España es el país del mundo que más misioneros aporta a las obras misionales pontificales, con 13.000 repartidos en 140 países, y el segundo, detrás de Estados Unidos, en volumen de recursos económicos, según ha resaltado hoy el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, quien ha destacado también la importante presencia de la mujer, que supera el 54 por 100.
El arzobispo de Toledo y responsable de Misiones y Cooperación entre las Iglesias de la Conferencia Episcopal de Misiones ha ofrecido estos datos durante la presentación de la Jornada Mundial de las Misiones, Domund, que este año se celebrará el 18 de octubre bajo el lema «Misioneros de la misericordia».
Monseñor Rodríguez ha resaltado también el hecho de que de los 13.000 misioneros repartidos por todo el mundo, más de un centenar fueron ordenados sacerdotes, tres de ellos procedentes de la Diócesis de Toledo, como los de Moyobamba (Perú) y Cienfuegos (Cuba).
En este contexto, el arzobispo de Toledo y primado de España ha comentado que estos obispos misioneros pueden formar parte también de la llamada» marca España» y ha remarcado que, así como otros en otros países, como en Francia, a sus misioneros «los tienen en palmitas», en España «no están muy reconocidos por el Estado» y, en algunos casos, «no tienen ni cobertura sanitaria», ha aseverado.
El arzobispo ha destacado también la «transparencia» que caracteriza a las obras misionales pontificales pues «se garantiza que cada euro recibido se destina a la misión elegida» y ha subrayado también que éstas son unas de las instituciones eclesiales en las que mejor se palpa la universalidad y catolicidad de la Iglesia, porque ésta «supera las naciones y las fronteras».
En la rueda de prensa ha intervenido también el delegado Episcopal de Misiones, Jesús López Muñoz, quien ha resaltado que los 142 misioneros de la Diócesis de Toledo «miran todos los días cara a cara el dolor, la injusticia y la miseria y algunos el propio infierno».
Y «ninguno de ellos, ha continuado, «ha pedido regresar a su país porque está viviendo una situación complicada».
En este contexto, ha pedido la complicidad de los medios de comunicación para «ayudar a la Iglesia a ayudar a esos misioneros», que para llevar a cabo su labor «necesitan infraestructuras, escuelas, capillas, iglesias que les apoyen en la promoción de esas zonas».
Dicho esto, el delegado Episcopal de Misiones ha valorado que la Diócesis de Toledo es la que más aporta a las obras misionales pontificales con 240.047 euros, «un dinero -ha dicho- con el que en España no se arregla ni un tejado pero que en esos países parece estirarse».
Y ha hecho un llamamiento a los laicos para ampliar el número de misioneros que aporta actualmente la Diócesis toledana -tres obispos, 36 sacerdotes, 92 religiosas y 11 laicos- para poder llegar a evangelizar en el único continente del mundo en el que no hay presencia de la Diócesis de Toledo, que es Oceanía, ha dicho.
En cuanto a las actividades organizadas con motivo del Día del Domund, ha destacado que el próximo martes 13 de octubre se sacará el mensaje del Evangelio a las calles toledanas, para informar sobre la acción de los misioneros, con la instalación de sendas mesas petitorias en el Arco de Palacio y en Mercadillo.
También ha realizado una invitación a participar en la Vigilia del Domund 2015, que este año se celebrará en la Parroquia de San Julián (Toledo), el sábado 17 de octubre a las ocho de la tarde.
Por último, Fernando Redondo, de la ONG Misión América, ha remarcado que «el Pueblo de Dios cuando se relaciona con el mundo es misionero» y ha pedido una mayor implicación ciudadana «para que las redes sociales sirvan también de altavoz para transmitir el Evangelio».
«NO SABEMOS CUÁNDO SERÁN ACOGIDOS LOS REFUGIADOS SIRIOS»
El arzobispo de Toledo ha tachado hoy de «deplorable» el espectáculo de los refugiados que vienen de Siria, que «llegarán a ser acogidos en España, pero no sabemos cuándo será».
Y ha agregado que esta situación de los refugiados «se da en todo el mundo, con un testimonio muy claro de acogida a personas que están presionadas, sobre todo por el hambre, por no entrar en lo que llamamos el desarrollo humano y por estar sometidas siempre a unas presiones y carencias que tratan muchas veces los misioneros de paliar».