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están luchando por recuperarlo 29/07/2014junio 9th, 2017

Chelo y Alfonso son dos vecinos jubilados de Toledo. Hace unos años recibieron una llamada de la empleada del banco donde tenían sus ahorros. «Me dijo que me cumplía un producto donde tenía 60.000 euros y que había otro que me podía dar un beneficio de hasta el siete por 100». La confianza en su banco de toda la vida y en los trabajadores de la entidad financiera les llevó a aceptar una propuesta con la que años después se sienten estafados. Cayeron, sin saberlo, en las preferentes.

Alfonso Corrales Fernández es un vecino jubilado de Toledo que ha trabajado toda su vida de mecánico y ha sido encargado de los talleres de la empresa Construcciones Antolín García Lozoya. Su mujer Chelo Ariza Martínez reconoce que «todo lo que tenemos lo hemos conseguido con el trabajo de mi marido». Ambos ahora están luchando por recuperar precisamente sus ahorros que cayeron en las preferentes y de ahí parece que no se mueven.


Todo empezó hace unos años con una llamada de la empleada de Bankia para informarles de que uno de los productos en los que tenían invertidos 60.000 euros estaba a punto de cumplir y que a cambio tenía otro que le podía dar una rentabilidad de un 7 por 100. «Nadie da duro por peseta», afirmaba Chelo, quien recordaba que preguntó en varios momentos de la firma si era seguro dicha propuesta. Pregunta que siempre tenía la misma respuesta, claro que sí.

Precisamente el día de la firma recuerdan que firmaban y firmaban sin leer porque no les dieron mucho margen para hacerlo. Iban pasando página a página y él (Alfonso) iba echando firma tras firma. Sería después cuando se enteraron de que aquello eran acciones de alto riesgo. «Si lo sabemos en ese momento no lo hacemos, porque ¡quién va a firmar algo de alto riesgo!». A los 15 días les llegó la documentación y ahí leyó la letra pequeña. Con las mismas fueron a preguntar y se llevaron la garantía de la trabajadora de que la inversión estaba cubierta en 100.000 euros.

Tranquilidad durante un tiempo. Hasta que llegaron los problemas con las acciones de Bankia, donde Alfonso también tenía una pequeña inversión. «Llevo unos 40 años con la entidad, he conocido a cuatro o cinco directores, el primer director que conocí es amigo mío… Todo lo que me han ido recomendando lo he hecho. No se me olvidará, me dijeron: un producto para los buenos clientes».

Cuando fue a ver qué pasaba con las acciones, la empleada del banco les dijo que «había que aguantar» y que «lo peor es lo otro». «¿Qué es lo otro?», pregunto un Alfonso aún más sorprendido. «Lo de las preferentes», ese producto donde invirtieron por ser «buenos clientes». Además, les animó a no quejarse porque «tenéis una buena pensión».

Alfonso y Chelo nunca pensaron que iban a tener una jubilación tan movida y tampoco que iban a dejar de confiar en políticos y jueces. Alfonso repite en varios momentos de la entrevista, «no nos representa nadie» y, «lo puedes poner, no he vuelto a ir a votar ni voy a ir». Se sienten «estafados, robados», además tienen que oír que «sabíamos muy bien donde nos metíamos» y «¡me enteré al año y pico de que eran preferentes lo que tenía!». A ello se suma la indignación y la rabia que les da el ver que «nos han robado y nadie está en la cárcel… Encima ahora se han cargado al juez (refiriéndose a la inhabilitación de Elpidio Silva)» e insisten resignados en que «lo que pasa es que nos hemos fiado».

En Castilla-La Mancha hay al menos 30.000 personas afectadas por las preferentes, según las estimaciones de Adicae (Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros). De estos afectados, 11.000 son de la provincia de Toledo. Ahora comienzan una nueva etapa, la de la esperanza de recuperar su inversión.

David Ruiz Fernández, coordinador en Castilla-La Mancha de Adicae, recuerda a Encastillalamancha que algunos clientes ya han logrado recuperar su inversión (refiriéndose al acuerdo alcanzado con la Caixa) y que el pasado 2 de junio -tras ser admitida a trámite una macrodemanda de preferentistas- se han presentado 7.500 expedientes (los que no han entrado tienen la posibilidad de demandar en nuevas agrupaciones o platafórmas que se están organizando ya) lo que supone «un golpe de autoridad», indica David, quien quiere lanzar un mensaje de esperanza a los afectados y muestra su confinanza en el proceso.

Chelo, después de lo que han vivido, no es tan optimista. De hecho, primero afirma que esto «no lo cobraremos», pero al segundo rectifica para sentenciar que «esto lo cobrarán mis nietos».

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