El martes comenzó una nueva edición de Masterchef con la participación de dos concursantes de Castilla-La Mancha. Carlos, un vendedor ambulante de Toledo, y Sally, una auxiliar de óptica paraguaya que reside en Ciudad Real, aspiran a ganar el concurso de Televisión Española.
Junto a los otros 13 candidatos, ellos han sido los mejores de entre más de 15.000 aspirantes que se inscribieron en los casting de Valencia, Barcelona, Sevilla, Bilbao y Madrid. Solo 50 fueron seleccionados para cocinar ante el jurado de Masterchef, en el que también se encuentra el toledano Pepe Rodríguez Rey.
A Carlos, de solo 24 años, su padre le define como un «cataguisados». Su tiempo lo dedica a vender por las calles quesos y jamones, a entrenar en el gimnasio y a estudiar cocina, aunque tanto trabajo apenas le deja tiempo para sus clases. Siempre ha sido muy deportista, ha estudiado actividades físico-deportivas y ha trabajado como socorrista, pero desde pequeño supo que su sitio estaba en una cocina. Su primer recuerdo es ayudando a su abuela a hacer el pisto. Ella y su madre han sido sus maestras en la cocina tradicional. En sus estudios de cocina empezó a sentir fascinación por elaboraciones más sofisticadas, por eso quiere abordar la cocina de vanguardia ahora que está en MasterChef.
Por su parte, Sally -de 31 años- tiene a sus espaldas una auténtica historia de supervivencia. Abandonada por su madre y adoptada por unos tíos, que nunca la acogieron en la familia, a los 14 años terminó en las calles. Trabajando en el servicio doméstico, fue cuando encontró el cariño de una jefa que se ocupó de ella. Le dio estudios y le inculcó un amor por la cocina. A la muerte de su jefa, Sally emigra a España. Ahora tiene un trabajo estable, un marido al que adora y una hija que se ha convertido en el centro de su vida. Siempre ha estado presente su pasión por la cocina, que la sacó de las calles y que enamoró a su pareja la primera vez que probó uno de sus platos. Ahora pretende que la cocina sea su medio de vida tras MasterChef.
Carlos y Sally se medirán a otros 13 concursantes, entre los que se encuentra un estudiante de medicina, una jubilada, un exsoldado y una exconcejal.
El martes los concursantes se enfrentaron a la realidad de MasterChef. En la primera prueba de la noche, tuvieron que racionar los alimentos cocinando mero, porque cada fila contó con un ejemplar de dos kilos que tuvieron que compartir. El chef Quique Dacosta les dio las claves y cocinó con ellos.