Todo está listo en la localidad toledana de Méntrida para celebrar la romería en honor a Nuestra Señora de la Natividad, la que es la «fiesta por excelencia de los mentridanos». Así la calificaba el alcalde, José Sánchez, quien también ponía en valor su carácter entrañable y familiar.
Esta romería tiene su origen en el año 1270 cuando en un monte de encinas llamado Berciana, a tres o cuatro kilómetros del pueblo, la Virgen se apareció un 25 de abril al pastor Pablo Tardío. Los mentridanos compraron entonces el monte para cumplir con la promesa que formularon: que dos miembros de cada familia de Méntrida acudiesen cada 25 de abril a dicho lugar.
A partir de ese momento la fiesta más importante de Méntrida comienza el 24 de abril con el traslado de la Virgen de Nuestra Señora de la Natividad, patrona del municipio, de la ermita en la que permanece durante el año hasta la parroquia.
El día grande es el 25 de abril. Arranca temprano, a las 8:00 horas, con la procesión en la que la Virgen parte de la iglesia hacia la salida del pueblo, donde se gira para despedirse de los mentridanos que no pueden acompañarla hasta el monte Berciana. En este recorrido va junto a los danzantes, ocho chicos que bailan al son de dulzainas y tamboriles. Este grupo está formado por un guía o director -que aparece con blusa de cuadros, calzón corto y un sombrero tipo canotié- y por los ocho niños vestidos con un traje blanco formado por camisa, pantalón y enaguas, con una sobrefalda de picos bordada de color rojo y una cinta con los colores de la bandera cruzando el pecho. Antaño también iban tocados con grandes y pesados gorros de flores que suponían un impedimento para interpretar las distintas mudanzas de la danza. La manera de acceder a ser danzante puede variar y de hecho tradicionalmente el llegar a serlo era considerado como un privilegio y cualquiera no podía acceder a ello. En Méntrida ser danzante es el cumplimiento de una promesa, pues son las madres las que ofrecen a sus hijos para ser danzantes. Además de los danzantes, la Virgen siempre va arropada por los sargentos que forman su guardia.
Tal y como relata el alcalde a encastillalamancha.es, en la salida del pueblo el baile se interrumpe y de forma más informal inician el paseo hasta llegar al monte de encinas, donde alrededor de las 10:00 horas tiene lugar la misa de campaña y, más tarde, una demostración de los danzantes y sargentos.
Posteriormente los presentes se marchan a comer cada uno a su «rancho», nombre que reciben los grupos de familias que se forman en el monte. José Sánchez insistía en que es una fiesta fundamentalmente familiar, en la que las familias invitan a personas venidas de fuera y que representa una cita fija para los que se marcharon de Méntrida.
Llega la tarde y con ella el regreso de la Virgen al pueblo. En la entrada, se vuelve a formar la procesión para ser recibida por los presentes. Llega a la iglesia a las 22:00 o 22:30 horas.
Los actos se extienden al día 26 de abril, con una misa y una pequeña procesión para llevar la imagen a la ermita, y el 27 de abril con juegos infantiles.
Esta fiesta, declarada de Interés Turístico Regional desde 1999, congrega a cerca de 10.000 personas.