«Nos han dejado solos». Estas eran las palabras que pronunciaba Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, el viernes pasado, cuando las tropas rusas ya habían comenzado a invadir territorio ucraniano ante la pasividad internacional. Juan Luis Escobar y María Jesús Márquez no «han dejado solas» a Yesenia, Liubava y Varia, tres hermanas ucranianas de 14,12 y 10 años, y han recorrido en coche nada menos que 3.000 kilómetros para poder sacarlas de Ucrania. Una historia que ha sido contada por los protagonistas a encastillalamancha.es.
Un viaje que «era una locura»
La pareja de Ciudad Real pertenece a la asociación CREAN (Ciudad Real en Ayuda del Niño) y llevaban algunos años acogiendo durante los veranos a niños que venían de Ucrania.»En 2017 vino a nuestra casa Yesenia, de 12 años, la experiencia fue muy buena y estuvo viniendo hasta 2019″, cuenta Juan Luis Escobar, el «padre»que ha ido a la búsqueda de las niñas ucranianas. Mientras hablamos, se escucha de fondo el ruido del coche, el ajetreo y las voces de fondo. Un síntoma de que las tres niñas viajan con ellos de vuelta ya para España.
Antes de que Rusia ejecutara su «operación militar», el eufemismo que usan para no reconocer una invasión a su vecina Ucrania, ni María Jesús ni Juan Luis podían prever lo que iba a ocurrir. En apenas dos días las tropas rusas empezaron a lanzar bombas y a disparar contra los civiles. Yesenia y sus dos hermanas estaban escondidas en un búnker de la capital, en Kiev.
«El viernes recibimos un mensaje de la hermana de las niñas diciéndonos que fuéramos a por ellas, que las sacáramos de allí, que lo que estaban viviendo era horrible», relata el «padre ciudadrealeño. En apenas unas horas se pusieron en marcha hacia la frontera. «Lo pensamos en un primer momento y era una locura, pero decidimos que había que ir. No había otra opción». La pareja se puso en marcha. Se subieron al coche y emprendieron al viaje hacia el este.
Un trayecto de más de 3.000 kilómetros
La mayoría de mujeres y niños que escapan de Ucrania lo están haciendo a través de la frontera con Polonia. Esa era la idea de Juan y María Jesús. Pero apareció el primer problema: la frontera de Polonia estaba colapsada y había colas de hasta tres días para que pudiesen encontrarse con las tres niñas. «Tuvimos que cambiar la ruta y dirigirnos hasta Ubla. Encontramos a un matrimonio polaco-ucraniano que nos ayudó y nos han dirigido hasta Ubla», una ciudad fronteriza entre Eslovaquia y Ucrania. Allí recogieron a las tres niñas.
La pareja, junto a Yesenia, Liubava y Varia, ya regresa a España. Los cinco vuelve en un coche con un sentimiento que solo ellas tres pueden expresar: entre el alivio por salvar la vida y la profunda pena por abandonar su país, donde han dejado atrás a su hermano mayor y su padre, que están en el frente, y a su madre, que las condujo hasta la frontera.
«Fue una pena muy grande ver a la madre de las niñas como las despedía en Ubla. Parada, en medio de la nieve, mientras sus hijas se subían en el coche», rememora Juan Luis, que también sabe «que es lo que había que hacer». «No había otra opción. Ahora las niñas estarán a salvo y en su casa, porque mi casa de Ciudad Real es también su casa».
En apenas unas horas, la «familia ucraniano-española» llegará a Ciudad Real. «Las niñas vienen sin tiempo, no sabemos cuánto durará la guerra ni cómo acabará su familia. Yo lo digo, muchas veces, lo peor de una guerra es una posguerra«, nos dice Juan Luis, con una entereza que produce admiración. Sí, han leído bien, la pareja de Ciudad Real había pasado dos veranos solo con Yesenia, una de las tres hermanas. «Nos hemos traído a las tres. ¿Cómo íbamos a dejar a las dos hermanas de Yesenia allí?». La pregunta se responde sola.
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