habido muchas de ellas, ¿eh?. Y muchos de ellos. También yo antes he colocado a cientos de criaturas; antes, ¿eh?”…
¿QUIÉN AYUDA A CIPRIANO?
Quisimos saber también si Cipriano González tiene ayuda suficiente en su tarea y se lo preguntamos: ¿Qué tal se portan los políticos? “Pues hombre, sinceramente se podría hacer más. Pero entiendo sinceramente que las cosas están muy mal, son muchas cosas las que estos señores tienen que atender… Pero, sí, podían hacer más y hay que hacerlo, ¿eh?. De hecho, debían de hacer más”. Ahí queda eso.
Y, ¿los empresarios?. “Los empresarios son maravillosos”. También queda dicho.
¿Se ha notado la crisis en los donativos?… Supongo que tu ejemplar dedicación, a tu familia les cuesta el sacrificio de no verte muchas veces, ¿no?… Pero están muy orgullosos de ti… Todas estas cuestiones se las trasladamos a Cipriano y no se pierdan la anécdota que cuenta sobre su hija cuando ésta tenía cuatro años. La pueden leer en las próximas líneas y en la entrevista que publicamos íntegra en portada.
A solas con Rajoy, ¿qué le dirías o qué le pedirías?… Y, ¿a solas con Cospedal?… ¿A solas con Page?… Hay gente anónima que te da mucho, pero quiere permanecer en el completo anonimato… Sin embargo, otros dan menos de lo que parece y se lo cuentan a todo el mundo… O sea, como la vida misma. No dejen de leer mañana la entrevista.