jueves, 28 de noviembre de 2024
Wenceslao Monterroso 24/10/2014junio 8th, 2017

Wenceslao Monterroso, hasta hace unas horas presidente de la Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR) ha dimitido de su cargo «por todo lo sucedido durante los últimos meses en torno al proceso de creación del futuro Colegio de Periodistas de Castilla-La Mancha».

Monterroso, en un escrito dirigido a sus compañeros, esgrime que la FAPE y su presidenta, Elsa González, «luchan por sus propios intereses y no por el colectivo profesional. Y para ello está dispuesta a utilizar amenazas, presiones y descalificaciones públicas hacia quienes tuvimos una vez la ‘feliz idea’ de que otro Periodismo era posible».


Y recalca que sigue «plenamente convencido de que un Colegio de Periodistas sólo será útil si, entre otras muchas cosas, acepta únicamente a periodistas con la titulación necesaria para acceder a un organismo de este tipo. Pero esa es una aspiración que, por desgracia, los dirigentes de FAPE no están dispuestos a asumir como propia. Que quede muy claro, la FAPE no ha luchado, no lucha ni luchará por la titulación como única vía de acceso a la profesión».

A continuación, les mostramos, íntegro, el contenido de la carta en la que Monterroso anuncia su dimisión:

«QUERÍAN QUE DIMITIERA Y LO HAN CONSEGUIDO»

«Queridos compañeros:

Querían que dimitiera (y conmigo la junta directiva) y lo han conseguido. Mi decisión de dimitir como presidente de la Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR) está motivada como podéis suponer, por todo lo sucedido durante los últimos meses en torno al proceso de creación del futuro Colegio de Periodistas de Castilla-La Mancha y la postura adoptada por la junta directiva que tengo el honor de presidir desde que vosotros, mayoritariamente, así lo decidisteis.

Han sido varios años ejerciendo mi labor como secretario, primero, y como presidente, después, en esta asociación, y mi única motivación para ello no ha sido otra que la de luchar por mejorar una profesión que ha tocado fondo. Una motivación que hoy, tras el anuncio recientemente realizado por la presidenta de FAPE, Elsa González, se ve tremendamente frustrada. Llegados a este punto, me siento incapaz de aportar mi granito de arena para evitar el deterioro constante que desde hace años sufre el Periodismo en todos los niveles. Y no porque no esté plenamente convencido de mi labor al frente de la APCR, sino por la oposición de una Federación Nacional que, y ahora sí estoy seguro, lucha por sus propios intereses, los de quienes la gobiernan, y no por el colectivo profesional. Y para ello está dispuesta a utilizar amenazas, presiones y descalificaciones públicas hacia quienes tuvimos una vez la «feliz idea» de que otro Periodismo era posible.

Antes de continuar, quiero dejar muy clara una cuestión. No voy a permitir que absolutamente nadie diga que la APCR está ahora mismo en sus peores momentos. Quisiera recordar a los asociados más antiguos que hace 20 años esta asociación estuvo a punto de desaparecer por problemas económicos, o que hace 10 años el número de asociados apenas llegaba a los 50. Hoy, la APCR puede presumir de superar con creces el centenar de asociados (120 exactamente), una cifra que sí es representativa del total del colectivo en la provincia. Además, ésta y la anterior directiva han sido capaces de mantener e impulsar proyectos heredados, como los premios periodísticos, o desarrollar, en los últimos años, numerosas actividades formativas, culturales, deportivas y de ocio de las que se han podido beneficiar la práctica totalidad de los asociados. Durante este periodo hemos conseguido situar a la APCR en el lugar que se merece en la sociedad, siendo capaces de difundir su mensaje, sus objetivos y sus acciones en el todo el territorio provincial. Y todo eso en una época en que las subvenciones de administraciones públicas y ayudas de otra índole distan mucho de las que hubo en los años de bonanza económica. Y, a pesar de ello, podemos presumir de unas cuentas plenamente saneadas. No, no es verdad que estemos viviendo nuestros peores momentos y quien afirme tal cosa, miente.

Tampoco admitiré que se afirme que esta dimisión supone reconocer un error. Nada más lejos de la realidad. Sigo plenamente convencido de que un Colegio de Periodistas sólo será útil si, entre otras muchas cosas, acepta únicamente a periodistas con la titulación necesaria para acceder a un organismo de este tipo. Pero esa es una aspiración que, por desgracia, los dirigentes de FAPE no están dispuestos a asumir como propia. Que quede muy claro, la FAPE no ha luchado, no lucha ni luchará por la titulación como única vía de acceso a la profesión. No lo ha hecho hasta el momento, diga lo que diga Elsa González, ni lo hará en el futuro, trasladando el actual modelo de las asociaciones de la prensa, claramente fracasado en este asunto, a los nuevos organismos colegiales que se están impulsando por toda España.

Algo que sí me hace reflexionar, y mucho, es la APCR como institución, convencido de que su historia está muy por encima de las personas que hemos tenido el honor de dirigirla en algún momento. Creada en 1907, esta asociación puede presumir de haber formado parte de la fundación de la FAPE, y es por ello que la amenaza de expulsión me preocupa lo suficiente como para dar un paso al lado, y evitar que se rompa esa vinculación que ambos organismos mantienen desde sus inicios.

También quiero denunciar públicamente las irregularidades cometidas durante todo este proceso por Elsa González y su equipo directivo, que decidieron, desde un principio, tomar las riendas del expediente disciplinario y obviar descaradamente a la Comisión de Garantías, un órgano creado por la propia FAPE cuya competencia reside en cuestiones como las que nos ocupan.

A pesar de ello, esta junta directiva presentó un extenso escrito de alegaciones que nunca fue contestado de forma oficial. Al contrario, la siguiente noticia que ha tenido esta directiva es la declaración de la presidenta nacional a un medio digital de Ciudad Real, en la que asegura que la expulsión de la APCR será un hecho el próximo 8 de noviembre, si no rectificamos en nuestra legítima defensa de la titulación como única vía de acceso al futuro Colegio de Periodistas de Castilla-La Mancha. Una circunstancia que no es ajena al resto de colectivos profesionales, como médicos, abogados o arquitectos, donde plantear la admisión de un colegiado sin la titulación necesaria sonaría a chiste malo. Si esta es la postura de la FAPE, que cierren las Facultades de Periodismo y dejen de engañar a los alumnos y sus familias, prometiendo un futuro para el que no hace falta pasar por la Universidad.

La propia Elsa González ha acusado de deslealtad a esta asociación. Si ser desleales a los dirigentes de FAPE es mantener una postura fiel al Periodismo y a los Periodistas, lo haré una y mil veces, porque a pesar de todo, amo mi profesión por encima de asociaciones o federaciones, que en casos como este ejemplifican de forma clara su incapacidad para defenderla.

Una vez libre de responsabilidades, me comprometo a luchar enérgicamente, y a título personal, para evitar que la FAPE consiga dar la puntilla definitivamente al asociacionismo de periodistas en Castilla-La Mancha, con un Colegio que nunca sería capaz de suscitar la unión total del colectivo, esa utopía que nunca pudimos lograr a través de las asociaciones.

Por último, quiero mostrar mi agradecimiento a todas las personas con las que he podido compartir junta directiva en estos años. Especialmente a los actuales, que me han transmitido, igualmente, su decisión de dimitir de sus respectivos cargos en la APCR. Todos ellos han trabajado incansablemente por la asociación, invirtiendo su tiempo y su dinero en esta causa que hoy es más justa que nunca.

Por todo ello, os convoco a participar en la asamblea extraordinaria que celebraremos próximamente.

Muchas gracias a todos.

Atentamente, Wenceslao Montarroso Illescas, presidente de la Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR)».

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