El misionero Longinos López, natural de Alía (Cáceres), pertenece a la Diócesis de Toledo y ahora se encuentra en Karamoja (Uganda). Desde allí escribe una carta destacando la importancia del día a día, porque del «mañana no se sabe», y analiza lo que el vive y siente.
Longinos López escribe a Misiones Toledo desde Uganda al «mundo global», pese a que destaca que éste parece que existe ahora «cuando se nos viene encima algo como el ébola, que mata», porque «no nos aterrorizamos cuando miles de personas mueren cada día por la malaria, quizás porque nos queda lejos y aunque ronde cerca no nos mata fácilmente».
Longinos destaca que la tuberculosis ha vuelto con fuerza y ya hay muchos jóvenes y adultos enfermos, a ello se suma que ha habido «escasez de lluvias y mal repartidas» por lo que hay «una escasez de alimentos esenciales»… Y lo dice siendo consciente de que «quizás pensáis que bastantes problemas tenéis ahí».
Y, pese a los problemas, los políticos «van a lo grande, con muy buenos salarios, que con frecuencia se los suben ellos mismos, sin pensar en la situación que vive la gente» y cuando llegan las elecciones «suelen ofrecer un tipo de cerveza local, que pone alegra a la gente, e incluso matan un buey o unas cabras, y ya ahí la gente queda comprada para votar a ese candidato aunque sepan que nunca harán gran cosa por ellos».
La situación es complicada y «muchas organizaciones no gubernamentales» destacan más por sus carteles y logotipos que por sus actuaciones.
Una carta que describe Uganda desde dentro y el sentimiento de que la esperanza no se pierde pese a todo.
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