En 1891 un matrimonio toledano abrió la Venta de Aires. ¿Quién podía imaginarse entonces que ahora, más de un siglo después, se convertiría en un lugar de visita forzosa para cualquier personaje ilustre que visita nuestra ciudad?
Hace 121 años, en 1891, Dionisio Aires y Modesta García-Ochoa formaban un humilde matrimonio de la ciudad de Toledo. Ese año la pareja decidió abrir una venta a la que, en honor del apellido familiar, llamaron Venta de Aires.
Dionisio y su mujer situaron su sencilla tabernita en un lugar estratégico, que estaba cerca de los trabajadores de la Fábrica de Armas y los pescadores del Tajo. Curiosamente, más de un siglo después, las dos profesiones en torno a las que fue creada la venta han desaparecido en la ciudad, pero aquélla sigue en pie y es el único restaurante centenario de Castilla-La Mancha.
Poco a poco, con el paso de las generaciones, la Venta de Aires fue revolucionando la ciudad. Y no se quedó ahí, sino que sus típicos platos toledanos llegaron al mundo entero. Así, lo que comenzó como la venta más humilde acabó siendo el lugar en el que la Generación del 27 protagonizó decenas de correrías en su época universitaria.
Y no sólo eso, sino que también se convirtió en parada obligatoria para cualquier celebridad de todo tipo que llegara a Toledo. Di Stéfano, Ava Gadner, Richard Nixon y hasta los reyes de Jordania, Italia y por supuesto de España… Son sólo algunos de los hombres y mujeres históricos que han pasado por allí. Y todos han dejado su huella en el libro de firmas.
FIRMAS QUE HABLAN DE UN SIGLO
Cuca Díaz de la Cuerda, actual directora gerente de la venta, nos enseña uno de sus salones, con un enorme mural que contiene muchas de estas ilustres dedicatorias. Después nos muestra el libro, su tesoro de autógrafos.
Este libro fue inaugurado nada más y nada menos que por Francisco Franco. El general estuvo comiendo allí con otros militares en el año 1937, en plena Guerra Civil. En esa reunión también estuvo otro militar histórico, el general Mola.
Cada página contiene una sorpresa. En una encontramos una pequeña partitura de Fernando Díaz Giles, autor del himno de la Academia de Infanteria. En la siguiente, una caricatura del músico Xavier Cugat. Y así vemos aparecer la letra de Cantinflas, la del torero Antonio Bienvenida, la casi ilegible ortografía de Tom Jones o la extensa dedicatoria de la reina Sofía, entre otros muchos. Incluso está la rúbrica del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que al parecer llegó a la venta dispuesto a probar su cocido y salió encantado.
Como no podía ser de otra manera, no faltan personajes muy ligados a nuestra ciudad, como el arzobispo Braulio Rodríguez, el escultor Victorio Macho o el torero Eugenio de Mora. También tiene un trocito de historia en la venta el pintor Enrique Vera, quien vendió en una exposición celebrada allí gran parte de sus obras.
EL SITIO DE REUNIÓN DE LA GENERACIÓN DEL 27
La gerente nos habla de la Generación del 27, los primeros “devotos” de la Venta de Aires, que se aficionaron a sus platos cuando eran unos jóvenes estudiantes, aún lejos del glorioso e histórico lugar que artes y letras tenían reservado para ellos. Fue allí donde Luis Buñuel, Federico García Lorca, Salvador Dalí y Rafael Alberti, entre otros, fundaron la Orden de Toledo. Lamentablemente sus autógrafos se perdieron, junto con el primer libro de firmas, durante la Guerra Civil.
Los “caballeros” de la Orden tenían unas normas que debían cumplir en cada visita a la ciudad. Entre ellas, comer o cenar en la Venta de Aires. Según nos cuenta Cuca, muchas veces su estancia en el restaurante se prolongaba muchas horas, e incluso en ocasiones durante todo el día. Fue allí donde por primera vez representaron “Don Juan Tenorio”. Incluso en una de sus visitas, en pleno frenesí, Dalí se puso a dibujar sobre una de las paredes del salón. Pensando que era la trastada de un joven, los dueños de aquella época borraron los garabatos.
¿LA CLAVE? RENOVARSE SIN PERDER LA IDENTIDAD
Pero para mantenerse durante tantos años y seguir recibiendo a tan insignes visitantes hay que hacer las cosas bien. ¿Cuál es el secreto de la Venta de Aires? Cuca García afirma que “es importante que sea un negocio familiar, porque mantiene una forma de hacer las cosas y unos valores”. También piensa que ha sido importante “la capacidad de adaptarse y renovarse, pero manteniendo la identidad”.
Y hablando de renovarse, es anecdótica la forma en la que se redecoró la venta. La decoradora, María Aranzadi, tuvo la ocurrencia de usar piezas viejas de maquinaria agrícola, que eran “prácticamente chatarra”, y otros objetos similares para adornar los salones. A pesar de lo singular de la idea, Cuca está encantada con el resultado.
La actual gerente reconoce la labor de los fundadores, de los que piensa que “fueron gente muy modesta pero con la proyección suficiente para ser capaces de crear esto, un sitio de esos que no te imaginas que pudieran desaparecer”.
Y es cierto. Después de tantos años es difícil imaginarse pasar entre las ruinas del Circo Romano y que la Venta de Aires no estuviera allí. Quién sabe si, tal y como la venta ha sobrevivido a tantas generaciones de toledanos, lo haga también con nosotros.
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