martes, 21 de enero de 2025
Ante el Día Mundial del Trabajo 29/04/2016junio 7th, 2017

El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha advertido en su escrito semanal que si un católico no tiene en cuenta a los parados, sobre todo a los de larga duración y sin ayudas sociales, sería un «mal católico» y habla de la siniestralidad laboral como una «herida que no se cierra».
Con motivo de la celebración del Día Mundial del Trabajo, el arzobispo sostiene que paro, precariedad laboral, empleos cada vez más reducidos o sin derechos laborales y horarios que impiden la vida personal, laboral y social «son nuestras preocupaciones en este momento, son preocupaciones de la Iglesia, curas o no curas».

El arzobispo ha visitado esta mañana las instalaciones de Apanas Toledo en Fuensalida.


Rodríguez subraya que «hacen falta hechos, no promesas vanas, como nos tienen acostumbrados nuestros políticos, principales responsables de este bien común».

El arzobispo reflexiona sobre la necesidad de reconocer la dignidad del trabajo y del trabajador y admite que no pretende «dar recetas ni lecciones aprovechando el 1 de mayo» pero recalca que es necesario que el trabajo «sea decente» como han reclamado varios pontífices, desde Francisco hasta Benedicto XVI o Juan Pablo II.

«No es verdad que a los que formamos la Iglesia, curas o fieles laicos, no nos preocupen la situación de tantos hombres y mujeres trabajadores, o la seguridad en el trabajo, que produce tantos accidentes laborales, o que nos tenga sin cuidado la gente en paro o la precariedad en el trabajo y el sufrimiento que esto comporta», agrega Braulio Rodríguez.

En cuanto a los accidentes laborales, el arzobispo de Toledo lamenta el «dolor y desamparo» que generan.

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